Una cima deseada por un camino de fortuna
Iñurrategi, Vallejo y Zabalza firman la sexta ascensión al Chamlang (7.319 m) tras renunciar a abrir una vía en su cara norte
Un alpinista puede atacar una montaña, abrir un nuevo itinerario pero no alcanzar la cima y regresar a casa sumamente satisfecho. El mismo alpinista puede desear abrir una nueva vía en otra montaña, verse forzado a renunciar pero alcanzar la cima, pese a todo, por un itinerario más sencillo, y sentir que no era eso lo que buscaba al salir de casa. Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza tendrán que decidir si conceden más valor a la apertura de una vía en el Paiju Peak (6.610 m, Pakistán) en julio de 2014, quedándose a 600 metros de la cima, o a la consecución, hoy, de la cima del Chamlang (7.319 m, Nepal). Seguramente conservarán, en ambos casos, el íntimo valor de la experiencia.
En todo caso, se trata de dos montañas radicalmente distintas y, en alpinismo, las comparaciones son odiosas: la primera presentaba un terreno vertical de roca y la segunda, en su vertiente norte, ofrece dificultades de terreno mixto. El caso es que el trío de alpinistas de la expedición WOP-Basque Team buscaba el sexto ascenso absoluto de la montaña por una vertiente inédita, la norte, que ofrece una pared de 2.000 metros que deseaban afrontar en estilo alpino: sin cuerdas fijas, porteadores ni otra ayuda que no contuviese sus mochilas. Más de 15 días de exploración y el premio de la cima de un pico vecino (el Hongku Chuli Nup, de 6.764 metros) después, el trío tuvo que afrontar una verdad dolorosa: no se sentían capaces de acometer su objetivo inicial. Juan Vallejo describía así sus sentimientos: “La impresionante cara noroeste, sin duda la vía de la montaña, al menos en el estilo y con el material que contamos, creemos que no está a nuestro alcance. Dos mil metros de desnivel de una pendiente muy pronunciada y además sin posibilidad de montar cualquier tipo de campo, por pequeño que este sea, hacen que muy a nuestro pesar tengamos que renunciar a ella. El reto queda ahí y estamos seguros que no pasará mucho tiempo antes de que alguna otra cordada con más información y determinación lo consiga”.
No resulta nada frecuente escuchar un discurso tan sincero en alpinistas que cuentan con un patrocinio serio. El recurso a las disculpas no siempre justificadas es habitual a la hora de tomar el camino de la renuncia. El trío de alpinistas vascos se miró en el espejo y decidió cambiar de objetivo para escoger, sin complejos, un itinerario ya inaugurado.
La vía recorrida fue abierta por una expedición japonesa en estilo pesado en 1986 (la montaña sólo contaba hasta hoy con 5 ascensiones en total) pero repetida en 1990 por un pequeño equipo alemán. Aquella expedición japonesa estaba formada por 17 alpinistas y cargaban con 4.000 metros de cuerdas. La expedición se ha desarrollado en estilo alpino y en apenas tres días de ascensión, por pendientes de nieve y hielo con una inclinación máxima de 70 grados. El fuerte viento en las inmediaciones de la cima ha estado a punto de abortar el intento: “hemos hecho cima, los últimos 100 metros antes de cima lo hemos pasado mal. Hace muchísimo frío, vamos a sacar una foto y vamos para abajo”, explicaba el trío por radio al enlace del campo base. Ahora mismo descansan en la tienda ubicada a 6.600 metros y mañana esperan alcanzar el pie de la montaña.
Se trata sin duda de una ascensión con una fuerte carga de compromiso, minimalista y que, a decir de los protagonistas “colma sobradamente las aspiraciones que habíamos depositado en esta expedición. No es la primera, ni seguramente será la última vez que nos pase, pero en montaña casi siempre las condiciones mandan y el compromiso con el estilo pesa”, observa Vallejo.
Óscar Gogorza es guía de alta montaña y director de cuerdacorta.com
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