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Un futbolista que jugó en Boca y River es acusado de abusar de su ahijada

El argentino Jonathan Fabbro llega a México para firmar con su nuevo club en medio de un escándalo

Una imagen de 2014, cuando Fabbro jugaba en River Plate.
Una imagen de 2014, cuando Fabbro jugaba en River Plate.Télam

Un verdadero escándalo es el que se vive en Argentina y Paraguay en torno a la figura del jugador Jonathan Fabbro, nacido hace 35 años en la provincia de Santiago del Estero (a 1000 kilómetros de Buenos Aires) y con pasado en Boca y River, las instituciones más importantes del país. Todo comenzó a principios de abril, con una denuncia radicada en una comisaría de Buenos Aires, que daba cuenta de un abuso sexual con acceso carnal contra una pequeña de 11 años. La niña en cuestión es la ahijada de Fabbro y el futbolista, el presunto agresor. “Me contó que cuando tenía seis años la tocaba por todo el cuerpo, la besaba como si fueran novios y hace un año atrás la penetró. Además le pedía que se saque fotos en pollera y que se las enviara. No lo puedo creer. Siempre le tuve confianza por ser de la familia”, dice la madre de la menor en el expediente de la denuncia.

El jugador que acaba de ser fichado por el club Lobos BUAP, recientemente ascendido a la primera mexicana, tiene un vínculo de sangre con la menor, además de ser su padrino. El medio que tuvo un puñado de partidos con la selección de Paraguay hoy es investigado por la Justicia argentina, y ya se pidió su detención. Hasta el momento, no se pronunció sobre el hecho. Sin embargo, y a pesar de que hace algunos días estuvo unas horas en Argentina, logró cruzar las fronteras nuevamente. Todavía resta saber si se pedirá una captura internacional que lo haga volver de México, lugar donde permanece junto con su novia, la modelo paraguaya Larissa Riquelme, y se mantiene ajeno a la enorme repercusión que su caso tiene en el cono sur.

La madre de la menor en cuestión ratificó su declaración en el juzgado, y dijo que vio en el móvil de la pequeña algunas charlas de WhatsApp con una persona agendada como Jony, que sería el futbolista, y en las cuales le pide a la menor que le envíe fotos. La niña le envió algunas, aunque ninguna en pose sensual, e incluso le retruca “Pedile esas cosas a tu novia”, en referencia a la modelo que se hizo famosa en el mundial de Sudáfrica 2010 por promocionar una marca de telefonía celular. La primera persona en sospechar fue el hermano mayor de la joven, de 17 años, quien al ver las conversaciones desde lejos le arrebató el teléfono a su hermana pensando que el que escribía del otro lado era un noviecito de la menor. Grande fue la sorpresa cuando descubrió que se trataba de Fabbro, principal sostén económico de la familia y padre de un niño.

En boca de su madre, la testimonial a la que tuvo acceso la prensa local indica en forma textual que la niña le habría dicho: “Yo me dejé, le dije a todo que sí, cuando me besa, como si fuera mi novio, el pito me lo metía en la concha, porque tenía miedo a que me hagan algo pasaron esas cosas. La última vez me tocó las tetas y le dije que no se pase. Me daba semen y lo escupía, me daba besos y me tocaba la vagina. Viste, mamá, ¿Que los hombres tiran eso? Me lo tiraba en la boca y no me gustaba”. Los abusos perpetrados por el hombre habrían ocurrido en la casa de la abuela y en la misma casa de la niña, lugar elegido por Fabbro para alojarse cuando visitaba Argentina, dado que tiene residencia en Asunción, Paraguay. El teléfono de la niña ya está en manos de la división Cibercrimen de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. El abogado querellante pidió la realización de una cámara Gesell a la niña, aunque todavía no se realizó a la espera de que se ponga a cargo a una funcionaria de sexo femenino, “para que no se revictimice a la menor”, según argumentó el doctor Gastón Marano.

De confirmarse los hechos y ser condenado, Jonathan Fabbro se enfrenta a una posible pena de 20 años de prisión. Una realidad muy diferente a su acostumbrada vida de futbolista que, además de River, Boca y la selección de Paraguay, lo llevó a vestir las camisetas de Guaraní y Cerro Porteño de Paraguay, Once Caldas de Colombia, Universidad Católica de Chile, Atlético Mineiro de Brasil y Mallorca de España, entre otros clubes.

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