_
_
_
_
_

Carlos Garrote: “Estar muchos años a la sombra de Craviotto es bastante duro”

El campeón del mundo en el K1-200 deja atrás una temporada complicada y dice que siempre ha tenido que demostrar 200% para que se le reconociera el el cincuenta

Eleonora Giovio
Carlos Garrote, después de ganar el oro en el K1-200.
Carlos Garrote, después de ganar el oro en el K1-200.Tamas Kovacs (EFE)

Carlos Garrote (Zamora, 27 años) acaba de ganar el oro en el K1-200. Ha hecho lo que ningún español había hecho hasta hoy: conseguir Mundial y Europeo en el mismo año. Menos de una hora después de terminar la prueba, ya estaba en las gradas saltando y gritando con sus amigos de Sevilla y Zamora que se han desplazado hasta Montemor-O-Velho para animarle. Lleva la medalla guardada en el bolsillo del pantalón. El móvil lo ha dejado por ahí junto a la mochila. Cada dos por tres le piden un selfie. Atiende a EL PAÍS a la sombra de una carpa. “Venga Carlos, tomate un gin tonic que tienes la boca seca”, le ofrece una chica.

Pregunta. ¿Cómo sientan dos medallas de oro en tres meses?

Respuesta. Es increíble. Asimilamos el Europeo e intentamos mantener la calma porque sabíamos que lo importante era el Mundial, sabíamos que podíamos volver a hacerlo… Ha sido brutal, espectacular. Según crucé la meta escuché el rugido de la grada. Estoy en una nube.

P. ¿Cómo mantuvo la calma después del Europeo?

R. Ha costado bastante, había un ambiente un poco enrarecido que no es lo habitual para mí porque estoy acostumbrado a estar a la sombra del equipo. Poco a poco hemos empezado a asomar la cabeza, hasta que somos campeones del mundo.

P. ¿Enrarecido por las expectativas?

R. Sí, la gente empezó a creer en que se podía y que estaba capacitado y he sentido la presión. Mi entrenador [Luis Brasero] y yo hemos conseguido aislarnos y hemos formado un gran equipo. Esta semana ha sido espectacular, ha ido tal y como la habíamos pautado. Sólo faltaba que yo llegara en el momento exacto y demostrara lo que habíamos entrenado.

P. ¿Y usted cuándo empezó a creérselo?

R. Soy muy negativo para algunas cosas… me lo empecé a creer un poco cuando ganamos el Europeo. Ahí hubo un antes y un después, sabía que tenía algo dentro y mi entrenador estaba convencido de que podía sacarlo. Esa sensación me la transmitió y gané el europeo. Otra cosa era el Mundial… Ha sido increíble.

P. ¿Por qué es negativo?

R. No lo sé. Mis amigos los que me conocen me dicen: ‘ostras Carlos, has dicho algo positivo, entonces es que pinta bien’. Soy muy cauto y realista y prefiero no hacerme ilusiones. Por dentro lo imagino, pero por fuera no lo expreso. Sé que por dentro puedo, pero no lo saco. Esto lo he logrado porque tengo confianza en mí mismo, si no, habría sido imposible.

P. Su entrenador me dijo que después de quedarse fuera del K4-500 tuvo que resetearse deportivamente y psicológicamente. ¿Cómo lo hizo y cómo dejó atrás todo lo malo?

R. Esto nadie lo sabe, me dijeron que estaba fuera del K4-500 dos semanas antes del selectivo del K1-200 y lo primero que hice fue coger el coche y hacerme 500 kilómetros [de Zamora] para ir a ver a mi gente de Sevilla. Estuve cinco días disfrutando de la feria de abril y a la semana y media tenía el selectivo… Tenía a Luis [el entrenador] llamándome todos los días… A la vuelta, en una semana y media, me preparó como pudo porque fue muy duro para mí. Sabíamos que llegábamos con las fuerzas justas. También sabíamos que si ganábamos ese selectivo todo iba a ir a mejor porque a peor ya no se podía. A partir de ahí empezamos a crear una base para creer en esto. Luis es una de las personas a las que se lo debo todo en esta vida, ha hecho realidad mis sueños, va a ser una persona esencial en mi vida y voy a ir con él a cualquier parte.

P. ¿En qué momento su cabeza hace clic?

R. Siempre he tenido que demostrar el doscientos por ciento para que se me reconociera el cincuenta y siempre ha sido difícil convivir con eso. Yo sabía que tenía que demostrar mucho más que otra gente que lo tenía más fácil, pero he ido creciendo. Con 27 años, todo lo que he vivido me ha hecho madurar. Llegar a entrenarme con Brasero ha hecho el resto, me lleva por la línea y nunca me deja salir de ella y eso es esencial para mí. Tener un entrenador tan estricto hace que esté despreocupado del resto. Sólo me preocupo de remar y de hacerlo de forma ideal. La clave del éxito es tener a un maestro como él en la orilla.

P. ¿Lo primero que ha pensado al cruzar la meta?

R. Espero haber ganado… escuché el ruido, miré rápido a Luis y le pregunté si había sido el primero. Me dijo que sí y ha sido cuando he liberado toda la tensión. Me acordé de todos los que han venido a verme y de todos los malos momentos.

P. ¿Llegó a llorar mucho?

R. En el Europeo sí porque me llegó de sopetón. Fue el primer éxito importante después de todo lo que pasé. Todavía creo que no he dado cuenta de este oro mundial, me emocionaré cuando me dé cuenta. Para eso soy un blando… me emociono con todo. Ha sido una temporada perfecta en la que he ganado todo.

P. Empezó con 9 años. ¿Qué lleva a un niño de esa edad a subirse a una piragua?

R. Ver a mi hermano mayor [tiene dos hermanas también y él es el pequeño] que hacía piragüismo. Yo era muy bueno en el fútbol, por mi hermano dejé la pelota y bajé al agua. En Zamora vivo a 200 metros del club, sólo hay que bajar una cuesta. Un día se me ocurrió montar, me gustó muchísimo y descubrí que se viajaba un montón y que lo compartías todo con los amigos. Se me dio bien y mira hasta donde hemos llegado.

P. ¿Qué le ha dado el piragüismo?

R. La felicidad y también mucha tristeza. Cuando empecé con 9 años pensaba: ojalá ser campeón del mundo alguna vez… lo veía lejos. Hoy lo he cumplido. Para llegar hasta aquí he tenido muchas decepciones, ahora toca disfrutar.

P. Salió de ellas.

R. Sí, porque he sido muy cabezota. Siempre he creído que podía, ha habido dificultades, muchas piedras en el camino, me ha costado un montón levantarme, estar muchos años a la sombra de Saúl Craviotto, el mejor piragüista que ha tenido España, es bastante duro. Cada año me lo tomaba como un reto, sabía que iba a ser muy difícil batir a Saúl, nadie lo ha hecho, pero yo cada año tenía la misma ilusión. Y hoy he conseguido ser campeón del mundo.

P. ¿Cómo es un día normal de entrenamiento?

R. Con Luis el trabajo es muy duro y muy estricto, yo que remo 200 metros entreno con la gente del 1000 [Paco Cubelos e Íñigo Peña] y eso ha hecho que yo, que era un chico muy rápido en los primeros cien metros he mejorado a la hora de encarar los metros finales que eran los que se me hacían cuesta arriba. Un día normal me levanto a las 7.30, hago doble sesión mañana y tarde y a la vuelta a la Blume nos toca gimnasio. Estos durante tres días a la semana, los otros días hacemos sólo mañana y tenemos la tarde de descanso.

P. ¿Qué desayuna un piragüista?

R. Yo soy muy básico: proteínas, huevos y sándwich de pavo, leche sin lactosa y cereales integrales.

P. ¿Cómo desconecta?

R. Me gusta juntarme con los míos porque saben cómo quitarme el agobio, es que el piragüismo se tiene que vivir las 24 horas. Cuando se acerca la competición me gusta irme con ellos y que me saquen temas que no estén relacionados con el piragüismo. Cuando estoy con ellos soy feliz, soy otra persona completamente diferente a la que soy en el mundo del piragüismo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_