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La huella de Nibali en el corazón de los Dolomitas

El líder del Giro marca definitivamente la carrera imponiéndose en las Tres Cimas de Lavaredo en la penúltima etapa

Carlos Arribas
Nibali, en su llegada a la meta.
Nibali, en su llegada a la meta.LUK BENIES (AFP)

El corazón de los Dolomitas es una caja de pinturas Alpino sobre cuya tapadera se ha derramado un bote de harina, pobre cervatillo, hermosos abetos de blanco, y en la que el dedo caprichoso, con malicia, de una niña que acaba de dejar de derretir en sus manos una tableta de chocolate dibuja sinuosa una línea. Y en medio de la línea, negra grosera, asfalto duro que viola la naturaleza tranquila, dormida en la primavera que es aún invierno, y la calma, una hilera de ciclistas tirita detrás de Nibali de rosa.

Y aunque cruzada la meta hablen sin parar y mareen, destruyan con palabras, ignorantes de que la belleza es lo inefable, lo que deja sin aliento y sin adjetivos, es difícil no admirarlos, no aplaudirlos o empujarlos piadoso o festivo como los aficionados que alcoholizados no sienten el frío, los grados bajo cero que congelan el aliento en los labios, y sin camiseta y en shorts corren al lado del ciclista que acelera en el infinito, en la cuesta sin fin (4m 26s el último kilómetro de Nibali, 12 kilómetros por hora, así de lejos, de inalcanzables estaban las Tres Cimas de Lavaredo que hicieron gigantes a Merckx y al Tarangu) temiendo no por su vida, pues a él lo conduce una fuerza ajena, superior, sino por la de los aficionados locos, que pueden resbalar, tropezarse, convertir en charlotada el momento sublime.

Clasificaciones

ETAPA:

1. Vincenzo Nibali (ITA-Astana) 5h 27m 41s
2. Fabio Andrés Duarte (COL-Colombia) a 17s
3. Rigoberto Uran (COL-Sky) a 19s
4. Carlos Alberto Betancur (COL-Ag2r) a 21s
5. Fabio Aru (ITA-Astana) a 44s
6. Franco Pellizotti (ITA-Androni) a 48s
7. Domenico Pozzovivo (ITA-Ag2r) a 54s
8. Damiano Caruso (ITA-Cannondale) a 58s
9. Darwin Atapuma (COL-Colombia) a 1m
10. Rafal Majka (POL-Saxo-Tinkoff) a 01m 04s

GENERAL:

1. Vincenzo Nibali (ITA-Astana) 79h 23m 19s
2. Rigoberto Uran (COL-Sky) a 04m 43s
3. Cadel Evans (AUS-BMC) a 05m 52s
4. Michele Scarponi (ITA-Lampre) a 06m 48s
5. Carlos Alberto Betancur (COL-Ag2r) a 07m 28s
6. Przemyslaw Niemiec (POL-Lampre) a 07m 43s
7. Rafal Majka (POL-Saxo-Tinkoff) a 08m 09s
8. Beñat Intxausti (ESP-Movistar) a 10m 26s
9. Mauro Santambrogio (ITA-Vini Fantini) a 10m 32s
10. Domenico Pozzovivo (ITA-Ag2r) a 10m 59s

Nieva en la meta, gruesos copos que se posan testarudos en las cejas, en los labios, en las arrugas de los ciclistas, dándoles un aire de viejos prematuros que el esfuerzo prolonga en rictus de sufrimiento y abandono. Cuando Fuente, que se preparaba para los grandes días en insomnio aromatizado por el humo de incontables Winston y la mirada en el techo de la estancia y así cargaba el ánima de la necesaria rabia que le hacía llegar más allá de sí mismo, no nevaba así, ni cuando Merckx, que no tenía estados de ánimo diferentes a los que genera el apetito del hambriento. Cuando Nibali, que recoge el testigo y se proclama en cuanto profeta del nuevo ciclismo heredero del antiguo, del que tejió los sueños de la leyenda, la representación teatral que pese a repetirse año tras año, y pese a conocerse los trucos de la tramoya, no deja de sorprender, sí que nieva. Y la nieve, la dureza, las condiciones extremas que deben superar todos, ayuda a matizar las dudas. Nibali es el nuevo ciclismo, de acuerdo, y él lo vocea: “¡Quería ganar para demostrar que el ciclismo es otro, no es lo que se vivió ayer!” Ayer, día de etapa anulada, día de no Stelvio y no Gavia, se vivió el positivo de Di Luca, hijo del viejo ciclismo, el que se quiere olvidar, no del antiguo, hijo de un ciclismo, y ahí la contradicción, ahí el conflicto, que sigue dominando el pelotón.

Mañana domingo en Brescia, Nibali, de 28 años, siciliano de Messina, el tiburón del estrecho en el que Fata Morgana, los espejismos, hacía naufragar los barcos, será proclamado ganador del Giro 13. Huyó de la pobreza a Toscana, hijo del espejismo siempre, donde se hizo ciclista en la escuela de Luigi Cecchini en la Fassa Bortolo de Giancarlo Ferretti. Al Giro, a su Giro que por fin alcanza tres años después de ganar la Vuelta y tras dos años de podio en el mismo Giro (detrás de su maestro Basso) y en el Tour, le ha guiado el viejo Giuseppe Martinelli, de 58 años, hijo de otro tiempo que guió también hasta la maglia rosa a Garzelli, a Pantani, a Simoni y a Cunego. También Nibali ha dejado su huella en el Giro, valiosa, aunque ahora pueda ser el dedo manchado de chocolate de una niña en la harina que cubre una caja de pinturas Alpino, pobre cervatillo.

Nibali es cuestión de fe; la nueva Colombia es cuestión de deseo y compromiso. Tras Nibali en la general pero lejos, un colombiano, Rigoberto Urán, el que partió como escudero del desaparecido y olvidado Wiggins y que acabó con la resistencia vieja de Evans en las últimas rampas imposibles. Tras Nibali en la etapa, otros dos colombianos, Fabio Duarte, que con cada pelada supera un problema familiar, y Carlo Betancur, la dinamita en mangas cortas que guiado no por el cálculo sino por el deseo, por la necesidad, termina conquistando el maillot blanco de mejor joven en la nieve (y quinto en la general). Son el nuevo ciclismo de la vieja tierra andina, los hijos si no físicos sí filosóficos de Luis Fernando Saldarriaga e Ignacio Vélez, educadores antes que coach, que siempre recuerdan, para que nadie olvide de qué hablamos: “Los mejores colombianos en Europa no quedan ni 50 en las carreras colombianas; los que ganan en Colombia no llegan a terminar una carrera en Europa”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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