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El Barça blinda los contratos para evitar la fuga de talentos en La Masia

El club sube las cláusulas de rescisión de sus jugadores del fútbol base por encima del tope de tres millones fijado hasta ahora

Jordi Quixano
Jordi Mboula, en 2015, con la camiseta del Barça.
Jordi Mboula, en 2015, con la camiseta del Barça. VI-Images (VI-Images via Getty Images)

En la ciudad deportiva azulgrana hay bastante trasiego de agentes durante estas semanas porque el área deportiva ha decidido ascender las cláusulas de rescisión de los futbolistas de La Masia, que desde juveniles estaban en tres millones de euros porque así lo recomendó el departamento jurídico después de estudiar la proporcionalidad con el sueldo, dado que si el precio es demasiado alto se puede denunciar a la FIFA y tumbar dicha cláusula. “Pero esto no es un problema para Inglaterra porque a cada año que pasa se lleva a varios jugadores más de la cantera”, lamentan desde el Barcelona; “es injusto y perjudicial para nuestro fútbol”.

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La Premier, que vive en su propia burbuja económica gracias a los ingentes ingresos televisivos, ha subido los precios y ya no es extraño que sume futbolistas extranjeros menores de edad en sus escuelas de formación. Por lo que el Barcelona pretende protegerse aumentando las cláusulas de los futbolistas. Intenta evitar casos como el de Jordi Mboula, el extremo de 18 años por el que el Mónaco pagó tres millones el pasado verano. O el del central del juvenil azulgrana Eric García, de 16 años, por quien el Manchester City abonó 1,7 millones de euros. El club finalmente consiguió asegurarse la continuidad del lateral Mateu Morey, al que pretendía el Bayern Múnich, y que recientemente se ha proclamado subcampeón del mundo sub-17 con la selección española.

El problema que se están encontrando en las oficinas del Barcelona, en cualquier caso, es que los jugadores reclaman más sueldo para subirse la cláusula de rescisión. Del mismo modo, no es lo mismo si se trata de un juvenil —que sí cobra un sueldo— que de un infantil o un cadete. Resulta que un menor de edad no percibe un salario sino que tiene compensaciones económicas (transportes, becas estudiantiles, viajes de padres…), por lo que es más complicado establecer la cláusula. Es por eso que el club intenta tener calculada la inversión que hace en los jugadores —por edades y categorías— de los costes directos (sueldo entrenador, instalaciones…) y de los indirectos, como las variables del juvenil División de Honor que juega la Youth League y tienen más gastos.

El Mónaco pagó tres millones para llevarse del Barça a Mboula y el Manchester City, 1,7 por Eric García

Hace unos años, el club azulgrana intentó incluir un apartado en los contratos de los jugadores en que los padres fueran los responsables en el caso de que se marchara su hijo; una artimaña para que pagaran dinero —o al menos para que no se marcharan con toda la libertad del mundo, como sucede ahora— pero que no pasó el corte judicial porque les hicieron ver que pasaban la obligación al niño a través de los padres, y cualquier menor de edad y su familia pueden decidir dónde realizarse como persona. El club está estudiando un nuevo sistema de financiación contractual, sobre todo en esos casos de jugadores que consideran que pueden llegar al primer equipo.

Por el momento no hay respuestas absolutas y se presupone que en abril el departamento jurídico ya tendrá los nuevos modelos contractuales para no perder a más futbolistas, explican. Aunque no se ve una solución clara porque Inglaterra paga más y cada chico puede escoger su futuro, más allá de la compensación económica de la cláusula y también de los derechos de formación, regulados por la FIFA, que van de los 10.000 a los 90.000 euros por año, dependiendo de la categoría y gastos de formación —se prorratea—, y se paga desde los 12 a los 21 años.

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