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El Atlético saca oro del barro

Un gol de Koke tras la única aparición de Diego Costa alivia a los de Simeone ante un conjunto muy peleón Los rojiblancos, con más garra que brillantez, duermen líderes en solitario

Rafael Pineda
Koke, con Villa detrás, celebra el gol de la victoria.
Koke, con Villa detrás, celebra el gol de la victoria.Jorge Guerrero (AFP)

La enciclopedia de fútbol de este Atlético presenta un amplio catálogo. Capítulos donde se conjuga el verbo ganar gracias a partidos brillantes, repletos de calidad y buen juego. También otros donde el resultado prevalece ante todo, amparado en un buen sistema defensivo y la aparición fugaz de futbolistas de innegable talento, caso de Diego Costa o Koke. Un surtido de virtudes, en definitiva, que sostienen a este gran Atlético, que cosechó una victoria de mucho mérito en La Rosaleda. Un equipo que escapa líder después de la trampa que le tendieron en La Rosaleda y logra su objetivo de meter mucha presión al Barcelona.

Triunfo ajeno a la espectacularidad de otras citas, lo que, a la postre, lo dignifica más. Tres puntos que suma un Atlético superado en muchas fases por la fogosidad de un buen Málaga, y al que le bastó una única jugada de Diego Costa y un remate de Koke. Victoria típica de equipo grande que en un día espeso gana en un escenario hostil, con un rival muy enchufado y rápido. Un excelente Málaga el que moldeó Schuster y que peleó hasta el final, asentado en el gran trabajo de su defensa. Le faltó pegada, pero puso en apuros a todo un líder.

MÁLAGA, 0; ATLÉTICO, 1

Málaga: Caballero; Gámez, Sergio Sánchez, Angeleri (Morales, m. 77), Weligton, Antunes; Eliseu (Duda, m. 65), Camacho, Darder, Samu; y Juanmi (Santa Cruz, m. 65). No utilizados: Kameni; Flavio, Anderson y Portillo.

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Arda (Cebolla Rodríguez, m. 61), Tiago, Koke, Óliver (Adrián, m. 45); Diego Costa y Villa (Alderweireld, m. 84). No utilizados: Aranzubia; Insúa, Guilavogui y Sosa.

Gol: 0-1. M. 70. Koke, con el interior.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes. Amonestó a Miranda, Darder, Tiago, Angeleri, Juanfran (baja ante el Barcelona), Diego Costa, Cebolla Rodríguez, Samu y Antunes.

La Rosaleda. Unos 25.000 espectadores.

Simeone se vio obligado a cambiar la seda de Óliver y Arda por las carreras del Cebolla y Adrián, incapaz su equipo de superar el entramado defensivo del Málaga. Hubo un resquicio por el que se coló Diego Costa, que asistió a Adrián. Caballero sacó el balón y Koke marcó el primer gol de la Liga en 2014. Para ello tuvo que pisar el área rival y descolgarse de una posición de mediocentro en la que no se vio nada cómodo. El duelo del próximo sábado ante el Barcelona se presenta apasionante para el Atlético y para la Liga, que muestra también estadios como La Rosaleda, donde lograr el triunfo se antoja complicado. A Schuster se le ha pitado con rabia en ese campo. Incluso se ha solicitado en masa su destitución. El alemán, con prudencia, no levantó la voz. Se limitó a trabajar con lo que tiene, apenas nada comparado con lo que pusieron en manos de otros, para intentar forjar un Málaga competitivo. Por eso el Atlético se encontró con un rival donde la mano de su entrenador se dejó notar bastante. Un planteamiento con tintes conservadores, con tres centrales, cerrado el centro del campo con Camacho y Darder y con dos laterales enchufados, Gámez y Antunes, para intentar sorprender al Atlético.

El grupo de Simeone, impecable en la presión ofensiva desde el minuto uno, sufrió más de la cuenta en la creación. El Málaga cerró espacios y se movió en cada balón dividido con un esfuerzo conmovedor. El Atlético echaba en falta a su faro, Gabi, tanto por la ausencia de sus prestaciones como por provocar el retraso en la posición de Koke. Los de Simeone tuvieron el balón, pero se mostraron inocuos con él. Quizás no es un equipo hecho para tocar, demasiado acostumbrado a las carreras de Diego Costa y los desbordes de Villa y Arda cuando la cosa se pone fea.

También le queda un trecho a Óliver, sublime con el balón en los pies, aunque demasiado alejado de los terrenos donde hace daño, cerca del área rival. El Málaga no dejó maniobrar al Atlético, que cayó en la precipitación del balón directo a sus delanteros, justo lo que querían los de Schuster. Balones limpios para ser despejados por su amplia nómina de centrales.

Sin bandas ni conexión en la línea de tres cuartos, no hubo noticias del Atlético en ataque hasta el minuto 20, cuando Juanfran se inventó un jugadón que resolvió el siempre efectivo Caballero. Un oasis ante la espesura del juego visitante y el único despiste de la zaga de un Málaga motivadísimo. Los de Schuster supieron añadir a su despliegue ofensivo cinco minutos en los que se desataron en busca de Courtois. Para ello tuvo que aparecer Gámez para hacer dos regates en una baldosa y asistir a Eliseu, que disparó a las manos de Courtois. Samu y Filipe Luis, en un remate a propia puerta, también pusieron en apuros al belga.

Simeone intentó solucionar el cacao mental de sus jugadores dando entrada a Adrián y sacando a Óliver. No carburó el Atlético. El síntoma más claro de su desesperación se reflejó en los aspavientos de Diego Costa, enfadado por sus pérdidas, engullido por el marcaje que le hicieron Sergio Sánchez y Angeleri.

Solo hubo un resquicio. Una puertecita por la que se coló Diego Costa en su única acción de mérito de toda la tarde. Su toque dejó solo a Adrián. Paró Caballero, pero Koke se liberó de sus cadenas para marcar de un excelente toque con el interior. El balón sorteó a tres defensas del Málaga y entró como un obús en la portería. El tanto acabó con el plan de Schuster, que lo intentó hasta el final dando entrada a Santa Cruz y Duda. Un potente Málaga que vendió muy cara su derrota. Tres puntos trabajados para un Atlético que gana cuando juega bien y cuando es frenado por su rival, con lo que amplía sus registros de equipo grande y con aspiraciones para ganarlo todo.

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