_
_
_
_
_

Balaídos festeja el milagro

Celta se salva en una jornada redonda con un gran gol de Insa, un festival de paradas de Rubén Blanco y las noticias de Riazor

Robert Álvarez
Insa celebra su gol con Aspas y Samuel.
Insa celebra su gol con Aspas y Samuel. LALO R. VILLAR (DIARIO AS)

Balaídos hizo erupción en una jornada histórica para el Celta. Explotó la animosa afición que llenó la grada desde mucho antes de empezar el partido y se lo pasó en grande, desde el principio hasta el final. Conjurada en torno al lema eucreonocelta, vibró con el gol temprano de Insa, sufrió con las embestidas del Espanyol, se regocijó con la victoria de la Real en Riazor y acabó invadiendo el césped, eufórica, manteando a sus héroes, los que consiguieron una permanencia que solo un par de jornadas antes parecía utópica. Entonces, tras la derrota ante el Atlético, el Celta volvió al farolillo rojo. Pero sus dos últimas victorias ante el Valladolid y el Espanyol, combinadas con los resultados del carrusel final liguero, le permitirán seguir un año más en Primera, donde había vuelto solo hace un año tras un lustro en Segunda.

Todo le rodó a las mil maravillas al Celta que hizo diana a las primeras de cambio, asimiló las imprescindibles noticias del gol de la Real en Riazor y se regocijó con el recital de paradas de Rubén Blanco, el portero de 17 años que debutó en Primera hace una semana y que se estrenó como titular en un partido de una exigencia máxima.

Abel Resino apostó fuerte por el portero que tan bien había respondido en la segunda parte del partido anterior en Valladolid, tras sustituir a Javi Varas, lesionado. El guardameta suplente Sergio Álvarez, lesionado desde hacía dos meses, se recuperó a tiempo para el trascendental encuentro ante el Espanyol. Pero Abel fue consecuente con sus apreciaciones sobre la calidad y el carácter de la nueva perla del equipo y el club consiguió la preceptiva autorización de la Federación Española para poder contar con Rubén Blanco. Debía haberse incorporado hace una semana a la concentración de la selección española sub 19. Le valieron la pena al Celta los trámites burocráticos.

Celta, 1; Espanyol, 0.

Celta: Rubén Blasco; Bellvis, Cabral, Túñez, Roberto Lago; Insa, Borja Oubiña; Augusto (Orellana, m. 90), Álex López (Madinda, m. 72), Krohn-Delhi (De Lucas, m. 86), y Iago Aspas. No utilizados: Sergio Álvarez; Vila, Jonny y Toni.

Espanyol: Casilla; Javi López (Mattioni, m. 59), Colotto, Raúl Rodríguez, Capdevila; Forlín, Víctor Sánchez (Cristian Gómez, m. 65); Stuani, Verdú (Christian Alfonso, m. 81), Simão; y Sergio García. No utilizados: Germán; Baena, Tejera y Cubillas.

Goles: 1-0. M. 16. Natxo Insa.

Árbitro: Mateu Lahoz. Expulsó a Forlín (m. 91) por doble amonestación. Mostró tarjeta a Sergio García, Mattioni y Oubiña.

Lleno en Balaídos. Unos 42.000 espectadores.

Las intervenciones de Rubén Blanco salvaron a su equipo del drama. Pero antes, cuando todavía prevalecían las consignas en un partido que precisaba de un alto grado de inteligencia emocional y astucia táctica, el Celta se marcó una jugada espléndida que le dio el gol que necesitaba. Oubiña alzó la mirada, conectó por la izquierda con Iago Aspas. El delantero gallego recortó a Colotto con un cambio de pierna primoroso y centró para Natxo Insa, que empalmó un tiro formidable, inalcanzable para Casilla.

Había transcurrido apenas un cuarto de hora y el Celta ponía los cimientos para la gesta. Pero no dependía solo de sí mismo. Necesitaba noticias de Riazor, que la Real empatara por lo menos ante el Deportivo. Solo dos o tres minutos después del gol de Insa, la afición volvió a explotar, enterada de la diana del equipo donostiarra. Pero quedaba un mundo.

Y el Espanyol despabiló. Empezaron a combinar con soltura Verdú, Stuani y Simão. Y empezó el recital de Rubén Blanco. Respondió con una doble parada a una penetración por la derecha de Verdú. Sacó también un puño providencial en un cabezazo envenenado de Sergio García. Detuvo un zapatazo tremendo de Stuani, que poco antes había enviado alto en buena posición, a la salida de un córner, una de las acciones que más le cuestan defender al Celta. El Espanyol dominó y dispuso de más ocasiones. El Celta, replegado, sacó un par de buenas contras que también exigieron a Casilla, tras un cabezazo de Álex López y un disparo de Iago Aspas. Por momento jugó con fuego el Celta. Iago Aspas tuvo el gol pero el balón se le quedó ligeramente atrás, justo el tiempo que necesitó Casilla para responder con otra meritoria parada. El tiempo corría a favor de los vigueses, hasta que se consumó el milagro. El Celta es de Primera.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_