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Lisboa se blinda para la avalancha de Eurovisión

Los policías tienen prohibido tomarse vacaciones para garantizar la seguridad de las 43 delegaciones de países. Amaia y Alfred representarán a España

Amaia y Alfred, representantes españoles en Eurovisión.
Amaia y Alfred, representantes españoles en Eurovisión.GJB (GTRESONLINE)

Falta un mes para Eurovisión, pero Lisboa ya ha vallado buena parte del parque de las Naciones, donde se celebrará el festival del 6 al 12 de mayo. La alerta se extiende a la policía, que se queda sin permisos en esas fechas, y al aeropuerto que verá aumentado su tráfico de llegadas en un 37%.

Eurovisión ha dejado de ser un programa televisivo de un sábado a la noche para convertirse en un acontecimiento de 15 días de duración que pone en jaque a la ciudad que lo acoge. Por culpa de Salvador Sobral, este año le toca a Lisboa por primera vez en sus 62 ediciones.

Aunque el sábado 12 de mayo se celebra la gran final, ya el 29 de abril comienzan los ensayos de las 43 delegaciones participantes en este particular festival de la canción. “Es el mayor programa de entretenimiento del mundo, con una audiencia de 1.500 millones, con transmisión incluida a China y Estados Unidos”, explica João Nuno Nogueira, director ejecutivo del festival. “Hoy hemos abierto la última fase de venta de entradas, con 40.000 billetes, pero la lista de espera se duplica”.

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Las peticiones llegan desde 80 países, aunque la mayoría proceden de Portugal (27%), España (16%), Reino Unido (16%), Alemania (8%), con un quinto puesto que nunca hubiera pensado Eurovisión hace unos años, Australia, con el 3,8% de las peticiones.

El lleno está garantizado para los nueve espectáculos en que se divide Eurovisión, pues a las dos semifinales y a la final se suman dos ensayos por show, todos ellos con público. Al Altice Arena, con una capacidad para 11.000 personas, asistirán cerca de 100.000. Los precios de las entradas van de los 3 euros -para los ensayos familiares- a los más de 200 euros para la final.

El escenario del certamen, como todo el parque de las Naciones donde se encuadra, nació hace 20 años para la Exposición Universal. Enclavado junto a la inmensa desembocadura del Tajo, ahora, como entonces, el argumento de la cita es el océano y sobre él giran la iconografía que inunda ya la ciudad y la estética del escenario. Por primera vez son 13, y no uno solo, los símbolos del festival, todos ellos relacionados con la flora del mar.

Es el mayor programa de entretenimiento del mundo, con una audiencia de 1.500 millones de personas; de Portugal a China

Lo que era un festival se ha convertido en un monstruo que mueve a decenas de miles de personas. Solo los equipos participantes superan el millar, otros tantos los trabajadores para garantizar el éxito. "La idea del proyecto tiene su base en la estética artística de Salvador Sobral", señala Nogueira. "Queremos realizar un festival que sea tan sencillo y elegante como Salvador; tan bonito y distinguido como Lisboa y con la calidad que exige Eurovisión". La responsabilidad de conseguirlo es de la pública Radio Televisión Portuguesa (RTP) que para ello ha firmado decenas de contratos con expertos internacionales en citas de este tipo.

El reto es enorme a nivel técnico -más de 2.300 proyectores de luz robotizados- y organizativo. Se espera la llegada a la ciudad de 40.000 fans. El aumento del turismo en esa semana será del 37% respecto a la del año anterior. Es el doble del que tuvo Kiev, ciudad anfitriona de la edición de 2017, según la agencia de viajes eDreams.

En esa semana aumentarán un 29% los vuelos procedentes de Francia, un 18% los de Alemania y un 10% los de España, que tiene en el dúo formado por la navarra Amaia y el catalán Alfred a uno de los favoritos. Con el aeropuerto a tope y con pocas posibilidades de aumentar vuelos, los precios sí que lo hacen, un 24% los procedentes de España.

Alrededor de 100.000 personas asistirán en directo a las nueve actuaciones de los cantantes

La magnitud de la preparación conlleva una seguridad máxima. Ya es imposible hoy acceder al recinto del festival y a su pabellón adyacente, creado por el arquitecto Álvaro Siza. Todo el perímetro está vallado y solo se puede acceder por un solo punto y con acreditación. La dirección policial ha cortado todos los permisos y vacaciones de sus miembros hasta después del festival.

Como siempre, el presupuesto dedicado al festival también es objeto de polémica en Lisboa. El PC critica que la Asociación de Turismo le dedique cinco millones de euros.  "Es un completo absurdo", ha afirmado el concejal comunista Carlos Moura, que también ha criticado el trabajo de 400 voluntarios, algo común en citas de este tipo, de Juegos Olímpicos a grandes ferias, como la Web Summit que se celebra en noviembre en este mismo escenario.

Nogueira, sin querer desvelar el presupuesto total de la cita, sí puntualiza que será el más bajo de las últimas diez ediciones. En ese tiempo, los presupuestos oscilaron entre los 25 y los 50 millones de euros. "Aunque también hay ingresos por venta de entradas y patrocinadores, ninguna edición ha tenido un saldo económico positivo". El impacto económico se espera que supere los 25 millones de euros.

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