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Al Baskonia se le hace largo el partido en Estambul

El Fenerbahçe resuelve al final después de una brutal caída brutal tras un mate del jugador de Nunnally, trasladado a un hospital

Janning lanza ante Jason Thompson.
Janning lanza ante Jason Thompson.TOLGA BOZOGLU (EFE)

Se cayó Nunally, cuello contra el parqué, tras resbalarle las manos en el aro y el dolor se expandió por cada uno de los cuellos que había en el pabellón y frente a las pantallas del televisor. Son de esos dolores colectivos que hielan el cuerpo. El jugador fue trasladado a un centro hospitalario, consciente y con el cuello inmovilizado por un collarín. El partido no pasó a segundo plano desde entonces, pero sí tuvo un carácter subsidiario del dolor, casi siempre más fuerte que la alegría.

FENERBAHÇE, 79; BASKONIA, 74

Fenerbahçe: Mahmutoglu (0), Guduric (18), Muhammed (3), Melli (9), Thompson (12) –equipo inicial-; Wanamaker (16), Sloukas (4), Nunnally (5), Vesely (9), Guler (3), Duverioglu (0) y Datome (0).

Baskonia: Marcelinho (2), Janning (10), Garino (2), Poirier (6), Shengelia (15) –equipo inicial-; Vildoza (3), Timma (10), Voigtmann (11), Beaubois (4), Diop (0), Granger (7) y Kevin Jones (4).

Parciales: 18-22, 18-16, 27-21 y 16-15.

Árbitros: Pukl (Eslovenia), Radovic (Croacia) y Zamojski (Polonia).

Ulker Sports de Estambul. 11.392 espectadores. 16ª jornada de la Euroliga.

Definitivamente, el Baskonia está fuera de distancia. El exceso de kilómetros de viaje, de minutos (por culpa de tantas lesiones) es directamente proporcional a la falta de aliento para llegar a la meta y a los errores malditos que le condenan cuando parece que acaricia la salvación. Se le pinchan los brazos y le tiemblan las manos, los tiros se quedan cortos (sinónimo de cansancio) y los rivales del primer nivel acaban conduciéndole a un abismo a veces inmerecido. El Fenerbahçe de Obradovic (actual campeón) le venció (79-74) en el último cuarto tras vivir mucho tiempo a remolque del conjunto baskonista, al que le faltó el tiro exterior, —esta vez los triples parecían nubes ligeras que a veces no alcanzaban ni el aro— para agudizar su autoridad. Y Le faltaron tiros libres.

Vale que Obradovic es Obradovic y tiene la condición de santísimo en el baloncesto europeo, pero que el Fenerbahçe alcanzase el descanso con solo cuatro faltas personales en su haber dice más de la elegancia arbitral que de la del conjunto turco. Pedro Martínez, técnico del Baskonia, respondió con ironía: “Nosotros tenemos muy buenos lanzadores de faltas y, la verdad, nos gustaría mucho poder verlos en acción”. Ironía en el descanso tras un mosqueo soberbio con los árbitros durante el segundo cuarto. Por momentos, su gesto daba miedo. Los árbitros corrigieron su argumentario y las faltas en la segunda mitad se compensaron, un cambio de criterio que el público aguantó a duras penas.

Aun así, el Baskonia, al amparo de una actuación coral, pero casi siempre liderada por Tornike Shengelia, turnando a su lado a Voigtmann (ni un segundo contra el Real Madrid) y Poirier (la presencia de Diop fue testimonial, empeñado en la pelea más que en la defensa, cabecita loca). El Fenerbahçe no encontraba a sus mejores nombres. Datome se comió un rosco en el partido, Sloukas solo apareció al final, Vesely era un sí es no, Guler vivía en el reino de la confusión. Incluso el base Wannamaker tuvo un errático primer cuarto, pero cuando arrancó, le faltó autopista para dirigir, ordenar, asistir y anotar. Thompson y el serbio Guduric les ayudaron en el asunto para favorecer la resurrección del equipo de Obradovic.

Y entonces llegó el gran susto. Nunnally culminó un mate tras un robo, se colgó del aro con la mala suerte de que las manos se le resbalaron, cayó de espaldas, dio la vuelta en el aire y golpeó con el cuello en el parqué. Nunca el Ulker Arena vivió un silencio tal. Miedo a la tragedia. Al final, una imagen saliendo por uno de los pasillos en camilla, permitió ver al alero estadounidense, mover la cabeza y tener los ojos abiertos. Comenzaba otro partido, el que se juega sin el nudo en la garganta.

Un último cuarto con cuatro puntos a favor del Fenerbahçe y una salida horrorosa del Baskonia que concedió dos rebotes ofensivos en la misma jugada al equipo turco (siempre ganó en esa faceta y la del lanzamiento exterior). Eso unido a una antideportiva de Marcelinho acabó llevando la ventaja turca a los 10 puntos (73-63). Cuando todo parecía perdido, las circunstancias quisieron que el Baskonia reaccionase y alcanzase un 76-73 esperanzador. Y entonces llegaron los errores, los kilómetros de viaje, los tiros cortos, el cansancio, las lesiones, y todo cosido dio por resultado un zurcido chabacano. Robo magnífico del Baskonia en el fondo de la pista, bombita fallada por Beaubois, rebote increíblemente fallado por Poirier, dos puntos que acaban siendo del Fenerbahçe y el partido se queda donde quizá nunca debió quedarse.

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