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Borges: “Costa Rica es un país de gente feliz”

El centrocampista tico, que capitanea este sábado a su selección contra la española, diserta sobre el carácter de su pueblo y el fútbol como forma para expresarlo

Celso Borges en acción
Celso Borges en acciónTim Clayton - Corbis (Getty Images)

El padre, Alexandre Guimaraes, nació en Brasil, pero con doce años se mudó a Costa Rica para seguir a su progenitor, un médico destinado allí a principios de los setenta por la Organización Mundial de la Salud para trabajar en la erradicación de la malaria. Tomó el camino del balón y representó a su país de adopción en su primer Mundial, el de 1990. Luego dirigió a la selección en el de 2002. El hijo participó en el de 2014 para quedarse a una tanda de penaltis de las semifinales. Ya pasa de las cien internacionalidades Celso Borges Mora (San José, 1988), centrocampista del Deportivo que este sábado capitaneará al equipo de su país contra España en Málaga. “No vas a hablar con un cualquiera”, previenen un par de trabajadores del club gallego mientras el periodista aguarda por un tipo que genera un respeto que nace de la consideración. Este verano en la caseta del Dépor tuvieron que elegir a tres nuevos capitanes. Solo uno suscitó unanimidad: no hubo nadie que no votase a Borges.

Pregunta: ¿Es usted un líder o solo alguien que escucha?

Respuesta: Me incomoda hablar de mí… No hago nada excepcional que se aleje de mi personalidad. Trato de mantenerme fiel a lo que me han enseñado, llevarme bien con todos y entender a la gente. En un vestuario unos vienen y otros van, hay muchas sensibilidades, si hay que aconsejar trato de hacerlo, otras veces escucho. No se trata de pegar siete gritos o hacerte el enfadado sino de aportar.

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P. ¿El vestuario de su selección es muy diferente de uno europeo?
R. Sí porque tenemos detrás muchos años de estar casi siempre los mismos, con idéntica cultura y lenguaje. Es inevitable que la cohesión sea más profunda. En Europa encuentras a mucha gente diferente puesta en el mismo lugar, pero tratas de unirte para tirar del grupo. Es la diferencia entre lo que conoces de toda la vida y algo por conocer.
P. ¿Cuál es el fútbol de Costa Rica?
R. Hemos trazado una evolución y en ella encontramos un sistema al que nos adaptamos muy bien y que es con línea de cinco atrás. A partir de ahí hay variantes. En 2014 buscábamos el repliegue y las transiciones rápidas, pero desde entonces quisimos dar un paso adelante e ir con más armas al ataque. Al final te van conociendo y es bueno variar.
P. Pero les van a medir por los resultados y superar el 2014 va a ser complicado.
R. Claro. Todos los análisis los condiciona el marcador final, pero la idea es evolucionar y poder disponer de mejores herramientas para poder enfrentar, por ejemplo, a las selecciones europeas. Además, que cada vez salgan más futbolistas al exterior nos ofrece una mezcla que ayuda a crecer. Tras el último Mundial casi todos los titulares de aquella selección pasamos a mejores equipos. El futuro para el futbolista de Costa Rica es salir del país. Dejar aquella comodidad y enfrentarte a un montón de situaciones desconocidas forma parte del aprendizaje.
P. ¿Con todo no siente que ha habido un progreso en la zona?
R. Sin duda. Las distancias se han acortado. Hay que darle importancia al fútbol de la Concacaf. Falta muchísimo aún por hacer y sigue habiendo carencias, pero la gente se ha capacitado a nivel técnico o de fisioterapia. Hay más profesionalización y se mejoran los patrones de trabajo.
P. ¿Cómo se vive el fútbol en Costa Rica?
R. Es un sentimiento integrador. No me gusta poner mucho un ejemplo porque en mí país no tenemos ejército… no lo pondré. Pero somos como un arma de presentación ante el resto del mundo. Y luego hay una identificación entre el grupo de jugadores, procedemos de diferentes zonas del país y nos juntamos como si fuésemos una hermandad. Hay una vena competitiva, pero nos queremos mucho y creo que lo expresamos de cara a la gente. Somos pura vida.
P. ¿Qué significa “pura vida”?
R. Es nuestra manera de verlo todo. Pura vida es sentirse bien, puede ser un saludo, como escribes a una persona, es optimismo, positivismo. Pura vida es que todo va a estar bien. Abarca muchos significados, pero todos positivos.
P. Usted no lo repite tanto como Keylor Navas, que lo tiene casi como una muletilla.
R. Keylor es nuestro máximo embajador y se muestra como una persona positiva. No es pose, somos francos, somos así. Disfrutamos de la vida con responsabilidad, no vemos problemas sino soluciones. Hay cuestiones de seguridad o de educación y cultura o acceso gratuito a la salud que hacen que me sienta muy orgulloso. Costa Rica es un país de gente feliz. Y creo que desde España se nos ve así.
P. Navas llegó como suplente de uno de los mayores mitos del fútbol español, se hizo con el puesto y apenas ha cometido errores gruesos, pero si baja una pizca su rendimiento surgen rápido las voces que le hacen de menos. ¿Aún así no le parece que es inmune a la presión?
R. Es que es esa sensación, tal cual. Antes de nada le diré que no llego a entender ni siquiera la magnitud de la presión que se puede sentir en la portería del Real Madrid. Es difícil ponerse en esa situación, pero se trata de una persona muy tranquila y que sobre todo trabaja como un animal. No deja de hacerlo porque sabe lo que cuesta llegar y explotar el talento natural que tiene. Luego logra acoplarlo con la práctica porque mentalmente es fortísimo, tiene una paz y un aplomo en las situaciones críticas que está fuera de lo común.
P. ¿Cómo se prepara mentalmente un futbolista?
R. Hay una madurez que te hace reconocer lo que puedes hacer muy bien, trabajar tus fortalezas y exponerte en situaciones que te dan ventaja.
P. En su caso serían las llegadas al área. A Las Palmas le acaba de marcar dos goles en situaciones que todos saben que se van a producir. Y las repite.
R. Lo entreno muchísimo, no sale solo. Mi virtud no es el uno contra uno así que tengo que encontrar la manera de tener impacto en el juego.
P. ¿Dónde aprendió a jugar al fútbol?
R. Tengo a un entrenador en casa, pero tuve además la suerte de vivir en un complejo en el que había una canchita. De todos modos en mí país aún se ve a los chicos jugando al fútbol en la calle, hacer porterías con piedras y gritar “carro” (“coche”) cuando viene uno y hay que parar. Nacemos con eso, con un fútbol en el que se improvisa.
P. ¿Cuál es su peor recuerdo en el fútbol?
R. Me quedé fuera de la selección para un Mundial sub-17... No ha sido un camino fácil, pero me siento orgulloso de superar esos golpes emocionales que te da el fútbol de vez en cuando. Le diré el peor: nos apearon de las eliminatorias para ir a los Juegos Olímpicos de Pekín al fallar yo el último penalti en una tanda contra Panamá, que estaba entrenada por mi padre. Fue un golpe durísimo. Luego llegamos a casa los dos e imagine a mi madre y mi hermano. Dejé de tirar penaltis, pero lo hablé con ellos y me dijeron que debía seguir practicándolos, que solo falla el que lo intenta y que ya metería otros tan importantes. Y lo que es la vida, en el último Mundial me tocó tirar dos veces, en dos tandas en octavos y cuartos de final, y los metí. Son cuestiones que parecen insignificantes, pero que son duras en un periodo de formación. Lo único que le puedo asegurar es que jamás volveré a jugar contra mi padre, esté donde esté.
"Con 20 años llegué a Noruega con un montón de ilusiones y descendí a Segunda División. Me dije a mí mismo que no volvía a Costa Rica, que iba a lucharlo. Y allí senté las bases de lo que soy ahora"
P. ¿Y el mejor recuerdo?
R. El 2014 en Brasil, obviamente, pero hay algo muy personal que valoro mucho y que es el año que jugué en la segunda división noruega. Llegué allí con 20 años y un montón de ilusiones y perdimos la categoría. Me dije a mí mismo que debía sacar la cabeza, que no iba a volver a Costa Rica ni de broma y que iba a lucharlo. Era algo personal. Y percibí lo que es el descanso, la alimentación, todo lo que rodea al fútbol y que cuando eres tan joven no le das importancia. A través de mi padre ya sabía que debía tener respeto por mi profesión, pero estaba solo, aunque fuese en un pueblo noruego… Allí senté las bases de lo que soy ahora.
P. ¿Cómo es ahora?
R. Me gusta jugar al fútbol y que exista una relación entre lo que hace mi compañero y lo que hago yo. No me gusta ir por libre, soy más cuando conecto con mis compañeros.
P. Decía Xavi que él no era nada sin el que tenía al lado.
R. ¡Pues imagínese yo! Lo dice el mejor jugador de la historia de España… bueno, está Iniesta. Me gusta llegar al área, pero para eso tiene que haber un movimiento previo del punta que arrastre la marca o un trabajo de los extremos. Yo solo sería muy fácil de defender. Mi fútbol es sentir que estoy ayudando. Luego disfruto viniendo a entrenar, viendo jugadores o partidos y analizándolos.
P. ¿Cuál es su análisis sobre España?
R. La conocemos bien. Tiene un estilo muy definido y es fiel a su idea. Acometió un cambio para acercarse aún más a la esencia que le dio tantos triunfos. Entonces tenían una gran capacidad técnica, pero también eran muy fuertes defensivamente, costaba generarles ocasiones de gol. Jugamos contra ellos en junio de 2015 y será interesante medirnos ahora para establecer una comparación. La impresión es que tratan de volver a ser muy agresivos en la presión al balón, con paciencia a la hora de manejar y siempre atentos a generar superioridades con los laterales por fuera y con los supuestos extremos por dentro. Tienen muchas variantes y ha llegado gente nueva.
P. ¿Quién le llama la atención?
R. Isco. Ofrece soluciones que no son normales y cada vez está más integrado en el funcionamiento colectivo. Ha añadido más cosas a su juego y es imprevisible.
P. ¿Qué partido imagina?
R. Trataremos de discutir la pelota porque nuestra naturaleza últimamente nos empuja a hacerlo, pero si no se puede tener buscaremos otras soluciones. No sabemos jugar de otra manera que no sea al cien por cien y para nosotros es una prueba de nivel. También para España. Nos invitan a venir a su casa a jugar contra ellos y esa es una señal de que a Costa Rica se le concede importancia.
Documental "Corre en la sangre", protagonizado por Alexandre Guimaraes y Celso Borges.

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