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Mi primo, el gran explorador

Ranulph Fiennes, el mayor explorador vivo según el libro 'Guinness', y el actor Joseph Fiennes recrean en una serie documental el viaje del primero en 1969 a las fuentes del Nilo

Joseph y Ranulph Fiennes, en la serie documental 'Egipto con los Fiennes'.
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Quizá no todas las personas, pero sí muchas, llevan dentro a un aventurero en potencia. Ese fue el acicate con el canal National Geographic convenció al oficial del Ejército británico retirado sir Ranulph Twisleton-Wykeham-Fiennes, "el mayor explorador vivo", según el libro Guinness de los récords, y familiar de los actores Ralph y Joseph Fiennes, para que volviese al Nilo 50 años después de una de sus más conocidas expediciones.

Fiennes se ha enrolado en la aventura egipcia como mentor de un viajero más joven e inexperto que, además, es actor: su primo tercero Joseph, conocido por protagonizar Shakespeare enamorado. Ambos realizan un recorrido geográfico, histórico y también familiar hilvanado en la serie Egipto con los Fiennes, que National Geographic estrena en España el martes 9 de abril (22.00).

"Lo único que siempre he lamentado es no haberme detenido más en ciertos momentos para disfrutar de la ruta histórica por Egipto. Tenía demasiada prisa por llegar al lago Victoria", confiesa hoy Ranulph Fiennes, de 75 años, sobre aquella expedición de 1969 en la que remontó el Nilo en un aerodeslizador desde el puerto de Alejandría. Su primo, el actor, considera "un sueño" participar en esta aventura junto a "un hombre cuya historia es más extraordinaria" que la de cualquier personaje que él haya podido interpretar como actor.

Apenas se conocían, admiten ambos. Habían coincidido en el cónclave que el nutrido clan Fiennes organiza una vez cada 10 años en la mansión familiar de Broughton Castle, en la campiña de Oxfordshire (sureste de Inglaterra). Joseph creció, sin embargo, escuchando los relatos sobre las gestas de su primo, el primer hombre que cruzó los polos norte y sur utilizando solo medios de transporte de superficie. O que, ya cumplida la edad de jubilación, alcalzó la cima del Everest.

El programa que los reúne pone a prueba la madera de explorador de Joseph Fiennes. Sir Ranulph le entrena, desde la arribada a la mediterránea Alejandría, la conducción de un todoterreno entre las tormentas del desierto o la amenaza de serpientes y arañas. Le enseña a mantener la calma cuando ambos reptan por una claustrofóbica tumba recién descubierta en Al Minya, nunca antes filmada. Ese es uno de los regalos de la ruta que recogen las cámaras de National Geographic, junto al interior de la Gran Pirámide de Giza, en la que ambos pernoctan.

En una de las noches del desierto, los Fiennes rememoran la historia familiar: su árbol genealógico, que ha conseguido trazar 41 generaciones y, sobre todo, el pasado militar de Ranulph Fiennes, cuyo  padre, un héroe de la Segunda Mundial, falleció sólo cuatro meses después del nacimiento de su hijo. El aristócrata (heredó una baronía de su progenitor), emparentado de forma lejana con la familia real inglesa, explica durante la entrevista que siempre tuvo que buscarse la vida por sí mismo. Hoy tiene un currículo impresionante, sí, que incluye haber circunnavegado el mundo a lo largo de su eje polar o cruzado a pie la Antártida. Pero también el "fracaso" de no haber culminado en el ejército británico una carrera que emulara a la de su padre. Cuando abandonó sus filas (antes estuvo también al servició del sultán de Omán) decidió volcar en el mundo civil la experiencia adquirida en sus desafíos, que sólo podía financiar con el apoyo de patrocinadores. "Para conseguirlos, necesitas una cobertura mediática de las expediciones", alerta.

Además de aventurero, es escritor (lleva una veintena de libros de ficción y no ficción) y conferenciante. Dedica los réditos que le proporcionan sus aventuras a ONG, en especial la Marie Curie de lucha contra las enfermedades terminales. Ya lleva recaudados 18,5 millones de libras, que serán más si logra culminar su próximo proyecto: cruzar a pie las cinco millas que separan Robben Island (la isla que albergaba la cárcel donde estuvo preso Nelson Mandela) y Ciudad del Cabo, a través del lecho marino y sin medios de propulsión.

Lo cuenta recién llegado de la expedición por Egipto y satisfecho porque Joseph ha demostrado tener el ADN aventurero de los Fiennes. "Cualquiera que vea la serie", resume su joven primo, "la conectará con algún pariente al que admira, porque estoy seguro de que, al igual que la nuestra, cada familia tiene su propio Indiana Jones".

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