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El vía crucis de Lillo

El técnico español es destituido en Millonarios por los conflictos institucionales a pesar de presentar unos buenos resultados

Juanma Lillo, en una foto de 2010, cuando entrenaba al Almería.
Juanma Lillo, en una foto de 2010, cuando entrenaba al Almería.Julian Rojas

En una cena interminable entre Menotti y Valdano, el mayor de los dos técnicos argentinos soltó una frase: "He encontrado a alguien más loco que nosotros que habla de jugar al fútbol por el camino correcto". Ese hombre del que hablaba Menotti era Juanma Lillo. Un técnico mitad maldito, mitad de culto.

Si en su primera aventura fuera de España, Lillo coincidió con Guardiola en Dorados de Sinaola, un encuentro que el Loco Abreu subrayó diciendo: "Una tertulia con ellos era estar en el paraíso". En su segunda andanza fuera de las fronteras españolas, Juanma se ha encontrado con un panorama esperpéntico. En Millonarios los futbolistas no tienen duchas y los masajes se los tienen que dar en el suelo. Además, las guerras sucias y la inestabilidad institucional se han convertido en una tradición dentro del club colombiano. Lillo y sus ayudantes Íñigo Domínguez y Jorge Muñoz se han encontrado en medio de una lucha de egos por el poder con cinco presidentes en ocho meses.

En Millonarios no hay duchas y los masajes se dan en el suelo. Las guerras sucias y la inestabilidad institucional es tradición en el club

Lillo vivió en marzo una situación inédita. A pesar de que en Colombia hay una regla por la que no se publica los emolumentos por respeto a los profesionales a fin de no poner en riesgo su integridad física y evitar posibles secuestros, el sueldo del técnico vasco se filtró a la prensa multiplicado por cinco. Algunos medios colombianos apuntaron como instigador al empresario Gustavo Serpa, acusado además de financiar a algunos periodistas para generar inestabilidad con el fin de provocar el descenso del precio de las acciones y poder comprar el club.

Las historias rocambolescas han marcado el camino de Lillo en Colombia. El equipo viajó y jugó en Trujillo (Perú) después de que un miembro de una barra brava fuera asesinado por un amigo y compañero del grupo radical. La familia viajó a reconocer el cuerpo en el mismo vuelo que Millonarios. Asimismo, las emboscadas y los sicarios se vinculan a uno de los clubes más históricos de Latinoamérica, que llegó a tener en sus filas a Alfredo Di Stéfano, pero que ahora es un auténtico polvorín.

Cuando el equipo encadenó un par de malos resultados, los dirigentes destituyeron primero al director deportivo y después a Lillo 

A pesar de la situación desoladora, Lillo encontró la senda del buen fútbol. El equipo se quedó a un penalti de alcanzar la final (en 25 años Millonarios sólo ha disputado una) y fue el equipo menos goleado del Apertura. La temporada anterior a la llegada de Lillo, el Atlético Nacional superó en 28 puntos en la reclasificación final a Millonarios, equipo que a las órdenes del técnico español se colocó después en segundo lugar en la reclasificación, a 7 puntos, con dos partidos menos y clasificado para la próxima edición de la Libertadores. Lillo se había ganado el respeto de los más futboleros e incluso llegó a sonar como posible seleccionador de Colombia este verano cuando parecía que Pékerman dejaría el cargo después del Mundial.

En verano Juanma Lillo y sus ayudantes vieron que desde el club no cumplían las promesas que habían asegurado y el equipo iba siendo desmantelado, sobre todo con la baja de M'bami (de la máxima confianza del técnico, que lo entrenó en el Almería). Aumentó el poder de Gustavo Serpa y cuando el equipo encadenó un par de malos resultados aprovecharon para destituir primero al director deportivo Portolés y después a Lillo y sus asistentes.

En una rueda de prensa, Lillo mostró todo su apoyo a la gente de Millonarios: "Aquí hay sentimiento e identidad. Con los clubes no se juega. Si realmente amas una entidad, no se hipoteca su sostenibilidad, apuestas por ella de verdad". Fiel a su estilo, Lillo no buscó coartadas para explicar el vía crucis que ha vivido: "En el fútbol no hay nada de lo que excusarse. Unas veces ganas y otras pierdes. Pónganse a jugar y lo veréis. Desde que se inventaron las excusas se acabaron los errores".

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