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Roger Grimau: “Mi carrera ha sido de película”

El escolta, campeón de la Euroliga en 2010 con el Barça y plata con España en el Eurobasket de 2003, se despide tras 19 años en la élite

Roger Grimau levanta el trofeo de la Euroliga, con el Barça, en 2010.
Roger Grimau levanta el trofeo de la Euroliga, con el Barça, en 2010.EFE

A los 36 años y después de 19 años de carrera, Roger Grimau ha decidido poner punto final a una brillante carrera fraguada a través de sudor y trabajo. Lo ha hecho a través de un comunicado en su twitter: “Después de muchos años de sueño, toca despertar. Dejo de jugar al baloncesto feliz con una carrera que nunca hubiera imaginado. Encontrando gente muy interesante y amigos que quedarán para siempre. Muchas gracias por el infinito cariño que he recibido en todos los sitios donde he jugado”.

Con el esfuerzo por bandera, y querido por todos los clubes por los que ha pasado, Grimau ha sido un jugador con un estilo peculiar. Siempre acompañado de una mecánica de tiro atípica y un correr un tanto encorvado, el escolta barcelonés ha destacado en su carrera por su capacidad de liderazgo y sus culebreos imposibles penetrando a canasta. A diferencia de sus hermanos Sergi y Jordi, que pasaron por la cantera azulgrana, Roger no jugó en las categorías inferiores de las dos grandes factorías del baloncesto catalán: Joventut de Badalona y Barça.

Podría ser entrenador. Hace años hubiese dicho que no, un no rotundo. Pero ha habido una evolución, ahora sí que lo veo. Me gustaría seguir ligado al baloncesto”

Hasta los 18 años se buscó la vida por diferentes equipos catalanes donde luchó por un hueco en la élite. CB Grup Barna, JAC Sants Barcelona, CB L’Hospitalet, Dosa Badalona y Sant Josep Badalona, todos ellos históricos del baloncesto catalán, vieron crecer al escolta barcelonés. “Cuando era pequeño no tenía ni tan siquiera el sueño de jugar en la ACB, ni llegas a pensar que puedes ser profesional”, explicó Grimau en una entrevista concedida a la ACB por sus 500 partidos en Liga Endesa. Paradójicamente, la progresión de Roger se disparó hasta llegar al Barcelona, mientras que Sergi y Jordi nunca volvieron. Trayectorias opuestas que ponen de relieve la importancia de perseverar.

Su debut en la ACB llegó de la mano del Joventut de Badalona la temporada 1996-97, con tan solo 18 años. Más tarde llegó la etapa en CB Lleida, donde maduró y creció a pasos agigantados. “Lo de Lleida fue un pasito atrás para poder conseguir lo que finalmente ha sido, una carrera en la liga”, reconoció el escolta de Sants. Grimau lideró el ascenso del equipo a la ACB y se hizo internacional.

En 2003 aterrizó en el club de sus sueños: el Barça. “La época en el Barça no era ni siquiera un sueño, porque nunca lo llegué a soñar que un día podía jugar en el Barça. No entraba en mi cabeza”, recuerda Grimau. Con el conjunto del Palau Blaugrana cosechó sus mayores logros: tres Ligas, tres Supercopas ACB, una Euroliga y tres Copas del Rey. Tras ocho años ejerciendo de capitán en el conjunto azulgrana, el propio club decidió que Grimau no continuase, algo que no sentó del todo bien al escolta catalán. “Me voy con un vacío enorme y triste, con la sensación de haberme podido quedar un año más”.

Antes de retirarse, Grimau pasó por Bilbao y Manresa, clubes en el que, como todos los anteriores, cayó de pie y conectó enseguida con la gente. Su último partido como profesional, el número 522 en la ACB, fue un heroico triunfo en la pista del Real Madrid, que dio al Manresa la salvación definitiva en la última jornada de competición. Para Grimau, como toda su carrera, “fue de película”. Su vida seguirá ligada al baloncesto, aunque aún no tiene claro cómo. “Podría tener características para entrenar, no sé si directamente de primero o de ayudante. Hace años hubiese dicho que no, no rotundo. Pero ha habido una evolución, ahora sí que lo veo. No podría decir con rotundidad el que, pero sí que me gustaría seguir ligado al baloncesto”.

Grimau fue 15 veces internacional y compitió en el Eurobasket de 2003 en Suecia en el que España logró la medalla de plata tras ser superada por Lituania en la final (93-84). Fue el único que perdió España en aquel campeonato, en el que se impuso a Israel en los cuarto de final y a Italia en las semifinales. Con la selección española ganó los Juegos del Mediterráneo en 2001.

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