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Columna
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Berto II

La segunda temporada de 'Mira lo que has hecho' es tan divertida como la primera. El mismo equipo de guionistas mantiene esa mirada irónica sobre los usos y costumbres de la ciudadanía del aquí y el ahora

Ángel S. Harguindey

El viernes, Movistar estrena la segunda temporada de Mira lo que has hecho, las tribulaciones de Berto Romero, el Woody Allen de Manresa y uno de los cómicos más ingeniosos del panorama nacional, como se puede comprobar en el programa de la SER Nadie sabe nada o en el Late Motiv del canal #0. Si en la primera Berto y Sandra nos mostraban los agobios de unos padres primerizos, en la segunda el matrimonio espera gemelos. Si sigue triunfando la serie pronto resolverán el problema demográfico.

Una segunda temporada tan divertida como la primera y en la que el mismo equipo de guionistas (Rafael Barceló, Enric Pardo y el propio Berto Romero) mantienen esa mirada irónica sobre los usos y costumbres de la ciudadanía del aquí y el ahora, una visión amable que permite vislumbrar las pequeñas grandezas y miserias del personal, con un añadido impagable: no se muestran esteladas,

Desde la convicción de que uno de los más sensatos analistas del problema catalán es el anónimo reo de confianza de Soto del Real que pidió el traslado de celda porque su compañero, Jordi Sánchez, presidente entonces de la Asamblea Nacional Catalana, "estaba todo el día dando la matraca con el tema del independentismo", el que en una serie de un manresano rodada en Barcelona ni se mencione la cuestión es un gesto de extraordinario respeto.

La vuelta de tuerca de esta segunda temporada es que Romero está rodando una serie sobre su vida, la ficción dentro de la ficción o como diría un pedante, metaficción, lo que permite situaciones estupendas como las que protagoniza en su pequeño papel Antonio Resines. Añádanle una peña de amigos tan inseguros como el propio protagonista, secuencias estupendas de discotecas de la tercera edad, matrimonios compañeros de guardería políticamente correctos, es decir, pesados, o un formidable final con el padre espiritual y mentor de Romero, Andreu Buenafuente, y su relación con los paparazis, y el resultado son seis nuevos capítulos de 25 minutos cada uno que oxigenan la mente.

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