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Stephen Curry, el fetiche de la NBA

El portentoso inicio del base de Golden State se compara al de Jordan en 1991 y su juego remite a lo mejor de Magic, Kobe y Nash

Robert Álvarez
Curry celebra un triple ante Conley.
Curry celebra un triple ante Conley.Marcio Jose Sanchez (AP)

Draymond Green cuenta que, incluso durante los seis partidos que precisó Golden State para doblegar a Cleveland en la última final de la NBA, se lo pasó en grande cuando tuvo ocasión de observar desde el banquillo las evoluciones de Stephen Curry. El base de los Warriors, a sus 27 años, pletórico, se ha explayado, más si cabe, durante las dos primeras semanas de esta temporada. De tal manera que otro de sus compañeros, Marreese Speights, tras verle anotar 53 puntos, 28 de ellos en un cuarto, ante Nueva Orleans, soltó: “¡Dénle ya el MVP!”.

El número 30 de los Warriors ya obtuvo el último premio al mejor jugador de la temporada. Lejos de contemporizar con lo muchísimo que queda por delante en la defensa del anillo, Curry va de exhibición en exhibición, y los Warriors han ganado sus siete primeros partidos. No es de extrañar que el Oracle Arena de Oakland, con capacidad para 19.596 espectadores, sume 138 llenos seguidos. Es decir, desde diciembre de 2012, cuando Curry empezó a maravillar junto a Klay Thompson, formando el dúo bautizado Splash Brothers.

Veo lo completo que es, y pienso que así hubiera querido ser yo, tener su habilidad en el pase, su acierto en el tiro, su facilidad para driblar, su criterio, su rapidez” Isiah Thomas

La eficacia de Babe Face, como se apoda al base de 1,91 metros y 86 kilos, alcanza cotas que solo admiten comparación con la del legendario Michael Jordan en su arrollador inicio en la temporada 1991-1992 con los Bulls (229 puntos en los siete primeros partidos, por los 237 que acumula ahora Curry). Pero es mucho más que un base anotador. Se compara Magic Johnson por sus pases, a Kobe Bryant por sus robos de balón, a Steve Nash por sus transiciones.

“Cuando me hablan de un base puro o de un base anotador, me sugiere que no se trata de un jugador completo”, dice Isiah Thomas. “Pero veo a Stephen, lo completo que es, y pienso que así hubiera querido ser yo, tener su habilidad en el pase, su acierto en el tiro, su facilidad para driblar, su criterio, su rapidez a la hora de decidir... Es un jugador completo”, resume el legendario base de los Pistons. Las maravillas que obra Curry con un balón en las manos son hipnóticas, hasta el punto de que son miles los que acuden a las canchas para presenciar sus célebres sesiones de calentamiento, a menudo utilizando dos balones al mismo tiempo.

Curry ante Jokic en un Warriors-Nuggets.
Curry ante Jokic en un Warriors-Nuggets.JOHN G. MABANGLO (EFE)

Magic Johnson se adiestraba en el manejo y el regate botando sobre la nieve cuando iba a la escuela en Lansing, Michigan. Isiah Thomas y Steve Nash se inventaron movimientos a base de repetirlos ante un espejo. Curry aprendió a driblar en el gimnasio con dos balones a la vez y repitiendo lo mismo con pelotas de tenis, de un lado al otro de la cancha. Hay que añadir la herencia genética de su padre, Dell, que estuvo 16 años en la NBA y se retiró en 2002, con un 40% de acierto en los triples. Stephen suma un fantástico 47% esta temporada tras sumar 38 triples en siete encuentros. Va camino de batir el récord de la temporada en la NBA, establecido por él mismo el pasado ejercicio con 286.

Si algo irrita a Curry es que haya arraigado que la suerte tuvo un peso importante en la consecución del anillo. “Me molesta a mí a todo el equipo porque hubo mucho trabajo para lograr el título. No me gusta que nadie nos quite méritos”, señala tras tirar de sarcasmo y pedir perdón porque él y sus compañeros estuvieran sanos, en contraste con la plaga de lesiones que sufrieron varios de sus principales rivales.

Ahora, hay quien vaticina que sería lógico un bajón en el rendimiento de Curry. Dell destaca la capacidad para reaccionar ante los malos momentos como una de las grandes virtudes de su hijo: “Relativiza mucho las cosas. Se rehace muy rápido”. Como su equipo, que no perdió el rumbo tras tropezar en mayo en el segundo y el tercer partido de las semifinales de Conferencia ante Memphis o cuando Cleveland se adelantó por 2-1 en la final. Tampoco ahora, cuando su entrenador Steve Kerr, operado de la espalda, ha cedido el puesto a su ayudante, Luke Walton. Curry y los Warriors, como si nada.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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