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El vértigo de Fernando Carro, que está donde quería estar

El atleta madrileño, uno de los favoritos en el 3.000m obstáculos

Carlos Arribas
Fernando Carro, ayer en Berlín.
Fernando Carro, ayer en Berlín.CHRISTIAN BRUNA (EFE)

Finalmente, a los 26 años, Fernando Carro está donde siempre había querido estar, y siente vértigo, como quien se monta en la montaña rusa y maldice por haberse atrevido a hacerlo mirando con envidia a los que en el suelo no vuelan, y luego exulta feliz por haberlo hecho, y por experimentar la felicidad de la adrenalina.

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“No es miedo. Es responsabilidad. Es que estoy tan bien... Es estar preparado para todo tipo de carreras y que solo haya una”, explica el atleta de Suances-Canillejas, un barrio de Madrid que llega en su mejor forma al gran objetivo más alcanzable para un obstaculista, un Campeonato de Europa. “Si pudiera correrla tres veces me encantaría”.

Solo habrá una final de 3.000m obstáculos, hoy a las 21.20, y Carro, que llega con su mejor marca de siempre (8m 19,30s) se las tendrá que ver con el favorito de siempre, el tricampeón francés Mekhissi (8m 16,97s esta temporada).

Carro, que se entrena en Madrid con Arturo Martín, el técnico de Arturo Casado, su ídolo, ha oído que el francés, que doblará con 5.000m, no tiene muy buena cara, que no es el invencible de siempre, y ello alienta su corazón, ya bastante acelerado, pues es un atleta al que se le podría llamar “apasionado”.

“Caí en los obstáculos porque cuando era cadete hubo una competición de apoyo a Daniel Guzmán, Pegasito, un triatleta muy bueno del barrio que murió poco después de cáncer de piel, y como no me dejaban correr distancias largas me apunté al 1.500m obstáculos. Y un poco más y bato el récord de España en mi primera carrera...”, recuerda Carro, quien también encontró en la prueba de los obstáculos y la ría, un parecido a las carreras que echaba de pequeño en su barrio duro. “No estaba a gusto ni en casa ni en la calle. Me hice amigo de un chaval marroquí para estar más protegido en las calles, pero o nos perseguían los quinquis o los neonazis... Siempre corriendo. Y esa forma anárquica de la calle se me pegó y así corro en la pista, un poco despendolado, de acá para allá, pero siempre muy bien”.

Carro, participante en los Mundiales de Pekín 2015 y olímpico en Río, conoció la dureza del atletismo en 2017, cuando no tuvo ni beca ni club y dudó de si podría seguir siendo profesional. “Volví a partir de cero y aquí estoy, mejor que nunca”, dice, feliz por llegar a su momento, pero quizás no tanto como por otro logro que le emociona. “Viniendo de donde venía logré entrar en la universidad, y voy aprobando... Estoy orgulloso de ello, de verdad, y no pararé hasta ser profesor. Quiero ayudar a todos los chavales”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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