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Guillermo del Toro en su vuelta a México: “Escasea la esperanza, necesitaba un ungüento para el alma”

El cineasta regresa a su Guadalajara natal tras haber sido el gran vencedor de los Oscar con 'La forma del agua'

Del Toro durante la clase magistral que ofreció en Guadalajara.Vídeo: Leonardo Álvarez / VIDEO: EPV
Víctor Usón

Guillermo del Toro ha vuelto a casa con un Oscar en cada mano. Subió al Olimpo del cine en el teatro Dolby de Los Ángeles y cuando bajó se fue con su gente a su Guadalajara natal. Emigró a Estados Unidos hace más de dos décadas pero los suyos no se han movido de México. Son los más de 30.000 que en solo 30 minutos solicitaron un asiento en una conferencia con capacidad para 4.000 personas, los que a pesar de tener boleto asegurado esperaron siete horas para poder verlo desde primera fila o los que le llevaron regalos y se hicieron camisetas para acudir a la primera clase magistral abierta al público que el cineasta ha ofrecido este sábado en el Festival Internacional de Cine de esta ciudad (FICG).

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"Hacer cine en la adversidad te prepara para el futuro, así que si pudiste ser cineasta en México puedes serlo en cualquier lugar”, ha asegurado Del Toro ante un auditorio repleto de jóvenes universitarios.

En Guadalajara, el ídolo de la ciudad no es futbolista, ni cantante. Se llama Guillermo del Toro, hace cine y se enorgullece al decir que es un inmigrante en tiempos de Trump. Todos gritan cuando llega, todos enloquecen cuando se levanta, todos le aplauden y agasajan cuando se va. Es su héroe y también fue su vecino. Aquel joven de clase media que estudiaba en el Instituto de Ciencias de los jesuitas ha acabado triunfando en Hollywood y en Europa. La historia es perfecta, muchos quieren ser como él, pero pocos recuerdan que durante cuatro años no pudo dedicarse a filmar, que su carrera estuvo llena de perseverancia y que al cruzar río Bravo tuvo que hacer frente a un buen número de prejuicios. “[En Estados Unidos] el fotógrafo Guillermo Navarro fue a buscar un representante y le dijeron que para qué iban a querer un mexicano, si ya tenían jardinero”, cuenta.

Leonardo Álvarez

Pero lo cierto es que ha vuelto a su ciudad encumbrado en el éxito. Su película, La forma del agua, fue la cinta vencedora de los Oscar con cuatro estatuillas -Mejor director, película, diseño de producción y banda sonora-. “Gracias, porque nos has hecho sentir orgullosos y dignos en momentos muy antimexicanos”, le gritaba desde el patio de butacas uno de los asistentes. En Los Ángeles ganó pero en Guadalajara arrasó, hasta el punto de que de una única clase magistral en el FICG se acabaron programando cuatro.

“Hay una razón por la que hoy estoy aquí: los jóvenes. Creo que lo único que deja uno de valor [cuando muere] es un camino. Yo no sé quién es Robles Gil [cuando voy conduciendo] pero puedo dar vuelta a la derecha. Si dentro de 100 años nadie se acuerda de mí pero dejé un camino donde alguien pueda dar vuelta a la derecha, habrá merecido la pena”.

Cuando Del Toro está en casa va al mercado de Santa Tere, come tortas ahogadas y su discurso está plagado de órales y güeys. Es 100% mexicano y de hecho no encuentra otra explicación que su nacionalidad para haber sido capaz de dotar de una fuerte personalidad a personajes fantásticos o para haberse decidido a incluir escenas propias de un musical en La forma del agua. “En México se sabe que para hablar de amor hay que cantar”, señala.

Precisamente esta es su película “más amorosa”, reconoce, también la más esperanzadora, que llega además en uno de los momentos más difíciles de su vida. “Los últimos cinco años han sido muy duros, en muchos sentidos. Tengo atragantado el momento actual como mucha gente. En estos tiempos escasea la esperanza. Necesitaba un ungüento para el alma”.

Y en efecto, esperanza es el poso que ha dejado el cineasta en un auditorio que lo ha idolatrado, por si tenía alguna duda de que aquí sigue siendo el rey. Tras su triunfo en los Oscar, en Guadalajara se sienten más orgullosos al decir que, como Del Toro, ellos también son tapatíos.

Del Toro estrena un documental sobre los 43 normalistas de Ayotzinapa

El documental Ayotzinapa, el paso de la tortuga, que ha sido coproducido por Guillermo del Toro y TVUNAM -la televisión de la Universidad Nacional Autónoma de México- se estrenará durante esta edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.

El largomentraje "presenta el dolor y la falta de justicia ante la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, la noche del 26 septiembre de 2014", ha asegura la UNAM en un comunicado.

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Sobre la firma

Víctor Usón
Es redactor de EL PAÍS desde 2015. Trabajó en la delegación del periódico en México durante cuatro años y anteriormente estuvo en las agencias Europa Press y DPA. Es licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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