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“O reputación o irrelevancia”

El ciclismo debe “adoptar medidas sensatas” advierte Luis Abril, alto ejecutivo de Telefónica

Carlos Arribas
El Movistar, en la contrarreloj por equipos de la Vuelta.
El Movistar, en la contrarreloj por equipos de la Vuelta.FÉLIX ORDÓÑEZ (REUTERS)

Cuando presentó por primera vez al equipo ciclista patrocinado por Movistar, Luis Abril, secretario general de Presidencia de Telefónica, marcó claramente las líneas del terreno de juego. “Ponemos en vuestras manos lo más valioso de esta compañía, que son sus marcas”, les dijo a los corredores dirigidos por Eusebio Unzue. “Honradlas. Es lo único que os pedimos, que las honréis”. Y honrarlas no significa ganar carreras, entendieron rápidamente los deportistas, ciclistas que la cazaron al vuelo dada la singularidad de su condición, dado el ambiente de dudas y sombras que ya entonces acompañaba a su profesión.

Casi dos años después de aquel discurso, las dudas y las sombras se han convertido en casi oscuridad. El caso Armstrong ha generado un efecto dominó que entre otras consecuencias ha llevado a alguno de los grandes patrocinadores históricos del ciclismo, como el Rabobank, a dejar el deporte. Otros, como los del Sky o del Orica, han iniciado un proceso de limpieza de dudosos. Otras voces, llegadas desde Francia y el FDJ, hablan de la necesidad de que los patrocinadores se involucren directamente en la gestión diaria de los equipos patrocinados. Otros escándalos se perfilan en el horizonte: se esperan nuevas revelaciones del caso Ferrari, una investigación de años, y dentro de tres meses comienza el juicio de la Operación Puerto, casi siete años después de la intervención de la Guardia Civil.

“Malos tiempos, en efecto”, dice Luis Abril en vísperas de que el equipo patrocinado por su empresa con más de 10 millones de euros anuales inicie su tercera temporada en el WorldTour. “Las condiciones de seguridad en la proyección pública de una imagen de marca derivadas del patrocinio ciclista no son las mínimamente necesarias, son claramente insuficientes”.

“Las condiciones de seguridad para la proyección de la marca son insuficientes”

Pese a ello, Telefónica no se ha planteado la posibilidad de dejar el ciclismo. Tienen contrato hasta finales de 2013 pero hay un acuerdo tácito de renovación. “Entramos”, recuerda Abril, “porque respondimos a un SOS, un grito de socorro de que el ciclismo de base se hundía. Llegamos por eso, por una razón de responsabilidad nacional y también porque entregábamos el dinero y la marca a una gente, a Eusebio Unzue, al que conozco desde Banesto, en quien confiaba. Pero una razón de confianza personal, es una razón débil, excepcional. Esto no ocurre con ningún otro patrocinio”.

También, se podría añadir, siguen porque la inversión en imagen ha sido rentable. Según los estudios que manejan, Movistar es líder de notoriedad en ciclismo, con un 7,5% en julio de 2012, frente a un 4,6% de Euskaltel, el otro gran equipo español, y el 2% que aún mantiene el Banesto de Indurain casi 10 años después de haber dejado el patrocinio. Y gracias al equipo ciclista, a finales de 2011 Movistar era la sexta marca en el mercado total del patrocinio, con un 15,96% de notoriedad, superior incluso a la de Red Bull o BBVA.

“Pero el resto de los patrocinios no da guerra y el ciclismo, sí. El ciclismo tiene un problema de singularidad en lo que se refiere a la limpieza de la competición”, dice Abril, que reclama medidas “a las instituciones dirigentes” que conduzcan a la restauración de la “reputación del deporte”.

“Los otros patrocinios no dan guerra. El ciclismo tiene un plus de singularidad”

“No hay seguridad jurídica. El ciclismo necesita un esquema regulatorio claro, veredictos rápidos y definitivos, no lentos y provisionales”, reclama Abril, que deplora las demoras y las idas y venidas laberínticas en casos como los de Contador y Armstrong, con resonancia mediática amplificada durante años.

No cree el patrón del Movistar que la solución a los problemas pase por una implicación más grande de todos los grandes sponsors en la regulación y el control del deporte, del que desconocen las claves, lo cual constituiría una exigencia que limitaría el número de patrocinios, además. “Como patrocinadores no es nuestra misión entrar a regular el deporte ni en la gestión de las empresas que patrocinamos”, advierte el ejecutivo de Telefónica. “Tiene que ser el propio deporte el que haga lo que tiene que hacer”.

“O esto se arregla o será difícil retener a los patrocinadores. El momento es crítico. Si no se adoptan medidas sensatas, el ciclismo se convertirá en un deporte irrelevante para los grandes patrocinadores, será difícil retenerlos”, advierte. “La fuga del Rabobank ha sido un momento definitivo”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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