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España pierde el dobles e invoca a la épica

Feliciano y Marc López acarician la remontada contra Struff y Puetz, pero se quedan cortos (6-3, 6-4, 3-6, 6-7 y 7-5, en 4h 40m) y los de Bruguera, 2-1 abajo, deben ganar los dos duelos individuales del domingo

Alejandro Ciriza
Struff y Puetz celebran la victoria, este sábado en Valencia.
Struff y Puetz celebran la victoria, este sábado en Valencia.J. M. Fernandez de Velasco

Era Valencia, pero podía haber sido Múnich, Berlín o Düsseldorf, porque si uno miraba al cielo encontraba un capote gris y el termómetro apenas llegaba a los diez grados. Luego, por si fuera poco, al escenario se incorporó la llovizna y un viento frío que todavía acomodaron más a la pareja alemana, confortable e inspirada, como si la eliminatoria transcurriera en casa. Pero no, era Valencia, una Valencia con una climatología tan destemplada que durante un buen rato, demasiado, contagió al equipo español, ahora en un buen lío porque Feliciano y Marc López cedieron en el dobles contra Jan-Lennard Struff y Tim Puetz (6-3, 6-4, 3-6, 6-7 y 7-5, en 4h 40m) y, por lo tanto, 2-1 abajo, solo cabe invocar a la épica para alcanzar las semifinales.

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En un día de perros, la Plaza de toros se transformó en una montaña rusa de emociones y suspiros, porque lo que comenzó de una forma acabó de otra completamente distinta. Alemania arrolló en los dos primeros parciales, pero luego encontró respuesta y España estuvo a punto de voltear un pulso completamente loco, partido por la mitad. Al final pesó más la linealidad de los visitantes, competitivos de principio y a fin, y el desacierto del dúo español en las oportunidades de quiebre: dos de 20. Feliciano y Marc estuvieron sin luz hasta que no se vieron acorralados; la reacción fue brava, formidable para el espectáculo, pero llegó tarde y se quedó corta.

Los antecedentes ya decían que entre los dos alemanes había buena química, a pesar de haber actuado juntos solo dos veces en la Copa Davis, pero la mezcla entre Feliciano y Marc en esta competición no termina de funcionar: tres partidos, tres derrotas. Esta vez hubo un desequilibrio pronunciado desde el principio, porque las raquetas españolas despertaron perezosas y en los dos primeros parciales Struff y Puetz se impusieron por tierra mar y aire. El segundo aportó todo el oficio del doblista, sin lagunas, y el primero fue un verdadero martirio porque sus casi dos metros (1,97) son de lo más engañosos. Tiene un mazo Struff, palanca y brazos larguísimos para tapar cualquier agujero; pero es que además tiene muñeca, como su compañero, y entre los dos barrieron la red con solvencia y achicaron espacios como pulpos.

Un revés paralelo precioso, profundo y combado, abrió la primera fuga de agua en el cuarto juego del partido. Confirmado el primer break, los alemanes fueron imponiendo su buen hacer y abrieron una brecha considerable, mientras que Marc y Feli carburaban a trompicones y sufrían para retener a duras penas cada turno de saque.

Vaivén anímico: del posible 3-0 al 2-2... y decepción

Aunque a Boris Becker le daba por bailotear al compás de la charanga, se palpaba cierta pesadumbre en el ambiente. “¡Dale al largo!”, gritó un espectador, cansado del martilleo constante de Struff. Mientras, el padre de Rafael Nadal, Sebastià, no paraba quieto e iba todo el rato de un asiento a otro, y su hijo analizaba con David Ferrer desde el banquillo; protegidos, los dos, con abrigos porque Valencia bien podía ser Hamburgo o Gelsenkirchen, porque de la primavera ni rastro este sábado. Se respiraba cada vez más tensión y la cosa se ponía fea. Sin embargo, el dúo español no se inclinó del todo y de la oscuridad se escapó un rayo de luz en el tercer parcial, en el que España arañó un break imprescindible para alargar la tarde.

Solo vale la heroica. A esta se la espera, no queda otra: eso o nada

La resistencia tuvo premio. Desde el banquillo, Nadal enchufó al personal, levantándose como un resorte y agitando los brazos, resoplando de los nervios, llamando a esa eterna aliada suya que es la épica. Y esta, a pesar de que hacía un día tan desapacible, decidió salir de casa y reanimar a los dos españoles. Feliciano desenfundó la derecha y Marc, el pequeño gran estratega, se reorientó para darle mucho más sentido al juego. Con la munición a punto lograron el primer break, en el tercer set, contrarrestado con otro de los visitantes; después, en la muerte súbita, empezaron a remolque (0-2), pero reajustaron y España (7-4) igualó el electrónico, inclinando anímicamente el partido a su favor.

Alemania había estado a solo dos puntos de llevarse el gato al agua y recibió un fuerte impacto, pero no se descompuso. Aguantó el empuje atmosférico en el quinto parcial y dio la punzada definitiva con una última rotura, para 6-5, que redondeó en el servicio posterior. Ahora a España solo le vale la heroica. A esta se la espera, no queda otra: es eso o nada. Ganar y ganar, sin el más mínimo margen de error. Primero (11.00, Teledeporte) intervendrá Nadal contra Alexander Zverev, un prodigio aún con todo por demostrar, y luego procedería en el quinto partido David Ferrer, derrotado en la apertura de la serie. Complicado, pero no imposible.

FELICIANO: “ES UNA DE MIS DERROTAS MÁS CRUELES”

Después de una jornada muy intensa, el equipo español se mostraba dolido, pero en cualquier caso todos sus componentes remitieron a los dos partidos individuales que restan. España tuvo cerca el punto del dobles, pero pagó el mal inicio y ahora compite a remolque en la serie.

“Son partidos difíciles de explicar. De 100 ganaríamos 99, excepto este…”, expuso el capitán, Sergi Bruguera. “Feli y Marc han sido valientes y estoy súper orgulloso de ellos. Duele y da rabia, pero te quedas con la sensación de que has hecho lo que tocaba en cada momento”, defendió el entrenador. “No tengo absolutamente nada que objetar. Se puede remontar. Vamos perdiendo 2-1, pero tenemos dos jugadores espectaculares como Rafa y David, que están preparados para darlo todo. A ver qué pasa mañana”, concluyó.

“Ha sido una de mis derrotas más crueles en la Copa Davis”, admitió Feliciano López. “En esta competición las dinámicas sin difíciles de cambiar. Hay momentos en los que todo va de cara y otras en las que no hay manera. Hoy hemos sido capaces de darle la vuelta y por eso da tanta rabia perder un partido como el de hoy. Perder en el quinto set, después de cinco horas de partido, habiendo tenido el valor que hemos tenido para darle la vuelta…”, lamentó el toledano, que a principios de semana sufrió un proceso gripal.

Por su parte, Marc López se expresó en la misma línea, al considerar que España se quedó muy cerca del objetivo. “Ellos han jugado mucho mejor los dos primeros sets. Después hemos empezado a jugar mejor y mejor, luchando, y lo hemos logrado, pero nos vamos tristes por haberlo intentado y habernos ido sin el premio de la victoria. Pero esto es tenis”, señaló el catalán.

Previamente, por la mañana, Carlos Moyà respondió a los enviados especiales a Valencia en el exterior de la plaza. Preguntado sobre si Nadal podía haber disputado el dobles, fue muy explícito: “Hubiera sido una locura que Rafa hubiese jugado aquí tres partidos. Estando al cien por cien tal vez, pero después de lo de Acapulco pensábamos que no podría venir a la Davis; luego creímos que podría jugar uno, y al final van a ser dos. Contra Zverev será duro, porque tiene un potencial tremendo, pero de 105 partidos al mejor de cinco sets, Rafa ha ganado 103. Debemos agarrarnos a esto”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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