_
_
_
_
_

El #MeToo logra feminizar el guion de las películas y la agenda del festival

Varios proyectos cambian sus protagonistas masculinos por actrices, mientras el certamen de Berlín cierra sus puertas a abusadores y dedica su fin de semana a la igualdad de género

Salma Hayek y Alexander Skarsgard, en 'The Hummingbird Project'.
Salma Hayek y Alexander Skarsgard, en 'The Hummingbird Project'.
Gregorio Belinchón
Más información
Nueva York demanda a la compañía Weinstein y sus gestores por permitir los abusos sexuales
¡Adelante, MeToo!

El coreano Kim Ki-duk salió a la rueda de prensa y entonces empezó el bombardeo de preguntas. El cineasta, uno de los más respetados de Asia, presentaba su película Human, Space, Time and Human en la sección Panorama en la que era su primera aparición pública en Occidente tras ser condenado en diciembre a pagar más de 4.000 euros por abofetear a una actriz en el rodaje en 2012 de Moebius. Las leyes coreanas protegen la identidad de la denunciante, que fue sustituida finalmente en el filme, y que también demandó a Kim por abuso sexual tras hacerle sujetar en una secuencia el pene del protagonista, a pesar de que previamente habían pactado el uso de una prótesis. La justicia coreana ha declarado inocente en cambio de estos cargos al cineasta “por falta de evidencias”. En Berlín, Kim declaraba: “Acato la sentencia, pero no estoy completamente de acuerdo con ella. Yo lo viví de otra manera”.

La inclusión en Panorama del último trabajo del coreano ha provocado cierto revuelo. La semana pasada el director del festival, Dieter Kossick, aseguró que habían descartado programar “cinco películas” porque entre sus creadores había acusados de acoso sexual, sin especificar más. En un comunicado posterior, aseguraba que la inclusión de Human, Space, Time and Human se debía a que habían decidido “rechazar juicios previos”, aunque condena “cualquier clase de violencia en un rodaje, sea sexual o de otro origen”.

Efectivamente, la situación actual hace que cada paso en la industria sea muy meditado. Y más allá del desfile en las alfombras rojas de vestidos negros, como volvió a darse el domingo en los Bafta británicos, el movimiento #MeToo y otras iniciativas para lograr el equilibrio de géneros delante y detrás de la pantalla ya han empezado a afectar directamente a las películas. En el pasado mercado de Cannes, varios compradores internacionales adquirieron los derechos de The Hummingbird Project, en el que Jesse Eisenberg y Alexander Skarsgard se enfrentan a un antiguo jefe por un negocio de fibra óptica. El trío protagonista era masculino, pero en el mercado de Berlín se han presentado las primeras imágenes del filme, y ahora al jefe le encarna Salma Hayek. Según HanWay, la empresa productora, “el proyecto era excesivamente masculino y la audiencia femenina pide cambios e importa mucho”. Más proyectos con cambio de género que estos días cierran su financiación en Berlín: la adaptación del libro The Burnt Orange Heresy, la novela de Charles Willeford de 1971, que cuenta las andanzas de un crítico de arte por mejorar su carrera a cualquier precio, contará con protagonista femenina (aún no se ha anunciado el nombre). El remake estadounidense de la danesa Después de la boda, de Susanne Bier, ha cambiado a dos de sus personajes principales de sexo, y ahora los encarnarán Julianne Moore y Diane Kruger, aunque esta versión la dirigirá un hombre, el neoyorquino Bart Freundlich.

Durante el fin de semana, la Berlinale ha albergado varios encuentros y mesas redondas para subrayar el compromiso de la industria y del certamen por la igualdad de género. Además, el domingo por la noche, coincidiendo con los Bafta se hizo pública una carta firmada por 190 cineastas y trabajadoras de televisión y teatro pidiendo aumentar los esfuerzos por acabar con el acoso sexual y la impunidad ante esos abusos en la industria del entretenimiento. Entre las firmantes, Carey Mulligan, Emma Thompson, la productora Barbara Broccoli o Emilia Clarke

En Berlín, los debates los coorganizaba el Instituto Sueco de Cine, que ya ha logrado la paridad a través de cuotas en las subvenciones. Anna Serner, su directora, explicaba que “solo este tipo de acciones económicas son capaces de cambiar la estructura de la industria”, pero que a largo plazo son los programas educativos los que cimientan los avances sociales.

A pesar de todo, aún se dan micromachismos en el cine, como el que encaró Isabelle Huppert en la rueda de prensa de Eva, la película a concurso de Benoît Jacquot. Un periodista le espetó que aparecía con una imagen muy erótica en el filme, antes de preguntarle: “¿Cómo lo ha logrado sin salir desnuda?”. Huppert le miró y, extrañada, respondió: “Tienes un concepto muy extraño del erotismo”.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_