El propietario del torneo de tenis de Madrid amenaza con llevarlo a Alemania o Rusia
El rumano Ion Tiriac exige al Ayuntamiento de la capital que se construya una nueva pista para 10.000 personas en los alrededores de la Caja Mágica y que asuma la subida anual de los premios a los tenistas
El futuro del Mutua Madrid Open en la capital española es cada vez más incierto. A la amenaza de su presidente hace dos meses —"no queremos que este torneo se politice", afirmó el francés Gerard Tsobanian durante un desayuno informativo— se suma ahora otra todavía más directa. La noche del jueves, el propietario del evento, Ion Tiriac, aprovechó su estancia en París para reunir a un grupo de enviados especiales españoles y trasladar un mensaje que pone en entredicho su continuidad en la Caja Mágica.
El rumano, de 79 años, fijó el 1 de agosto como límite para que el Ayuntamiento responda a una serie de exigencias, entre las que destaca la construcción de un nuevo estadio con capacidad para 10.000 espectadores.
A pesar de que el vínculo entre el torneo y el Consistorio finaliza en 2021, las posturas están distanciadas y el multimillonario solicita una respuesta inmediata. Tiriac pide una nueva pista en los alrededores de la Caja Mágica para poder ampliar el aforo, aunque, especificó, sin la necesidad de que sea cubierta. Además, el rumano quiere que el Ayuntamiento asuma cada año el incremento del porcentaje que se aplica a los premios concedidos a los tenistas, que este año fue del 15% y, dijo Tiriac, probablemente se incremente hasta el 30%.
Sin ambages, el propietario del torneo —uno de los nueve Masters 1000 del circuito internacional— explicó que si el Gobierno municipal no admite su propuesta se lo llevará a otra ciudad y ofreció dos posibilidades. La primera, Alemania, con las opciones de Múnich y Berlín; y la segunda, Rusia. Allí, aseguró, dispondría del capital suficiente para levantar un nuevo evento, que en el caso de Alemania supondría recuperar un Masters 1000, dado que Madrid sustituyó a Hamburgo en 2002. Tiriac lo trasladó al Rockódromo de la Casa de Campo y posteriormente emprendió el proyecto de la Caja Mágica, en 2008.
Cabe recordar que la alcaldesa, Manuela Carmena (Ahora Madrid), anunció el pasado 22 de mayo que negociará el nuevo convenio del Mutua Madrid Open con una reducción de dinero público de 1,9 millones. Actualmente, Madrid invierte 11 millones de euros en el torneo, frente a los 8,5 que concedía a su llegada. Luego, con la integración del torneo femenino (2009), elevó la cifra a 12 millones y más tarde los rebajó de nuevo a 11. Según los organizadores, el retorno económico para la ciudad ronda los 100 millones de euros cada año.
El Ayuntamiento: “Nos reuniremos en breve”
Este viernes, el Consistorio evitó comentar oficialmente las palabras de Tiriac. Si bien, tras explicar que su intención de aplazar el debate sobre la renovación del convenio para después de las elecciones de mayo de 2019, el ejecutivo corrigió su postura y defendió que el certamen se quede en la capital. La coalición de Ahora Madrid aboga por mantener reuniones "en breve" con los organizadores y los partidos de la oposición, PSOE, PP y Ciudadanos. Espera así alcanzar un acuerdo de largo plazo que involucre a todas las formaciones políticas.
La polémica sobre la continuidad del Open saltó a primera línea de la actualidad después de que los ediles Carlos Sánchez Mato y Celia Mayer y la exdirectora de Madrid Destino, Ana Varela, empresa pública organizadora del torneo, interpusieron una denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción sobre los convenios firmados por Gallardón y Botella (ambos del PP) con Tiriac. En su acusación, los ediles argumentaron que existían "indicios" de malversación y prevaricación de caudales públicos.
La denuncia se registró a espaldas de la alcaldesa, quien tildó esa actuación de "error". Los jueces la archivaron en el pasado mes de marzo, aunque falta por saber si prospera la investigación contra Mato y Mayer, después de una querella del PP, por presunto delito societario y malversación. Ambos ediles fueron citados a declarar en el pasado otoño.
