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Robredo asombra a Federer

El español, que había perdido los diez precedentes, se cita en cuartos con Nadal tras inclinar 7-6, 6-3 y 6-4 al genio, tan gris como para desaprovechar 14 bolas de break. “Me he ganado a mí mismo”, dice el campeón de 17 grandes

Juan José Mateo
Robredo, tras derrotar a Federer.
Robredo, tras derrotar a Federer.TIMOTHY CLARY (AFP)

La humedad empapa de sudor la camiseta de Roger Federer mientras Tommy Robredo firma la sorpresa de las sorpresas: él, que había perdido los diez precedentes contra el suizo, le elimina 7-6, 6-3 y 6-4 y se cita en cuartos de final del Abierto de EE UU con Rafael Nadal (6-7, 6-4, 6-3 y 6-1 a Philipp Kohlschreiber tras desaprovechar 16 bolas de break), lo que asegura un semifinalista español en el último grande de 2013. Fue un Federer menor, que optó siempre por las soluciones de urgencia y eligió casi siempre mal en los momentos decisivos. Un Federer que intentó vivir colgado de la red incluso con su segundo saque y que acabó siendo pasado una y otra vez por un Robredo de roble, corajudo, insistente y de alto ritmo. Pura escuela española.

“Perdí muchísimas oportunidades y nunca entré en ritmo”, reconoció Federer, que por primera vez desde 2002 no disputará una final grande. “Han sido tres meses difíciles, sin consistencia”, añadió el suizo, muy sincero tras su derrota. “Me he ganado a mí mismo, y lo digo sin querer quitarle nada a Tommy. Cuando importó conseguir cosas, no pude. Necesito moverme y jugar mejor”.

“He ganado al mejor de todos los tiempos, en un gran estadio donde amo jugar. Estoy emocionado”, dijo el ex número cinco del mundo, hoy el 22. “La diferencia fue que yo convertí los puntos de break y él no, pero fue un partido durísimo”, añadió. “Sudamos mucho y perdimos mucha energía. Tuve que correr mucho, pero estaba listo para luchar”.

Federer se despide de Flushing Meadows.
Federer se despide de Flushing Meadows.JOHN G. MABANGLO (EFE)

La victoria del catalán, que firma sus primeros cuartos en Nueva York, le pone el sobresaliente a una temporada que ya era brillante: instalado entre los 25 mejores del mundo, Robredo llegó a ser el 474 tras una lesión, y este verano, en un esfuerzo hercúleo, llegó a cuartos de Roland Garros tras levantar tres veces seguidas una diferencia de 2 sets a 0. Increíble.

Que la victoria del español se explica más a través de Federer que de sí mismo queda resumido en una estadística. El genio firmó 2 de 16 en bolas de break, un dato impropio de un ganador de 17 torneos grandes. En muchas ocasiones, Federer discutió esos peloteos sin querer ir al cuerpo a cuerpo, como si le pesara el marcador, la humedad, el calor y la consistencia de Robredo. Federer atacó la red apoyándose en pelotas intermedias, intrascendentes, sin el picante suficiente como para descolocar a su contrario. Federer intentó utilizar truquitos más propios de jugadores de club, como pegar pisotones contra el cemento amagando una subida, en lugar de coger el partido por el pecho. Federer, el genio, un tenista como no habrá otro, apenas encontró escudo en su servicio, espada en su derecha ni filo en su infinito repertorio. Robredo, que tuvo corazón caliente para el esfuerzo y cabeza fría para los peloteos clave, le puso un muro en la línea de fondo. El suizo, al que se le suponen más recursos que a nadie, no encontró manera de escalarlo tras ceder ya su primer servicio del encuentro.

“¡Vamos Roger!”, gritaba la gente, apretujada en la pista Louis Armstrong, segunda en importancia, a donde se movió el partido para salvar una jornada marcada por la lluvia. Federer, que llevaba sin jugar fuera de la central desde 2006, no se escudó en que se le atragantaron las distintas circunstancias de juego, en el no tener fondos infinitos para defenderse, o en el no poder medirse con sus referencias de siempre. Las razones fueron otras. Pálido con respecto a su mejor versión (43 errores no forzados), sin el juego de pies que le llevó hasta sus mejores triunfos, y con su plaza en el top-10 en peligro, la leyenda del tenis se inclinó sin tiempo siquiera para decir hasta luego (2h 24m).

Tres españoles en cuartos, récord

Las victorias de Rafael Nadal (6-7, 6-4, 6-3 y 6-1 al alemán Kohlschreiber), David Ferrer (7-6, 3-6, 7-5 y 7-6 al serbio Tipsarevic) y Tommy Robredo (7-6, 6-3 y 6-4 al suizo Federer) dejaron a tres españoles en cuartos, lo que nunca se había visto en el Abierto de Estados Unidos. El récord, que además asegura un semifinalista de La Armada porque Nadal y Robredo se enfrentarán entre ellos, también podría sellar un finalista si Ferrer se impone en sus cuartos Richard Gasquet (8-1 para el español en los cara a cara). Los vencedores de ambos cruces se medirán en semifinales.

A falta de que Marcel Granollers se mida en octavos con Novak Djokovic, los tenistas de la ATP no se quedaron solos. Carla Suárez, la número 20 del mundo, también llegó a esa ronda, donde tendrá que echarle un pulso a Serena Williams, la número uno del mundo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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