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Honda, lastre y salvavidas de McLaren

El equipo sufre con el motor de la marca japonesa, pero es su sustento económico

Oriol Puigdemont
Alonso y su McLaren, en Monza
Alonso y su McLaren, en MonzaANDREJ ISAKOVIC (AFP)

El paddock del circuito de Monza es un hervidero de reuniones estos días. Confirmada prácticamente la totalidad de los asientos más apetitosos con vistas al año que viene, Fernando Alonso todavía asegura no tener claro a qué coche se subirá en 2018. Aún más sorprendente es que su equipo aún no pueda confirmar si entonces seguirá empleando sus monoplazas con motores Honda. Esta posibilidad parece la más lógica si tenemos en cuenta un par de cosas. En primer lugar, que a pesar de las penurias y la mala imagen dada estos últimos tres cursos por la marca de la gran H, el impacto todavía sería mucho más negativo si ahora decidiera abandonar por la puerta de atrás. Y por otro lado, hay que atender al delicado momento que atraviesa McLaren tanto en la vertiente deportiva como en la económica.

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Ya no es que McLaren no disponga de un presupuesto como el de las principales escuderías (Ferrari, Mercedes, o Red Bull), que se mueven alrededor de los 350 millones de euros anuales, sino que el contrato con Honda le libera de tener que hacer frente al pago de las unidades de potencia, que ronda los 40 millones.

Este viernes, Cyril Abiteboul, máximo responsable de Renault en su división de Fórmula 1, se reunió junto a Ross Brawn, mandamás técnico de Formula One Management (FOM), la empresa propietaria de los derechos comerciales del campeonato, en el pabellón que McLaren tiene instalado en la trastienda del trazado italiano. El encuentro, al que con casi total seguridad también asistió Zak Brown, CEO de la estructura de Woking, disparó las sospechas acerca de la posibilidad de que los coches de Alonso o su sustituto y de Stoffel Vandoorne, incorporen ya en 2018 propulsores del constructor francés.

A priori, eso no es factible porque Renault ya sirve a otras dos formaciones (Red Bull y Toro Rosso) además de la suya propia, y el reglamento limita a tres el número máximo de clientes de un fabricante. Llegados a este punto existen tres posibles desenlaces: que McLaren siga con Honda en 2018, que el contrato que une ambas partes se rompa y el suministrador nipón firme con otro equipo, o que la cúpula de la compañía decida dejar la F-1. En este caso, el escenario que se plantearía todavía sería más rocambolesco, puesto que un sorteo determinaría qué motores llevarían los prototipos británicos.

El galimatías es considerable y más aún si uno le pega un vistazo al calendario. A principios de septiembre, la mayoría de coches de la temporada siguiente ya empiezan a estar medio definidos. “Ahora mismo estamos construyendo nuestro chasis para 2018, pero no podemos ir demasiado lejos sin saber qué unidad de potencia llevará detrás”, convino Brown a media tarde. “La semana que viene vamos a sentarnos con gente que sabe mucho más que yo de motores, y tomaremos una decisión”, añadió el ejecutivo de McLaren. “Estamos aquí para ganar, así que nos decantaremos a partir de parámetros deportivos. Somos conscientes de que existen varios aspectos a tener en cuenta y el económico es uno de ellos, pero tenemos la suerte de contar con unos accionistas extremadamente comprometidos”, zanjó Brown, que mañana recibirá la visita de Masashi Yamamoto, mandamás del área deportiva de Honda.

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