Brasil: De la fantasía a la mecanización
Lejos del coreográfico equipo del 70’, 'La Canarinha' ha perdido estética en pos de la efectividad
Cuna de algunos de los mejores futbolistas de la historia, del fútbol interiorizado en las calles y la arena de sus playas, Brasil es la selección más laureada con cinco coronas mundiales. Su estilo, sin embargo, ha sido camaleónico. Desde los primeros cetros (1958 y 1962) y la fantasía de los 70 hasta el despliegue actual, La Canarinha ha mutado hasta perder encanto y dosis de jogo bonito, que no efectividad. El siguiente listado representa algunos de los episodios claves en su transformación.
1950: La herida abierta del ‘Maracanazo’.El 16 de julio de 1950 quedó grabado a fuego en la historia del fútbol brasileño. Un gol del uruguayo Ghiggia a nueve minutos para el final silenció a los 250.000 hinchas que abarrotaban las gradas del templo de Maracaná. La derrota dejó en Brasil una cicatriz que aún perdura.
1958: Primer título... y puesta en escena de Pelé. Con Vicente Veloa en el banquillo y artistas como Didí, Vavá, Zagallo o Garrincha sobre el tapete, La Canarinha alzó su primer título. Allí, en Suecia, el fútbol descubrió a un chico de 17 años que concluyó el campeonato con 6 goles, dos de ellos en la final de Estocolmo: el joven Pelé.
1962: Un genio llamado Garrincha. Lesionado Pelé en el segundo encuentro, el esquema de la verde-amarelavarió de un 4-2-4 a un 4-3-3, pero en Chile la inspiración individual prevaleció de nuevo sobre la pizarra. Fue Garrincha quien impulsó a Brasil con su regate y sus dianas (4). En la final, 3-1 ante Checoslovaquia.
1970: Oda al espectáculo. Pocos equipos han dejado una huella tan profunda como el dirigido por Zagallo en México. Pura fantasía, juego revolucionario. Ningún corsé. Con cinco ‘dieces’ sobre el verde (Jairzinho, Tostão, Pelé, Gerson y Rivelino), Brasil elevó su tercer Mundial. El gol de Carlos Alberto en la final contra Italia (4-1) supone la obra cumbre de una exhibición coral legendaria.
1974/1978:Un modelo en entredicho. Pese a alcanzar las semifinales en ambos torneos, ni Zagallo ni Coutinho dieron con la fórmula ante el nuevo escenario, la etapa post-Pelé.O rei se echó a un lado y disputó su último partido con la selección el 18 de julio de 1971, ante Yugoslavia. Fue Rivelino el que asumió el mítico 10. Y lo hizo con nota, pero Brasil perdió vuelo y el modelo comenzó a cuestionarse.
1982:La pesadilla azul. Sometido a una gran presión, Telê Santana confeccionó un equipo talentoso con jugadores como Sócrates, Zico o Falcão. Tras un arranque esperanzador y una victoria de enjundia contra Argentina, llegó la pesadilla ante Italia. En Sarrià, la verde-amarela quedó noqueada por un triplete de Rossi. Las críticas fueron furibundas. La derrota supuso un punto de giro hacia la europeización.
1994: Parreira y el trivote. Sin llegar a la sonrojante propuesta de su predecesor Lazeroni -líbero y defensa de cinco hombres en Italia 90’-, Parreira abandonó en EE UU las raíces y diseñó una media con tres pivotes: Mauro Silva, Mazinho y Dunga. El equipo perdió lustre. Solo la dupla atacante, formada por Romario y Bebeto, mantuvo el hilo conductor y aportó estética. Pese a todo, Brasil elevó su cuarta corona.
1998: La frustración de El Fenómeno. Pese a prescindir de Romario, el seleccionador Zagallo fabricó un equipo alegre, integrado por estrellas como Roberto Carlos, Denilson, Rivaldo o Bebeto. Estaba llamado a ser, sin embargo, el Mundial de Ronaldo. Mejor futbolsita del planeta, artillero sin parangón, El Fenómeno acusó un misterioso ataque epiléptico antes de la final (3-1) contra la Francia de Zidane.
2002:La mecanización de Scolari. Decidida a recuperar el trono, Brasil se encomendó a la rigidez táctica de Felipao. Apostó el técnico por incluir tres zagueros y dos medios de contención, en detrimento del jogo bonito. No embelesó la apuesta, pero la milagrosa resurrección de Ronaldo, torpedeado por la endeblez de sus rodillas, devolvió la gloria a La Canarinha.
2013: El Brasil más industrial. Tras el topetazo en Alemania 2006, donde ya se adivinaron problemas para encajar a tres astros como Ronaldo, Adriano y Ronaldinho, en Sudáfrica 2010 vino una versión mucho más industrial, con Dunga a los mandos, que tuvo continuidad después con Menezes y ahora en la actual selección de Scolari. El planteamiento y la nómina de jugadores en la última Copa América así lo ilustra.
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