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Un campeón confundido

Orenga considera que España no ha sabido responder a la dureza de sus rivales y reconoce que Francia gestionó mejor el final de partido ● “Con una medalla, todos satisfechos”, dice

Robert Álvarez
Rudy pelea el balón con Ajinca y Batum.
Rudy pelea el balón con Ajinca y Batum.Jure Makovec (AFP)

Juan Antonio Orenga, con una taza de café en la mano, comparece el día después de la derrota en la semifinal ante Francia muy distendido, en la planta 15ª del hotel Plaza de Liubliana. En el otro extremo del salón, Vincent Collet, su colega francés, concluye la larguísima rueda de prensa previa a la final que disputará su selección, hoy, contra Lituania (21.00, Cuatro). Los lituanos, con Kalnietis, Kleiza y Valanciunas al frente, vuelven a pelear por el oro 10 años después. En 2003, en Suecia, ganaron el título precisamente a España. Ha sido una década prodigiosa para el baloncesto español, con siete finales y tres oros en las grandes citas. En Liubliana, en un Europeo lastrado por muchas bajas y de un nivel muy discreto, España concluirá hoy frente a Croacia (17.30, Cuatro), con la medalla de bronce en juego.

“Estamos muy acostumbrados a ganar y no es fácil conseguir una medalla. Lituania llevaba años fuera de esa lucha y para Croacia sería histórico ganar porque cuenta con un equipo joven, que está volviendo y hace tiempo que estaba fuera del podio. Parece que todo lo que no sea ganar el campeonato es malo. Y no, si conseguimos una medalla, será una gran alegría y acabaremos todos satisfechos”, asegura el seleccionador español.

Tras la derrota ante Francia, la cuarta que han sufrido en el torneo, los españoles rehúyen las justificaciones atendiendo a las bajas de Pau Gasol, Navarro, Felipe Reyes e Ibaka, aunque, Calderón deslizó hace una semana: “Ya no podemos decir que somos los favoritos. Somos los que somos y hay lo que hay”. Saben que a muchos equipos también les han faltado piezas y que el juego interior español ha sido físicamente débil. Ese talón de Aquiles ha agudizado la falta de dureza, otro de los problemas que han propiciado las cuatro derrota españolas, ante Eslovenia, Grecia, Italia y Francia. Orenga lo admite, como antes lo habían hecho Marc Gasol o Rudy Fernández. “Debemos estar preparados para un partido duro. Si el partido se endurece, nosotros tenemos que ser capaces de endurecerlo más”, exige el seleccionador.

El equipo español ha salido perdiendo cuando las defensas rivales han subido su intensidad

El equipo español ha salido perdiendo cuando las defensas rivales han subido su intensidad, en un torneo tan marcado por los forcejeos y los golpes que su página web oficial colgó ayer un vídeo con una sucesión de acciones que parecen extraídas de una velada de lucha libre y las declaraciones de una veintena de jugadores y entrenadores en las que ponen de manifiesto la dureza del juego. Llull, Rudy, Calderón y Marc Gasol han sido los españoles más malparados. Como ya era previsible, el pulso contra Francia tuvo ese cariz. Y España se confundió por completo. No supo administrar en la segunda parte una ventaja de 14 puntos. Se desplomó como ya le había sucedido en los últimos cuartos de sus derrotas anteriores: 18-26 ante Eslovenia, 18-27 ante Grecia, 25-41, incluida la prórroga ante Italia y 23-32, incluida la prórroga ante Francia.

“La segunda parte contra los franceses nos costó. Tuvimos el tiro para ganar, pero no entró. Y luego la prórroga fue muy trabada. Nuestro ataque no fue fácil. Ellos estaban muy arriba, con una defensa muy física, con muchos cambios, que nos complicó. Ellos fueron capaces de colapsar todo, de cerrarse en torno a Marc cuando recibía dentro y hacer esos cambios de defensa fuera”, describe el técnico de Castellón. “Vamos a buscar una solución para que el campo se nos haga más grande y tengamos más espacios para poder atacar”, añade el seleccionador

Orenga echó de menos la verticalidad y agresividad ofensiva de su equipo en los minutos finales. “Es difícil correr como queremos en ese momento, cuando todo el mundo está cansado y el juego se ensucia y se enrarece. Ellos efectuaron unos cambios defensivos en los que no pudimos irnos de nuestros defensores y eso propició que llegáramos al final de la posesión”. Además de los tiros fallados, en la prórroga, España agotó dos veces los 24 segundos sin tirar y en otras dos perdió el balón. Dos síntomas más de sus defectuosos ataques y su mala gestión de los finales de partido.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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