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Bartra resuelve el jeroglífico

El Barça tardó media parte en abatir a un flojo Levante en un partido protagonizado por el gol del central, un error de Ter Stegen y los dos tantos de Messi, que falló otro penalti

Ramon Besa
Bartra celebra su gol ante el Levante.
Bartra celebra su gol ante el Levante.SUSANA VERA (REUTERS)

Hay jeroglíficos que no se resuelven fácilmente, incluso con Messi en el equipo, aunque el partido se juegue en casa y el rival sea un cliente estupendo como el Levante, que carga con un saco de 42 goles en sus últimas 11 visitas al Camp Nou. Tuvo que comparecer un futbolista inesperado, relegado a la condición de quinto central, para dar con la solución y abatir a Rubén: Bartra. Los defensas despejan las ecuaciones que últimamente se atragantan al tridente: Vermaelen fue el héroe contra el Málaga y ayer el protagonismo recayó en Bartra, imperial por su inteligencia en su área y decisivo en la contraria, cuando controló con el pecho un pase de Messi y abatió por fin con un remate mordido al Levante.

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Había empezado la segunda parte y se acababa el suspense en el Camp Nou. Aparecieron entonces Messi y Neymar para cerrar el encuentro y también Ter Stegen para mantener abierto el debate en la portería después de una fallida salida de puños que aprovechó Víctor Casadesús. No fue un partido para hablar del equipo, y menos del juego colectivo, sino para incidir en las individualidades después del plan dispuesto por el técnico del Barça.

BARCELONA, 4 – LEVANTE, 1

Barcelona: Ter Stegen; Alves, Bartra, Mascherano, Adriano; Rakitic, Busquets (Gumbau, m. 62); Munir, Messi, Neymar; y Sandro. No utilizados: Masip, Mathieu, Jordi Alba, Sergi Roberto, Iniesta y Luis Suárez.

Levante: Rubén; Iván, Toño, Trujillo, Feddal, Juanfran; Camarasa (Rubén García, m. 80), Verza, Lerma; Roger (Deyverson, m. 68) y Ghilas (Casadesús, m. 63). No utilizados: Mariño, Karabelas, José Mari y Morales.

Goles: 1-0. M. 49. Bartra. 2-0. M. 55. Neymar. 3-0. M. 60. Messi, de penalti. 3-1. M. 66. Casadesús. 4-1. M. 90. Messi.

Árbitro: Fernández Borbalan. Amonestó a Verza.

Camp Nou: 76.013 espectadores.

La aparición de Neymar

A Luis Enrique le quedó una alineación extraña, por no decir poco ortodoxa y hasta cierto punto temeraria, después de tener en cuenta condicionantes tan diversos como las lesiones, las limitaciones de la plantilla, las rotaciones y el calendario inmediato, que contempla un exigente partido el próximo miércoles en Vigo. No tiene término medio el entrenador azulgrana, que en un mismo partido prescindió de Jordi Alba, Iniesta, Sergi Roberto y por vez primera de Luis Suárez, recuperó al lesionado Alves y alineó a cuatro delanteros, Munir y Sandro incluidos, prácticamente inéditos hasta ayer, titulares contra el Levante.

A la hinchada le llevó mucho tiempo ubicar a los jugadores en la cancha y el equipo nunca se familiarizó con un dibujo raro, nada simétrico, rematado por la posición de volante ofensivo de Messi. Al 10 le gusta hacer la goma, como a los ciclistas, va y viene, y el equipo casi siempre aguarda que sea el primero en chutar a portería, también ayer ante su amigo Rubén. No despertó el Barcelona hasta que el delantero argentino exigió al cuarto de hora al portero del Levante.

A pesar de parecer intenso y ambicioso, el Barça sufrió un empacho de balón, no sabía acabar las jugadas, imprecisos como estaban Munir y Neymar. Juegue quien juegue, le cuesta marcar goles al equipo, ha perdido precisión y contundencia y no deja de poner el retrovisor desde que en su área está Ter Stegen. Ghilas tuvo dos llegadas muy claras, una muy bien defendidas por Bartra y la otra pifiada por el delantero del Levante. El plantel de Alcaraz, bien organizado a partir de una zaga de tres centrales, negaba bien los espacios, no concedía tiros fáciles y convertía en empalagoso, discontinuo o inconexo el juego de los muchachos de Luis Enrique.

No había cohesión en el grupo ni futbolistas dispuestos a resolver el choque por su cuenta, de manera que los aficionados empezaron a quejarse por tener que consumir un partido estéril, sin fluidez, encomendados una jornada más a Messi. El 10 no despertaba ni a tiros en un partido sin ritmo, espeso y silencioso, únicamente interrumpido por la cháchara de los futbolistas, que necesitan hablar para que los unos supieran donde estaban los otros, diseminados en el sorprendente tablero dispuesto por Luis Enrique.

Tuvo que arrimarse Bartra para acabar con la empanada del descolocado y desmemoriado Barcelona, Abierta la puerta del Levante, el partido se convirtió en un guirigay y un correcalles, plagado de accidentes, como los dos penaltis a favor del Barça: Messi metió el primero y falló el segundo, un error que cuestiona su condición de especialista porque ha errado dos de tres esta temporada, 15 sobre un total 68 (23%).

El partido acabó siendo tan extraño como la alineación de Luis Enrique. El técnico, en cualquier caso, consiguió dosificar los esfuerzos —la rueda de cambios propició la entrada de Gumbau— sin resolver los asuntos de fondo: los errores de Ter Stegen y la poca puntería desde el punto de penalti de Messi, infalible en cambio con el balón en juego, como se vio en el 4-1. No son tiempos para disfrutar sino para sobrevivir en el Camp Nou. Hay que aguantar sin perder rueda hasta enero de 2016.

Luis Enrique da descanso a varios titulares y cambia el sistema

JORDI QUIXANO

Decía Luis Enrique hace dos días que sus planes no varían. Tampoco el objetivo de pelear hasta el final todos los títulos. Le incomodaba el exigente calendario, la sanción de la FIFA y las bajas. “Pero no cambia ni la preparación física”, resolvió. Y lo explicó ante el Levante; dispuso una alineación trufada de novedades, de futbolistas que apenas habían contado hasta ahora pero que sirvieron para oxigenar las piernas de los titulares (como Alba, Iniesta y Luis Suárez, que lo habían jugado todo en la Liga), dado que en dos días se batirán ante un Celta que está de dulce.

Las rotaciones del Barça, que tan buen resultado le dieron en el sprint final del curso pasado, conllevaron la entrada de Sandro y Munir, que sumaban 53 y 22 minutos entre las cuatro competiciones, y la aparición del joven Gumbau. También provocó la práctica de un sistema nuevo; del 4-3-3 habitual, con un mediocentro y dos volantes, pasó a dos mediocentros y un enganche (Messi). Así, la creación del Barça no partió desde la derecha —donde juega Leo desde que llegara Suárez—, sino que se centró y retrasó unos metros. El 10, protagonista, absorbió el cuero y lo inclinó sobre todo hacia la izquierda, donde pretendió mezclar con persistencia con Neymar. Quedaron difuminados, entonces, Sandro y Munir.

Pero alejar a Messi de la portería —“cuanto más cerca esté del área rival, mejor”, dijo Luis Enrique en la previa jugando al despiste— y restar un hombre adelantado (el segundo volante), supuso perder de inicio presencia en casa ajena. Aunque Leo tiene sus reglas. Por lo que puso un centro para Bartra, que resolvió de perlas y que bien valió un triunfo que sellaron después Neymar y, claro, Messi.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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