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¿Por qué los delanteros del Atlético no marcan?

La falta de continuidad y de confianza, la sensación de pasar un casting para ver quién sale en enero, partidos sin apenas ocasiones y la sombra de Diego Costa rodean a los goleadores rojiblancos

Ladislao J. Moñino
Ocasión de Torres frente al Elche.
Ocasión de Torres frente al Elche.Manuel Lorenzo (EFE)

Por encima del deficitario juego ofrecido en muchos de los primeros compases del curso, la falta de gol tiene al Atlético de Madrid a seis puntos de la cabeza de la Liga, a un descuido de quedarse fuera de los octavos de final de la Champions y con la obligación de hacer bueno en la Copa el empate ante un Segunda B como el Elche. La falta de definición ante las ocasiones claras de gol es uno de los grandes arcanos que rodean al fútbol. En la búsqueda de explicaciones, entrenadores y jugadores suelen aludir a la misteriosa naturalidad con la que de un día para otro los errores se convertirán en aciertos. “Hay que tener paciencia para que aparezca la confianza y el gol se dé como una situación natural porque nuestros delanteros lo tienen”, esgrime Simeone.

El gol no tiene ciencia, es una cuestión de sensaciones. El instinto y la calidad no son una garantía plena si no está acompañada de confianza. No hay jugadores de campo que le den más vueltas a su cabeza que los delanteros cuando están negados. En el Atlético, nadie expresa mejor esa inseguridad que condena a un delantero que Luciano Vietto. En Elche tuvo cuatro ocasiones claras y en cada una de ellas emergió un delantero ansioso e incluso temeroso y dubitativo ante el gol. Simeone se giró desesperado hacia el banquillo en una de las oportunidades que desperdició. Pareció resignado a asumir que está ante uno de esos inexplicables casos de un delantero que no logra romper una mala racha.

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Vietto, como Torres y Gameiro, los nueves del equipo, parecen sobrepasados por lo que parece un casting permanente para saber cuál de ellos abandonará el club en enero. Con la alargada sombra de Diego Costa de fondo, por unas circunstancias o por otras, ninguno se ha instalado como pareja definitiva para acompañar a Griezmann en ataque. Su lugar lo ha ocupado Correa, tres goles, y el jugador más clarividente y desequilibrante en ataque en lo que va de temporada. Esto ha empujado a Simeone a concederle la titularidad junto al francés, incluso admitiendo que Griezmann se sentiría más cómodo con un delantero de referencia. El francés tampoco está fino ante la portería, también solo tres goles, y como Correa, está tan obligado a marcar como a intentar a armar juego. Carrasco, a su manera, más basada en el desborde en carrera, también tiene esa doble tarea.

Los delanteros del Atlético también viven muy exigidos. Juegan con la sobrepresión de jugar para un equipo que no tiene constancia en la producción ofensiva. Hay partidos que viven al límite, expuestos a la necesidad de convertir en gol una o dos ocasiones. El relato del grupo y de su propio entrenador habla de un equipo sólido que necesita contundencia en el área contraria para reafirmarse con resultados. Son muchas veces las que en el vestuario y desde el cuerpo técnico se señala la falta de gol de los delanteros para justificar un mal resultado. Se da por bueno el trabajo defensivo y se descarga la responsabilidad en la necesidad de rentabilizarlo con goles. En el fiasco del empate en Qarabag (0-0), el discurso de Godín, uno de los capitanes, no puso el acento en la falta de juego que solo dio para generar dos oportunidades nítidas ante un rival inferior, una de Carrasco y otra de Griezmann. Preguntado por si no era un bagaje escaso, Godín contestó: “¿Pero han sido claras, no?” La respuesta, extrapolada a los porcentajes, obligaba a al francés y al belga a haber tenido un 100% de acierto y al equipo, como mínimo, un 50%. Ese porcentaje no se da ni entre los delanteros más consumados ni entre los equipos más goleadores. En la abundancia de ocasiones, como en Roma o en Elche, tampoco ha habido acierto.

Vietto no ha consolidado su buen juego entrelíneas con goles que le apuntalen en el once. En siete partidos, seis como titular, ha registrado 14 remates y ningún gol. A una semana de que se cerrara el mercado de verano, en el club le daban por traspasado. Torres fue titular en el primer partido de Liga en Girona y hasta el miércoles en Elche no volvió a figurar en el equipo inicial. Tras el debut liguero en Montilivi, por primera vez en mucho tiempo, hubo críticas en los despachos del club hacia su figura. Tampoco ha estrenado su casillero en diez remates tras diez partidos disputados, dos como titular.

El gol en Vigo le valió un potosí a Gameiro. La pubalgia de la que tuvo que operarse este verano le había relegado a la condición de quinto delantero cuando la temporada pasada era la esperanza goleadora del equipo. Antes de jugar su primer partido de titular ante el Qarabag, en el Cerro del Espino ya se ensalzaban sus buenos entrenamientos desde hacía tres semanas. Ahora, de nuevo, parece la opción más sólida para jugar ante el Villarreal de inicio.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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