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La pista azul de Bolt abruma a los ‘sprinters’ españoles

Ni Chinedu ni Rodríguez ni Ekobo logran clasificarse para las semifinales de los 100m lisos

Carlos Arribas
El atleta español Aitor Same Ekobo (d), en su serie de 100m.
El atleta español Aitor Same Ekobo (d), en su serie de 100m.SRDJAN SUKI (EFE)

El atletismo español, oficialmente el nuevo paraíso de la velocidad, no tendrá ningún atleta en semifinales de los 100m. No es paradójico. Es histórico. Es la primera vez que esto ocurre desde Múnich 2002, lo que no dejó exactamente satisfechos a los tres atletas eliminados en unas series de calificación en las que no participaron los 12 mejores del año, ya de oficio en semifinales. A todos les queda la esperanza consoladora del relevo corto, con el que sueñan.

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“Qué injusto el proceso de dar el pase a algunos”, dice Ángel David Rodríguez (10,55s), el veterano mostoleño que no había fallado en ninguna semifinal en los últimos cinco Europeos. “Se rompe el principio de justicia e igualdad, básico en el atletismo”.

Patrick Chinedu Ike (10,54s) y Aitor Ekobo (10,51s) no estaban para tanta filosofía. Ambos debutaban con la camiseta de la selección absoluta y, quizás abrumados por el peso escénico de la pista azul de Berlín —la misma en la que Usain Bolt dejó hace nueve años los récords del mundo de 100m y 200m en 9,58s y 19,19s, respectivamente, allá donde algún humano tardará mucho en volver a llegar— y por el peso monumental del falso estilo griego del Estadio Olímpico construido por Hitler para los Juegos del 36 y para el brillo de Jesse Owens, no se acercaron a los 10,16s, la mejor marca en la vida de ambos, con que triunfaron en los nacionales de Getafe hace una semana.

Para Ekobo, de 21 años e hijo de un taxista madrileño que se entrena en Fuenlabrada y ha sido campeón de España de todas las categorías de edad ininterrumpidamente desde los 14 años, la serie fallida por la calle 1 de la pista a pleno sol berlinés era simplemente la primera de una carrera en la elite que no ha hecho más que comenzar.

Chinedu, de 34 años, estaba inconsolable. La carrera era una prueba mucho más importante para él. Aunque lleva viviendo en España desde hace 12 años, cuando emigró a Valencia desde Nigeria para entrenarse con Rafa Blanquer en 2006 siguiendo la senda abierta por Glory Alozie y Josephine Onyia, el sprinter africano no logró la nacionalidad española hasta 2017, y la autorización para ser parte de la selección nacional solo llegó el viernes pasado, cuando se había cumplido un año de su pasaporte. “Quería haber hecho una gran carrera para agradecer a todos los que han confiado en mí y me han permitido correr con España”, dice Chinedu, quien compitió con Nigeria por última vez en 2012. “Pero entre la calle 1, en la que no me gusta correr, y la gastroenteritis que me aquejó esta mañana, no he estado donde debía. Pero para el relevo, sí; en el relevo será otra historia”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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