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La autopsia de Goolaerts confirma que el ciclista belga falleció por un accidente cardíaco

La fiscalía francesa asegura que le harán más pruebas para detectar si ingirió alcohol, droga o estupefacientes

El ciclista belga Michael Goolaerts, en una foto de archivo.
El ciclista belga Michael Goolaerts, en una foto de archivo.V. WILLEMS (Europa Press)

Michael Goolaerts murió en directo en la televisión, por delante de millones de telespectadores, que lo descubrieron al mismo tiempo desde Francia, Bélgica, España o incluso desde Colombia, cuando ya estaba yaciendo al suelo, los brazos recogidos sobre su pecho, en un tramo de adoquines que nunca hubieran visto hace más de tres años, cuando la Paris-Roubaix todavía no se retransmitía en directo en su recorrido completo. Tenía 23 años y el futuro por delante, pues participaba por primera vez en su vida al llamado Infierno del Norte, uno de los cinco Monumentos ciclistas de la temporada, que quería casi más que su propio Tour de Flandes, la otra gran carrera de las piedras, en el que se estrenó un año antes escalando el Muro de Gramont escapado.

Goolaerts fue hallado inanimado en las cunetas del tramo de adoquines que une las localidades de Vesly y de Briastre, cerca de la ciudad de Cambrai, en el norte de Francia. Horas después, falleció rodeado de su familia en el hospital de Lille, donde había sido trasladado en helicóptero. Todo apuntaba a que había sido la victima mortal de accidente cardiaco, pues en las imágenes de un videasta aficionado se le vio perder el control de su bicicleta sin arrastrar a ningún otro ciclista en su caída, pero nadie lo podía certificar hasta este miércoles, cuando el fiscal de Cambrai, Rémi Schwartz, confirmó la desgracia tras recibir las conclusiones del Instituto de Medicina Legal de Lille, al que ordenó practicarle una autopsia al cadáver del joven ciclista.

"Fue el mareo lo que le causó la caída y no al revés. Sufrió un ataque mientras estaba en su bicicleta, su corazón se paró y no pudo evitar irse al suelo", explicó el magistrado que lleva a cabo la investigación de un trágico accidente que sucedió en la vía pública durante un acontecimiento deportivo de gran tamaño como es la París-Roubaix, con decenas de miles de espectadores. "Sin embargo, no tenemos aún explicaciones sobre el origen de este ataque cardiaco", matizó el fiscal. Schwartz aseguró que quiere establecer la verdad sobre el desplome en directo de Goolaerts, que se le realizarán más pruebas médicas y que se analizará especialmente la presencia de alcohol, droga y estupefacientes en los restos de su cuerpo.

Sin embargo, el caso anterior de Daan Myngheer invita a la prudencia. Myngheer sucumbió en condiciones muy similares hace dos años, mientras competía en la primera etapa del Critérium Internacional en Córcega. "Nos dijo que no se sentía bien y enseguida se puso a titubear en la carretera", cuenta a este diario Daniel Verbrackel, el mánager de su exequipo, el Roubaix-Lille Métropole, de tercera categoría profesional. La fiscalía de Ajaccio abrió una investigación poco después de su ataque cardiaco, pesquisó el hotel del equipo, pero renunció a realizarle una autopsia al día siguiente de su fallecimiento declarado, el cual ocurrió tres días después de que perdiera el conocimiento, cuando su vida soló pendía de un hilo, el de los monitores del hospital de Ajaccio.

Myngheer se había estrenado en el pelotón profesional un año antes, en el Veranda’s Willems, la misma estructura a la que pertenecía Goolaerts. En el momento de su fallecimiento, su entrenador personal era Kristof de Kegel, el mismo preparador belga con el cual trabajaba Goolaerts hasta el pasado domingo. "Esto parece tan irreal", afirmó el que ejerce también de segundo director deportivo del Veranda’s Willems en declaraciones recogidas el lunes por la agencia de noticias Belga. Goolaerts es el tercer ciclista que entrenaba en perder la vida, tras Antoine Demoitié, arrollado por una moto en la Gante-Wevelgem, en la localidad de Sainte-Marie-de-Cappel, también en territorio francés, al día siguiente de Myngheer, el 27 de marzo del 2016. Terrible fatalidad. "Nunca se recupera de eso. Espero que sea todo ahora. Es un drama para los padres, la familia y el equipo. No entiendo cómo puede pasar eso, que así se haya dejado la vida un corredor tan joven", manifestó.

"Esta no es una investigación criminal, sino una investigación que busca, cuando las circunstancias de una muerte son inexplicadas, lo que es el caso cuando un joven de 23 años muere casi de repente, dilucidar las circunstancias sin presumir la existencia de infracciones", especificó el fiscal Schwartz el lunes. En noviembre pasado, Michael Goolaerts había pasado con éxito las pruebas médicas, una ecografía y un test de esfuerzo, a las que se somete cada ciclista del pelotón profesional antes de iniciar la temporada, según apuntó la prensa belga. No tenía antecedentes cardiacos, según su entorno.

El pelotón de la Flecha Brabanzona, a la que participaba el Veranda’s Willems, le rindió homenaje este miércoles al observar un minuto de silencio en su recuerdo antes de disputarse la carrera belga. Wout Van Aert, su amigo y líder en el equipo dirigido por Nick Nuyens, un excorredor entre 2003 y 2014 que tuvo que parar su carrera tras detectarle una arritmia en el corazón, resumió el sentimiento general de desconcierto que reina en el pelotón belga, especialmente afectado últimamente por el fenómeno de muertes súbitas, después de Rob Goris en 2012 y Frederiek Nolf en 2009, ambos hallados muertos en una habitación de hotel en el contexto de una carrera. "Reza el eslogan de la París-Roubaix que ‘El Infierno del Norte lleva al paraíso. Hoy no sé qué pensar de ello", escribió en una carta abierta.

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