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Feria del Corpus de Granada

¡Y que no se jubilan…!

El Fandi y El Juli, a hombros, y pitos para Morante ante una descastada corrida de Matilla

Antonio Lorca
El Juli y El Fandi, a hombros en Granada.
El Juli y El Fandi, a hombros en Granada.Arjona

Morante cumple 22 años de alternativa; El Juli, 21, y El Fandi, 19, y ahí siguen los tres más frescos que una lechuga, de feria en feria, dispuestos a continuar vestidos de luces hasta el año 2050, llegado el caso.

Claro que después de ver los toros que se lidiaron en la feria de Granada y el compromiso de la terna con la fiesta, a nadie puede extrañar la longevidad taurina de estas tres figuras del momento actual.

No había que ser muy aficionado, y a sabiendas de que esta plaza es de segunda categoría, para sentir vergüenza ajena ante el espectáculo de los señores Morante, Juli, Fandi y los toros birriosos de la casa Matilla.

Sin una presentación mínimamente adecuada a las circunstancias, perdida ya la suerte de varas, los animales fueron un dechado de invalidez y alarmante ausencia de casta, de modo que, por ejemplo, los dos primeros no llegaron, siquiera, a la consideración de muñecos, pues más bien se comportaron como sardinas moribundas, que no tenían muy claro que hacían delante de unos caballeros ventajistas. Cierto es que repitió el tercero con suficiente movilidad, y desarrolló nobleza el sexto.

G. JIMÉNEZ/MORANTE, EL JULI, EL FANDI

Toros de Hnos. García Jiménez, muy justos de presentación, mansos, blandos, sosos, descastados y manejables. Destacó el tercero por su movilidad.

Morante de la Puebla: estocada caída (ovación); pinchazo y media caída (pitos).

El Juli: estocada caída (oreja); estocada fulminante (oreja).

El Fandi: estocada tendida y caída _aviso_ (dos orejas); estocada (oreja). Salió a hombros en compañía de El Juli.

Plaza de Granada. 21 de junio. Segunda corrida de feria. Lleno de 'no hay billetes'.

A Morante le jalearon tres o cuatro derechazos sin fundamento hasta que alguien cuerdo gritó ‘qué emoción’ y la plaza calló por si algo raro estaba sucediendo. Claro que sí; sucedía que no había toro y sí un señor mofándose de los tendidos.

El cuarto fue otro muerto en vida, todo un marmolillo desde que salió al ruedo; Morante le quitó las moscas y se dirigió a por la espada de verdad. La gente se enfadó muchísimo, aunque no tenía para ello más razones que las que se evidenciaron ante el comportamiento del primero. Quizá, es que la opípara merienda surtió sus efectos. Pero Morante se llevó una merecida reprimenda, porque ya va siendo hora de que se enfrente a un toro de verdad.

El Juli, por su parte, se entretuvo con otra birria con un toreo vulgar y superficial en exceso, y nada se sabe sobre las razones por las que paseó un trofeo. Pero todo su quehacer dio la impresión de ser una falta de respeto al público.

Brindó el quinto al respetable y no estuvo muy claro porqué. Noble animal era, y colaboró como mejor supo a que El Juli dictara una lección magistral de destoreo, siempre en línea recta, sin apretura alguna, sin compromiso. Mató de una estocada de efectos fulminantes y le concedieron otra oreja que no mereció. ¡Y salió a hombros!

Y dos trofeos de su primer ejemplar llevó en sus manos El Fandi, querido en su pueblo, y muy comprometido con la diversión de su gente. Larga de rodillas en el tercio, verónicas, media también genuflexo, chicuelinas después, banderillas a toro pasado, brindis a los suyos, y faena de muleta…

El tercero se movió en el tercio final a buen ritmo, y permitió que el granadino diera pases y más pases con las dos manos, y en vista de que la emoción no florecía, optó por dos molinetes de rodilla, circulares y manoletinas también de rodillas. Todo un recital.

El susto gordo sobrevino en el sexto. Hincó las rodillas en tierra El Fandi y citó al toro con el tercer par en las manos con intención de ponerlo al quiebro. Acudió el animal con presteza y no tuvo tiempo el torero de recuperar la verticalidad y esquivarlo a un tiempo, de modo que resultó dramáticamente volteado. N hubo cornada, pero quedó seriamente maltrecho. Tras un chorreón de agua milagrosa por el cuello volvió a las andas y clavó las banderillas al violín entre el arrebato de los tendidos.

Otra vez, como en el toro anterior, lo dio todo, con el animal venido a menos, y acabó con un desplante de rodillas de espaldas a su oponente que levantó clamores. Tardó el toro en morir, solo le concedieron una oreja, y no pocos acusaron a la presidenta de ‘tacaña’.

El Fandi y El Juli salieron a hombros. Y se supone que los tres cobraron el dinero acordado. ¡Cómo se van a jubilar si se enfrentan a toretes amuermados, cortan inmerecidas orejas y, encima, les pagan…!

La corrida de hoy. Dos toros de Benítez Cubero, para el rejoneador Sergio Galán, y cuatro de Núñez del Cuvillo, El Pilar, Garcigrande y Domingo Hernández, para José Tomás.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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