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Crítica | La viajante
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘La viajante’: exceso de equipaje

La ópera prima de Miguel Mejías se sumerge en la soledad del duelo mezclando entomología, muerte y cine

Ángela Boix, en 'La viajante'. En el vídeo, el tráiler de la película.
Elsa Fernández-Santos

Dividida en oníricos episodios, con escasos diálogos pero con elocuencia plástica, La viajante retrata la huida hacia delante de una mujer enfrentada a la soledad y a la muerte de su madre. Interpretada por Ángela Boix, la protagonista viaja en su coche hacia “el norte”, sin que esa dirección parezca responder a un destino geográfico sino a un estado mental telúrico en el que la tierra y el viento se funden con la piel áspera de los personajes. En su soledad, la viajante del título se aferra a un único objeto, una cámara de 8 mm con la que graba insectos y con la que ella misma fue filmada de niña por su madre.

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La ópera prima de Miguel Mejías se sumerge en una especie de duelo infinito en el que la reconstrucción y la destrucción parecen ir de la mano. Y lo hace valiéndose de una fotografía envolvente y sugestiva, con ese trasfondo fantasmagórico y de fin del mundo que ofrece el inagotable paisaje canario y con buenos actores capaces de buscarse la vida en un relato que, entre citas de Paul Éluard, música de Satie y horizontes desérticos, quiere abrazar demasiadas profundidades. Una trama intimista, triste y oscura que peca de un exceso de intensidad y grandilocuencia.

Mejías propone un paralelismo entre lo que ocurre en la pantalla y la existencia misma del cine. Una idea que remite también al célebre ensayo de Roland Barthes La cámara lúcida, que parece aquí evocado por la estrecha relación entre la cámara y el duelo, como en aquellos primitivos dioramas y daguerrotipos que resucitaban los cuerpos perdidos. De la misma manera que la protagonista filma a insectos encerrados en un bote de cristal, el director filma a una mujer perdida en su propio aislamiento. Pero ni la idea del cineasta como entomólogo ni la de los humanos como insectos quedan bien resueltas. Y aunque la mezcla de texturas permita circular entre ese limbo de vivos y muertos, y pese a sus innegables momentos de oscura belleza, el conjunto no se libera de un exceso de teoría que encalla la película.

LA VIAJANTE

Dirección: Miguel Mejías.

Intérpretes: Ángela Boix, Miquel Insúa, Franciska Ródenas, Niklas Schmich.

Género: drama. España, 2020.

Duración: 84 minutos.

 

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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