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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Competencia darwiniana

Si no hay sorpresas, parece probable que Estados Unidos y España se vean las caras en la final del torneo

Anthony Davis, a punto de encestar en el partido contra México.
Anthony Davis, a punto de encestar en el partido contra México.DIARIO AS

Hace dos semanas escribí que era una tontería dar por hecho que Estados Unidos y España fuesen los únicos aspirantes al título en el Mundial de baloncesto de este año. Puede que fuese una ilusión. Desde aquellas palabras, los estadounidenses y los españoles han aplastado a sus contrincantes con la sutileza de un par de guepardos corriendo sobre un hormiguero, y, si no hay sorpresas, parece probable que los dos favoritos se vean las caras en la final del torneo.

Esta hipertrofia de la cumbre no me extraña después de ver los partidos del Mundial de este año, pero sí cuando la comparo con mi visión del baloncesto internacional en general. Yo creía que las competiciones mundiales de básquet estaban avanzando hacia una igualdad cada vez mayor, y no menor. Entonces, ¿qué está pasando?

Cuando se contempla retrospectivamente la historia del Mundial de baloncesto, se advierten dos cosas: 1) Los caucásicos son extraordinariamente buenos jugando a este deporte (la antigua Yugoslavia y su progenie son responsables de cinco medallas de oro, el máximo en la historia de la FIBA). 2) A Estados Unidos no se le dan tan bien los Mundiales; solo han ganado cuatro medallas de oro.

Pero cuando pensamos en el baloncesto internacional, no estamos pensando solo en el Campeonato Mundial de la FIBA. Los Juegos Olímpicos proyectan su sombra sobre el Serengueti del baloncesto internacional. Y los estadounidenses son realmente buenos disputando Juegos: han ganado 14 de las 18 medallas de oro concedidas.

En otras palabras, desde el punto de vista histórico, mis compatriotas baloncestistas han sido, en efecto, indiscutiblemente preponderantes en los encuentros internacionales.

Igual que en la evolución, puede llevar tiempo, pero EEUU acabará teniendo más rivales que España

La historia reciente es otra cuestión. De las últimas 13 competiciones internacionales (Juegos más Mundiales), Estados Unidos ha ganado solamente siete. Sigue siendo mucho, pero como mínimo apunta al inicio de la caída del pedestal que yo presentía. Entonces, ¿por qué España es el único equipo que parece tener una posibilidad real de derrotar a Estados Unidos? ¿Qué falla en todos los demás?

Quizás nada. Tal vez la verdad sea que, por ahora, la igualdad en el baloncesto internacional tenga la forma de un buen equipo estadounidense y un buen equipo de cualquier otro lugar, consecuencia de una competencia darwiniana en la que los conjuntos de países que no son Estados Unidos se enfrentan durante años en un esfuerzo inconsciente por desbancar a los estadounidenses. Por ahora, gracias a años de talento e infraestructura excelentes del baloncesto español, ese equipo es España. Dentro de 10 años puede que sea Turquía. O China. Para bien o para mal (y muy a mi pesar), Estados Unidos sigue siendo una especie dominante en la cadena trófica del baloncesto. La buena noticia para los demás es que al menos hay sitio para otra. Y algún día probablemente habrá sitio incluso para más. Pero, igual que en la evolución, puede llevar su tiempo.

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