‘La luz que imaginamos’: emocionante canto a la amistad, a la esperanza y a las calles de Bombay
La joven directora india Payal Kapadia irrumpe con una película llena de fuerza poética sobre tres mujeres que salen adelante en el enjambre de una gran ciudad
La fuerza poética de Payal Kapadia no pasó inadvertida en su ópera prima, A Night of Knowing Nothing (2021), un magnético ensayo político-experimental que puso en el mapa a esta india de 38 años, hija de una pintora y artista visual y un psicoanalista. Con aquel debut —narrado a través de cartas de amor y filmado con amigos y archivos encontrados— Kapadia participó en la Quincena de Cineastas de Cannes, donde logró el premio al mejor documental del festival. Ya entonces, Kapadia llevaba tiempo preparando –y rodando en las calles de Bombay— la que iba a ser su primera película, pero acabó siendo la segunda, La luz que imaginamos, estancada entonces en la búsqueda de financiación.
Tres años después, Kapadia estrena una historia que deja atrás la estructura fragmentaria de su debut para narrar un cuento de amistad y esperanza sobre tres trabajadoras de un hospital. Una de ellas es una cocinera amenazada de desahucio por una constructora; otra es una enfermera veterana y solitaria; y la tercera, su compañera de piso, otra enfermera más joven que oculta su romance con un chico musulmán. Bajo su apariencia sencilla, La luz que imaginamos encierra la hondura y belleza de una mirada que muestra, a través de la rutina de estas tres mujeres, el torrente de vida (y de agua) de la ciudad de Bombay.
Ganadora del último Gran Premio del Jurado del festival de Cannes, el único reconocimiento que le pisa los talones a la Palma de Oro, la película de Kapadia hace gala de una sensibilidad exquisita a la hora de retratar a esas mujeres, sus anhelos y la manera de cuidarse entre ellas. En un país en el que la religión y las castas hacen del amor un desafío, Kapadia responde con una película que convierte la piel y la sensualidad femenina en un poderoso alegato político: de la imagen de una mujer que abraza con todo su cuerpo el caldero rojo que le envía el marido que un día la abandonó a otra que acaricia sin miedo a su deseo el pelo negro y rizado de su novio.
Esa entidad política del amor tiene entre sus principales influencias a la malograda poeta y directora iraní Farough Farokhzaad, todo un símbolo feminista que falleció en 1967 en un accidente de coche a los 32 años. Muy controvertida en su tiempo, Farokhzaad dedicó buena parte de su obra a la sexualidad y el romanticismo de las mujeres persas, asfixiadas por la retrógrada sociedad iraní. Cinco años antes de morir (señalada antes y después de la revolución), dirigió su única película, el mediometraje La casa es negra, un impresionante y poético documental sobre una leprosería de Tabriz que arranca con estas palabras: “El mundo está lleno de fealdad, pero habría aún más si el ser humano aparta la mirada”.
Desde su arranque con un largo travelling por las calles de Bombay, La luz que imaginamos nos hace partícipes de una vida callejera nocturna, urgente e insomne, en la que el traqueteo de los trenes sigue el elegante paso de la pieza de piano The Homeless Wander, de la célebre monja etíope Emohay Tsege Mariam Gebru. Este es el cautivador y emocionante ritmo interior de una historia que apela a la esperanza y a la vida, a la luz, en un mundo cada vez más oscuro, hostil e irrespirable. La soledad, el abandono y el crecimiento urbano más inhumano tienen una respuesta en La luz que imaginamos. Una respuesta que Kapadia, comprometida con el presente en su bella melancolía, ofrece de la mano de tres mujeres capaces no solo de salir adelante, sino de encontrar un sentido profundo en la amistad y su precioso misterio.
La luz que imaginamos
Dirección: Payal Kapadia.
Intérpretes: Kani Kusruti, Divya Prabha, Chhaya Kadam, Hridhu Haroon.
Género: drama. India, 2024.
Duración: 118 minutos.
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