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Juan Gómez-Jurado, la dinastía del millón de libros

Convertido en un fenómeno superventas, el escritor lamenta que en España se penalice el éxito: “Es incomprensible”, afirma

Ana Marcos

Juan Gómez-Jurado ha vendido desde 2018 más de 1.100.000 ejemplares de sus tres últimas novelas, Reina Roja, Loba Negra, y la más reciente, Rey Blanco, publicadas todas por Ediciones B. Parece justificado que se le considere un autor de best-seller, y aunque el escritor madrileño (43 años) no se desvincula de esa etiqueta, dice que se ríe cuando alguien trata de reducir el trabajo de un autor superventas a un sencillo patrón al gusto del consumidor construido por un algoritmo. “He escrito cinco novelas prácticamente a la vez [en referencia a la saga de Antonia Scott y Jon Gutiérrez]”, dice. “Ha sido una locura absoluta y un esfuerzo que va más allá de lo que es lógico cuando creas un thriller. Por eso me carcajeo cuando alguien me dice lo de best-seller: ‘Ya, muy bien, estupendo. Pues hazlo tú”.

El éxito de Gómez-Jurado se mide en cifras y en el número de veces que le reconocen por la calle. Acude a la cita en la librería Sin Tarima en Madrid, vestido de negro —el jersey que lleva se lo regaló su mujer, un homenaje a la última película de James Bond— y con mascarilla, un antifaz que no le sirve para pasar desapercibido. Sus lectores le preguntan para cuándo el siguiente porque Rey Blanco, la nueva entrega de las historias de los investigadores Antonia Scott y Jon Gutiérrez, se anuncia como “el final que solo es el principio”. De ahí el interés que genera en esa gran masa de lectores que parece negarse a que se terminen las vicisitudes de una dupla a la que Gómez-Jurado ha dotado de un humor negro muy particular.

Esta es una de las razones por las que incide tanto en desmontar los prejuicios en torno al éxito de ventas. “En España no puedes decir que ganas mucho dinero porque es como si estuviera mal. Se penaliza el éxito. Es incomprensible. El Quijote es básicamente una parodia de los best-sellers que irónicamente se convirtió en el best-seller más grande de la historia de la literatura en castellano. Así que, ¿qué significa que a mucha gente le guste mucho una cosa?”.

—¿Y qué significa?

—Es una dicotomía ridícula a la que me enfrento a diario. Soy un escritor y lo que quiero es contar historias y que la gente disfrute. Cuanto más consiga eso, mejor. Abrir un libro y caer dentro es importante para poder crecer, porque cuantos más libros tengamos y más cultura haya, tendremos una sociedad más sana.

Los dueños de la librería aprovechan la campaña navideña y anuncian en el escaparate que todo aquel que adquiera un libro del autor se lo llevará con su rúbrica. “Gómez-Jurado se pasa cada día por aquí a firmar una media de 30 ejemplares”, dice Santiago, el dueño. No es el único gesto que tiene con sus lectores. Antes de convertirse en un autor de éxito, ya regalaba ejemplares a los que no pudieran pagarlos. Y sus firmas de libros nunca terminan cuando marca la hora. “He estado con él más de dos horas firmando sobre una papelera”, cuenta Carmen Romero, directora literaria de ficción de Ediciones B y su editora. “Le traen comida para que no desfallezca”. Su frenética actividad en redes, sobre todo en Twitter (con más de 285.000 seguidores), es otra vía para mantenerse en contacto con sus lectores y, en Internet ha ideado las campañas de difusión para sus novelas.

Escaparate de la librería Sin Tarima donde se promocionan las novelas de Gómez-Jurado.
Escaparate de la librería Sin Tarima donde se promocionan las novelas de Gómez-Jurado.Olmo Calvo

Gómez-Jurado asegura que seguirá volcado en su público hasta que le alcancen las fuerzas: “Es mi obligación, tengo que devolver parte de lo que se me da”. Su oficio, dice, no es tan solitario como cabría pensar. “Los escritores no escribimos las novelas solos. Un fenómeno como Antonia Scott y Jon Gutiérrez no llega a las 57 ediciones si no hay un montón de gente que lo ha recibido y lo ha multiplicado. Ese es el gran truco que ningún escritor confiesa: nosotros solo hacemos la mitad del trabajo”.

Detrás de esa seguridad con la que defiende su trabajo también hay un autor que se agobia, especialmente cuando le llama su editora y le dice que de su último libro van a lanzar una primera tirada de 190.000 ejemplares, cuando la media en España es de 3.000. “Todo el rato pienso en si hay algo que estemos haciendo mal. Tengo esta mentalidad católica de la culpa y hay un montón de cosas de mi vida que tienen que ver con la sensación de ‘¿por qué me está pasando esto a mí?”, continúa. “No acabas de creértelo. El miedo no desaparece, ni la inseguridad”.

Historia redonda

Hace seis años, cuando la editora Romero y Gómez-Jurado se conocieron en un café que se alargó más de dos horas, ella recuerda que supo que estaba delante de “una historia redonda”. “Un editor vive esperando que pase esto. Trabajas con autores que tienen talento, pero el éxito no siempre llega”, apunta.

La misma sensación dice que tuvo Antonia Kerrigan, su agente literaria e inspiración para su investigadora de ficción, Antonia Scott. “Es una máquina de ideas. A veces le cuesta ponerse a trabajar y estar quieto, porque su cabeza bulle”, dice la agente con la que el autor lleva 20 años en una relación casi es materno-filial. La convenció para que le representara con un manuscrito en el que al final de cada página escribió: “Estaría interesado en ponerme en contacto con Antonia Kerrigan”.

No solo bulle en el trabajo. Mantener una conversación hilvanada con Gómez-Jurado es una tarea complicada. Dispara con cierto orden, aunque al final de cada respuesta él mismo duda de cómo ha llegado a esa reflexión. Su amigo Arturo González Campos, con el que hace uno de los dos podcast que firma, Todopoderosos —en el que también participan Javier Cansado y Rodrigo Cortés—, lo compara con El palacio de la memoria de Hannibal de Thomas Harris. “Su cabeza está dividida en habitaciones en las que mete cosas y un día sirven para algo”, explica. “Es como un Tetris, todo termina por encajar”.

Este mes, Gómez-Jurado tendrá que hacer hueco para una nueva tarea porque además de escribir, hacer podcast y colaborar en diversos medios de comunicación presentará el programa de historia El condensador de Fluzo en La 2. ¿Desconecta alguna vez? “Solo lo he conseguido cocinando y jugando a videojuegos con mi familia”.

Con sus dos hijos adolescentes y con su mujer Bárbara, con la que ha coescrito sus novelas juveniles, decide en asamblea cada uno de los proyectos en los que se embarca. Acepta solo aquellos, que le aportan algo a lo que llama “la conversación” porque “decir que aportan a la sociedad es demasiado pretencioso”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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