Michael Andrew, la nueva estrella solitaria
Entrenado por sus padres, el nadador de 19 años brilla en los campeonatos de EEUU y apunta a firme sucesor de Phelps
Cuando Michael Phelps se retiró de las piscinas tras los Juegos Olímpicos de Río 2016, una de las incógnitas que sobrevinieron fue el tiempo que pasaría para volver a ver un todopoderoso velocista acuático como él. Apenas dos años después, en los campeonatos de natación de Estados Unidos, ha surgido el nombre de Michael Andrew, un chico de Kansas que con 19 años derrotó a la actual figura de su país, el medallista olímpico Caeleb Dressel, en los 50 metros libres y mariposa, además de colgarse el oro en los 50 y 100 metros braza.
La ascensión de Andrew a lo más alto de la natación estadounidense no ha sido del todo inesperada. Ingresó a la esfera profesional a los 14 años, impulsado por sus padres, dos inmigrantes sudafricanos. Desde entonces ha roto más de 70 marcas en categorías infantiles y juveniles, más que las conseguidas por cualquier nadador en la historia, incluido Phelps. Sin embargo, su camino no ha sido el de cualquier deportista de élite estadounidense. En vez de seguir la hoja de ruta norteamericana del alto rendimiento, que incluye formar parte de los equipos colegiales y universitarios antes de dar el salto profesional, a Andrew lo han entrenado sus propios padres, que también han gestionado su carrera.
Este método de preparación le ha valido críticas y aplausos a partes iguales. En una entrevista con la asociación USA Swimming durante los campeonatos nacionales, una presentadora le preguntó a Andrew si no le agradaría tener compañía durante sus sesiones de trabajo. “Me gustaría si tuviera un programa de entrenamiento tradicional”, respondió. “Pero de la manera en que me preparo, todo es tan específico y basado en el tiempo que, esencialmente, mis compañeros son mi cronómetro y mi padre”.
En busca del récord en todas las variedades de 50 metros
La mentalidad de Michael Andrew es tan competitiva que cuando su padre se acercó a felicitarle por la victoria en los 100 metros braza durante los campeonatos de Estados Unidos, en los que detuvo el reloj en 59,38 segundos, el joven nadador se reprochó: “Pude hacerlo más rápido”.
Bajo ese mismo rigor autoimpuesto, Andrew se ha fijado una meta inédita en su disciplina: registrar el récord mundial en los 50 metros de los cuatro estilos (libre, espalda, mariposa y braza). “Hay gente que quiere ser atleta de una sola brazada, pero yo quiero hacerlo en todas”, aseguró a la asociación USA Swimming en los recientes campeonatos nacionales.
Sus mejores registros en 50m en contraste con las plusmarcas actuales son: 21,69s en libre contra 20,91s de César Cielo; 22,93s en mariposa contra 22,27s de Andriy Hovorov; 24,59s en espalda contra 24,04s de Liam Tancock; y 26,84s en braza contra 25,95s de Adam Peaty.
En palabras del joven nadador, su preparación está enfocada en la velocidad y en los requisitos de cada competición. La falta de compañeros la sustituye con sus propios registros como metas a romper. “Yo mismo me empujo a mejorar esos tiempos”, detalló a USA Swimming. Además explicó que desde el momento en que conoce el orden de las pruebas de cada torneo, organiza sus prácticas con la misma cronología con que competirá en cada estilo. “De esta manera”, dijo; “mi cuerpo se acostumbra a ese orden de eventos, a la velocidad y al ritmo”.
Pero a Andrew no le distinguen únicamente sus logros deportivos. Mientras que su padre, exmilitar de la Armada de Sudáfrica, es el encargado de entrenarle, a su madre le ha correspondido gestionar sus contratos. De su mano, su hijo goza del patrocinio de la empresa de suplementos alimenticios P2Life desde los 14 años, un acuerdo histórico en Estados Unidos por la edad que tenía Andrew entonces y que definió su profesionalización. “Sigue siendo natación, no cambia nada para nosotros, excepto que recibimos algunas cosas gratis”, le dijo su padre en aquel momento al sitio especializado Swim Swam. A esto se suma el contrato que firmó con Adidas en 2015, sin tener en su palmarés más que títulos nacionales. En comparación, Phelps no consiguió su primer patrocinio —con Speedo— hasta los 16 años, cuando ya era poseedor de varias plusmarcas olímpicas y mundiales.
De momento, el principal obstáculo que puede interponerse entre Andrew y el legado de Phelps es la presión que el joven nadador pueda resistir, no solo ante las expectativas que ha ido creando, sino a las suyas propias y a las de sus padres. Andrew es el proyecto familiar desde pequeño, cuando su padre construyó una piscina a unos pasos de su hogar en Kansas y comenzó a adiestrarlo en la natación. El peso de esta responsabilidad pudo verse al concluir una de sus victorias en los campeonatos nacionales: Andrew rompió a llorar. “Me pongo mucha presión a mí mismo y estaba muy emocionado cuando gané”, le confesó a USA Swimming. Aun así, reafirmó que tiene clara la línea que el destino parece marcarle y no renegó de ese panorama ni de sus formas: “Ha sido un largo camino hasta aquí, pero ha sido divertido. Hemos tenido una retroalimentación muy interesante del mundo de la natación, pero estoy muy contento de lo que he conseguido y muy entusiasmado por el futuro”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.