Mascherano pone orden
El jugador del Barcelona, que actúa de central o de mediocentro, es la prolongación de Luis Enrique en el césped “Es un líder”, le define el entrenador
En el campo de entrenamiento, es muy habitual que Luis Enrique se deshaga en elogios sobre Javier Mascherano (San Lorenzo, Argentina; 30 años), a quien entiende un futbolista capital para su dibujo y propuesta, toda vez que sale como pocos al corte —por más que ese ímpetu deje en ocasiones agujeros en la zaga— y propicia el robo y la contra inmediata. Ideas arraigadas en el libreto del técnico azulgrana que el 14 transmite con viveza y fluidez.
“Masche nos da anticipación, algo muy difícil de encontrar en el fútbol porque lo normal es que los defensas se guarden las espaldas por miedo a perder el sitio y a ser señalados”, deslizan desde el vestuario; “y esa valentía nos la contagia a todos”. Lo mismo entiende Luis Enrique: “Sin conocerlo, antes de llegar al Barça ya había dicho que era un referente. Es una aportación básica para nosotros”. Piropos que no debilitan al futbolista, sino que le fortalecen para ejercer de voz y mando en muchas ocasiones, siempre respetuoso con los capitanes y con la unión del grupo, protestón con el colegiado y hasta cierto punto sobreprotector con Messi. Resulta que hace unas semanas, cuando se destapó el rifirrafe del 10 con el entrenador, salió a la palestra para desmentir que La Pulga solicitara el traspaso de Luis Enrique al tiempo que puso en duda las voces que exponían los periodistas. “No se corta, no”, le reconocen en el club; “pero cuando habla lo hace con argumentos y razón. Lo mismo que en el campo”.
En el último duelo liguero ante el Elche, Mascherano se giró hacia Xavi para recriminarle una acción. Del mismo modo, también reunió a Piqué y Rakitic al inicio del encuentro porque no encontraban las rampas para sacar el esférico. “Es un líder y los líderes no se hacen, sino que nacen”, subraya Luis Enrique; “tiene una influencia clara en todo el equipo”. Así, no es extraño que a cada encuentro el técnico le requiera en una pausa o tras un gol para reconfigurar al equipo, para retocar aquello por donde chirría. “Es un futbolista que sabe de fútbol, que lo entiende y que disfruta con él. Es una de las primeras cosas que advertimos al hablar con él antes de ficharle”, explican quienes decidieron apostar por él cuando jugaba en el Liverpool.
“Siempre le había visto más como defensa, pero lo hace muy bien en el medio”, dice el técnico
Entonces, en Inglaterra, tal y como actúa con Argentina, era mediocentro. “Es su puesto”, defienden desde el camerino y todo el que le conoce. “Ahí en medio nos da mucho, seguramente porque está muy cómodo”, reflexiona Bartra. “Tiene un buen control del juego y sabe organizar al equipo”, abunda Ter Stegen. Una idea que la destituida área deportiva decidió aprobar en verano, sabedora de que lo tenía todo hecho con el Nápoles, y que abrirle la puerta al eje del equipo era como una invitación a seguir en el Barça. “Luis Enrique no lo tenía tan claro”, señalan desde el club; “sí que quería probarle, pero no le puso ahí hasta la jornada ocho ante el Eibar. Entonces se dio cuenta de que funcionaba y por eso le ha dado carrete”. El propio Luis Enrique lo reconoció después de verle manejarse con soltura frente al Ajax: “Siempre le había visto más como defensa, pero lo hace muy bien en este rol”.
Así, en caso de no formar con Piqué en el centro de la defensa, El Jefecito sirve para darle oxígeno a Busquets y también para cerrar los partidos en momentos de apuro (Mascherano de mediocentro y Busquets de volante). Lo aclara Luis Enrique: “A nivel futbolístico, nos da la versatilidad de poder jugar tanto como central o de pivote a un nivel máximo y el equipo no lo nota si cambia de posición. Genera muchas opciones al entrenador”. Es una de las voces del equipo, la extensión del técnico sobre el césped, el futbolista que ordena sin brazalete.
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