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COPA DEL REY DE BALONCESTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Exigencia extrema al margen del talento

Entre dos conjuntos tan atléticos y anotadores puede salir un partido extremadamente bonito

Los jugadores y entrenador del Baskonia, Sito Alonos, tras ganar a Tenerife.
Los jugadores y entrenador del Baskonia, Sito Alonos, tras ganar a Tenerife.ADRIÁN RUIZ DE HIERRO (EFE)

La semifinal mide el valor de dos plantillas tremendas, con la amplitud suficiente como para encontrar a lo largo del partido a los jugadores que vayan a ser determinantes. Llull y Larkin acaparan los focos y son los que están llamados a asumir el liderazgo, pero hay piezas que no aparecieron en los duelos de cuartos y sí pueden tener la llave de la final. Pienso en Rudy, que tiende a responder muy bien después de un mal partido, y también en Bargnani, que a pesar de lo irregular de su temporada es capaz de meter 20 puntos con relativa sencillez si el rival le concede espacios. Son jugadores que vienen de mil batallas y no se dejan impresionar por venir de un día malo o una secuencia difícil. Saben responder cuando la ocasión así lo exige y conocen los resortes para levantarse y sentenciar.

Será un partido de jugadores y también de entrenadores. Un día de margen para preparar el partido, a este nivel, es mucho tiempo. Son equipos con un cociente intelectual de baloncesto altísimo y eso da para introducir novedades tácticas y cerrar ajustes y detalles del juego que pueden tener un peso fundamental. Se enfrentan dos técnicos que, además de decidir, son capaces de dar una dirección al duelo.

El gran mérito del Baskonia esta temporada ha sido volver a encontrar esos recursos que tantas alegrías han dado al club durante muchos años. Han vuelto a hacer un reclutamiento de alta calidad en el que no desentona una pieza de la cantera como Ilimane Diop, que tiene un futuro muy importante por delante. Mientras, el Madrid tiene una regularidad competitiva muy consolidada, mucha clase y personalidad para no ceder nunca o remontar si la ocasión lo requiere.

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La rivalidad entre ambos equipos es fortísima y el factor ambiental puede tener una relevancia desequilibrante. Para afrontar este tipo de encuentros lo esencial es tener un nivel de energía altísimo. La dureza, la concentración y el desgaste de un choque así requerirá multiplicar los saltos, estar con el culo bien abajo tres o cuatro pasos… y todo eso supone una exigencia extrema al margen del talento para meter canastas. El punto de gasolina que aporta un público como el del Buesa Arena entrará en juego. A veces, si el partido no se ha roto y se llega a los minutos decisivos con todo igualado, la afición no logra convertir la angustia en apoyo y en el ambiente se empieza a notar la preocupación. Ese es el doble filo del anfitrión.

Entre dos conjuntos tan atléticos y anotadores puede salir un partido extremadamente bonito. Habrá muchas jugadas por encima del aro, ráfagas de triples y mucho espectáculo. Se reunirá un potencial ofensivo tremendo y, por eso, el que defienda mejor tendrá el 51% de opciones de ganar. La brillante semifinal del pasado año en A Coruña marcó el nivel que se espera entre dos de los grandes equipos de Europa.

Sergio Scariolo es el seleccionador nacional de baloncesto y fue entrenador de Baskonia (1997-1999 y 2013-2014) y Real Madrid (1999-2002).

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