El Madrid golea con una pierna
Los blancos despachan al Ludogorets y con 19 victorias seguidas baten al Barça de Rijkaard
Al paso y con una pierna, el Madrid se sacudió al Ludogorets con sencillez, con lo justo. Coser y cantar. Poco más le demandaba el partido, un paréntesis en un curso tan estresante. Una noche para Illarramendi, activo e ingenioso como auxiliar de Kroos, para un par de buenas estiradas de Keylor Navas, para la enésima demostración de eficacia de Nacho, para que disfrutara Arbeloa de un gol, lo que no suele. Una jornada para que hiciera kilómetros Jesé y para que el joven Medrán gozara con su primer tanto. Peor le fue a Chicharito, extraviado entre el cósmico Cristiano y el fenómeno Bale, que en un partido con grises de ambos, pusieron al Madrid rumbo al récord de las 19 victorias consecutivas, una más que el Barça de Frank Rijkaard de la temporada 2005-2006. Ya está a cinco triunfos del considerado registro absoluto, el del conjunto brasileño del Coritiba, que brindó 24 veces seguidas. De momento, por esta fase de la Champions ha pasado como un tiro, con un pleno de seis de seis.
R. Madrid, 4-Ludogorets, 0
Real Madrid: Keylor Navas; Arbeloa, Varane, Nacho, Coentrão (Marcelo, m. 60); Bale (Medrán, m. 83), Illarramendi, Kroos (Jesé, m. 60), Isco; Cristiano y Chicharito. No utilizados: Casillas; Pepe, Carvajal y Benzema.
Ludogorets: Stojanov; Caiçara, Terziev, Moti, Minev; Dyakov, Espinho (Andrianantenaina, m. 63); M. Aleksandrov (Wanderson, m. 61), Marcelinho, Vura (Quixadá, m. 72); y Abalo. No utilizados: Borjan (p); A. Aleksandrov, Zlatinski y Younes.
Goles: 1-0. M. 20. Cristiano, de penalti. 2-0. M. 38. Bale. 3-0. M. 80. Arbeloa. 4-0. M. 88. Medrán.
Árbitro: Clément Turpin (FRA). Expulsó a Marcelinho (minuto 19) y amonestó a Marcelo.
Estadio Santiago Bernabéu. Unos 80.000 espectadores.
Nadie ignoró la lógica y CR y Bale destartalaron al campeón búlgaro, un advenedizo en la Champions y en la élite, un club con solo 13 años de vida que no pasó del fútbol de descampado al de la primera categoría de su país hasta la temporada 2011-2012. Entonces conquistó un increíble triplete. El cuento de hadas se prolongó y ahora sus chicos ya podrán decir que pisaron el Bernabéu. Y contarán que lo menos divertido fue defender los saques de esquina, todo un suplicio. Tal que fuera el Atlético, cada córner lanzado por el Madrid resultó gol o medio gol. Kroos domina la suerte con maestría, con un golpeo seco que hace despegar la pelota tensada y a la altura precisa. Era cuestión de tiempo que alguien cazara algún pase del alemán, que no tira córneres, sino que da pases de gol desde el banderín. Lo aprovechó Varane, que tiene talla y pértigas en los talones. Stoyanov, el guardameta, dejó la cerradura abierta, y Marcelinho, el más talentoso del Ludogorets, hizo de portero y con una zamorana despejó el balón bajo el larguero. Penalti, expulsión y el 72º tanto de Cristiano en la Copa de Europa, el octavo por esa vía. Superado Raúl, solo le adelanta Messi (74). Otro duelo colosal entre estos dos jabatos. A la espera del argentino, lo del portugués es sobrenatural: en diciembre ya suma 30 goles en retos oficiales. Ante el Ludogorets le bastó con ir de puntillas por el partido.
Con un ritmo lento y pausado, sin mayores descorches, el Madrid manejó el encuentro a su antojo, sin despeinarse Kroos, con Isco ambulante y con Illarra de gregario para todos. El guipuzcoano tuvo la doble virtud de jugar con la campechanía necesaria en zonas de riesgo y encender la lámpara cerca de la portería rival, donde, salvo Kroos desde las esquinas, fue el mejor socio de los delanteros. Pero con la pelota en juego no fue el día de los atacantes, hasta el punto de que Arbeloa, autor del tercer gol, por supuesto tras otro córner, con un remate que entró por un dedo, fue de los más peligrosos.
Desamparado el Ludogorets, máxime con diez futbolistas durante más de 70 minutos, el guion hacía prever una goleada de época. No fue tanto. En un partido sin cartel, al equipo le faltó el colmillo necesario y algunos, como Bale, prefirieron regatearse a sí mismos antes que dar carrete a sus compañeros. Se lo reprochó la grada poco antes de que tuviera que abandonar el partido con un chorreo de sangre en la nariz tras un encontronazo involuntario con un visitante. En sus cercanías no hubo pistas de Chicharito, voluntarioso al verse en uno de los pocos partidos que tendrá fuera del banquillo. Al mexicano le pudo que la referencia ofensiva siempre fuera Cristiano, que cada vez tiene más apetencia por el eje del ataque. Chicharito se quedó fuera de onda. Un goleador puro obligado a buscarse territorios que domina menos, donde se requiere otra destreza.
Con las pistas que dejaba el devenir del choque no podía ser de otra manera. Antes de que Arbeloa se desmadrara en ataque, el Madrid anotó el segundo gol vía aérea, por la ruta de Kroos. Esta vez, el agradecido fue Bale, también un atleta portentoso cuando hay que volar. La partitura que quedaba, con una segunda parte sin hueso, ya fue cosa de Jesé, que sigue en rodaje, y Medrán, que de rebote logró su primer emboque. Más que suficiente para un equipo que no se desenchufa ni cuando solo mete medio gas. Le ha cogido gusto a los récords y las estadísticas. Y aun en partidos sosainas la fiesta continúa.
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