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Paco León: “Me da miedo que se me acabe el grifo de la inspiración”

El actor regresa a la televisión con 'La peste' y prepara su primera serie como creador, 'Arde Madrid'

Paco León, en Madrid el pasado 3 de enero.
Paco León, en Madrid el pasado 3 de enero.KIKE PARA
Natalia Marcos

Paco León (Sevilla, 1974) tiene un deseo para 2018: "sobrevivir". El próximo viernes, Movistar + estrena la serie La peste, en la que el actor viaja a la Sevilla del siglo XVI de la mano del director Alberto Rodríguez. Está a punto de empezar a grabar su primera serie como creador, Arde Madrid, también para la plataforma de televisión de Telefónica. En marzo estrena la película La tribu, de Fernando Colomo. Y se le verá en algún proyecto más que aún no puede anunciar. "Este año voy a estar muy visto", bromea.

Pregunta. Empecemos por lo que llegará antes, La peste, un thriller de época con un tono muy diferente a la comedia con la que le relacionamos. ¿Cómo llevó el cambio de tono?

Respuesta. Costó al principio. Primero, costó que ellos me vieran ahí, porque Alberto Rodríguez quería a gente desconocida. Y para hacer este personaje de Zúñiga, un hombre truculento, no me veían. Alberto tiene un tono muy concreto de thriller, muy seco, desprovisto de efectos, y me costó un poco entrar, pero después he disfrutado mucho haciéndolo. Tiene una manera de hacer muy diferente a mí como director. Pero ha sido un placer, con esos trajes, y esas maldades...

P. Su personaje, Luis de Zúñiga, un poco turbio, al principio no sabes muy bien qué pensar de él.

R. Pero al final se le quiere, o por lo menos te compadeces. Es alguien capaz de cualquier cosa. Y tiene sus motivaciones. Tiene una amistad importante con Mateo [el protagonista de la historia, interpretado por Pablo Molinero]. En la serie, además de hacer el esfuerzo de reproducir cómo se vivía en el XVI en Sevilla, se habla de las diferencias sociales, y hay muchas cosas parecidas a ahora, los poderes fácticos, la Iglesia, los políticos, la economía, cómo todo se manipula. Te da perspectiva para entender el presente.

P. ¿Qué ha aprendido de Alberto Rodríguez como director?

R. Le admiro muchísimo, es un tipo muy inteligente, muy sensible y muy obstinado, muy riguroso con todo lo que hace y que por honestidad no puede hacerlo de otra manera, lo necesita de una manera, a la manera de Alberto Rodríguez, y todo el mundo tiene que entrar por ese agujero. Pero por otra parte conmigo ha sido muy cariñoso, generoso, muy confiado. Ha sido un gusto y he aprendido muchas cosas, ojalá se me haya pegado algo de él como director.

P. ¿Cómo ha llevado grabar época?

R. Es muy diferente, pero la ambientación, la figuración, los trajes... todo te facilita el trabajo. Cuando me vestía de Zúñiga y me ponía mis zapatos, mis medias, mis pantalones, ya andaba de otra manera. Me he visualizado ahí, en Sevilla, que es mi ciudad, pero aquí vista de otra manera. Zúñiga es un personaje muy sevillano con lo bueno y lo malo. La apariencia, lo ostentoso, lo novelero, lo mariquita... tiene muchas cosas muy sevillanas. Conocer ese pasado de la ciudad te hace entender ese chovinismo sevillano, lo chulos que somos los sevillanos, y es que fue capital del mundo, era la Nueva York del momento, ahí llegaban los barcos llenos de oro, de animales exóticos, con alimentos desconocidos... Era como la cafetería de La guerra de las galaxias.

P. Parece una apuesta arriesgada por parte de Movistar +, y también lo es Arde Madrid, la comedia de la que es creador, que incluso será en blanco y negro.

R. La apuesta de Movistar por la ficción española y hacer cosas diferentes es muy clara y muy de agradecer porque nos da la oportunidad a los creadores de hacer nuestras cosas. Me costó convencerles de lo del blanco y negro, pero ser los primeros en hacer una serie de pago así es una medalla que no se podían perder. Y sobre todo lo hacemos para diferenciarnos, porque hay tantas, tantas series que ser verdaderamente diferente es muy difícil y necesario.

P. En Arde Madrid hará de productor, guionista, director y actor. Como un hombre orquesta.

R. Ahora mismo estoy temiendo el momento, pero tengo un equipazo y confío en ellos y que la máquina funcione. Pero el proyecto es muy bonito. Hasta mal hecho da ganas de verlo. Pero no va a estar mal hecho, lo vamos a hacer muy bien.

P. La serie estará ambientada en el Madrid de los años sesenta y tendrá a Ava Gardner como secundaria de lujo. ¿De dónde viene ese interés por Gardner?

R. En realidad es la coyuntura, más que ella como figura o personaje es el momento que se vivió. Que en medio de una dictadura existiera una dolce vita madrileña desconocida con una élite de artistas extranjeros, y luego la anécdota de la que parte la serie, que Ava y Perón fueron vecinos en Madrid. Se supone que él ensayaba sus discursos para preparar su vuelta a Argentina y Ava Gardner se asomaba a la ventana y le decía "¡Perón, maricón! ¡Perón, cabrón!". Me parece tan emocionante mezclar la intimidad, lo prosaico, con lo histórico... Por eso lo haremos desde el punto de vista de los criados. El espectador a través de sus ojos puede entrar en ese mundo de voyeur y puede oír conversaciones y estar cerca de cosas históricas y personajes muy importantes. 

P. ¿Este tipo de series, tanto La peste como Arde Madrid, podrían existir fuera del pago?

R. No, pero es que el pago tiene que ofrecer otra cosa. Para lo otro está la televisión en abierto, que hace cosas buenas, bonitas y baratas. Ahora hay que hacer cosas buenas, bonitas y caras [risas]. No tanto caras, como diferentes. Diferenciarse es lo más complicado cuando hay tanto, incluso una saturación de productos de televisión, es una necesidad.

P. ¿Cree que hay una saturación de series?

R. Comparado con lo que había antes, es un mercado nuevo, algo totalmente emergente. Es verdad que en el cine hay 300 películas y ves las que ves. Pero ahora las series están de moda, hay mucho seriéfilo y hay una gula por ver. Me parece muy sano e interesante para la industria española tanto que vengan las plataformas internacionales como que Movistar haga esta apuesta tan seria por la ficción española.

P. Su vuelta a la televisión tras Aída (2005-2014) es en la televisión de pago, ¿buscaba nuevos aires?

R. Lo más interesante se está haciendo aquí, está efervescente, los mejores guiones están ahí y los mejores directores están haciendo televisión de pago.

P. ¿Había tenido ofertas en la televisión en abierto?

R. Sí, pero era lo típico. Y para hacer lo mismo o peor, pues no. Prefiero hacer diferente aunque la cague. La tele en abierto tiene que gustar a mucha gente y tienen que amortizar, necesitan unos niveles de audiencia. Se rigen por cuestiones mercantiles y no artísticas. Movistar no necesita ni que vean la serie, solo quiere que la deseen. Y Netflix también. Puedes ver la serie o no, el hecho es que tener Netflix mola.

P. Pero toda la televisión se hace para que se vea...

R. Sí, pero Movistar por ejemplo no plantea la televisión de pago como un negocio, es un regalo. Con lo que hacen negocio es con la fibra, con el teléfono. El negocio lo tienen, y han pensado qué pueden dar a sus suscriptores primero para que no se vayan y, que si se tienen que cambiar, que se vengan a la mía.

P. ¿La televisión sigue siendo la hermana pequeña del cine?

R. Eso se está recolocando mucho, la tele como sinónimo de poca calidad y cosa comercial se está cambiando. No va a haber ningún festival de cine que no tenga sección de series. La peste se estrenó en San Sebastián, y las mejores críticas de Boyero fueron para La peste, no para películas. Hay algo que está cambiando.

P. ¿Cómo es Paco León como espectador de series?

R. Soy malísimo. Veo pero por conocer, picoteo, no fidelizo. Las series que he visto enteras son de cuando era chico. Me gustan mucho las series autoconclusivas y sitcoms, he crecido televisivamente en una sitcom y me sigue gustando ver desde El príncipe de Bel Air, Fraiser, Las chicas de oro, The Big Bang Theory, Modern Family... las comedias autoconclusivas que puedes ver desordenadas. Y luego también Los Soprano, Mad Men, estoy viendo ahora The Crown.

P. ¿Qué diría que le falta a las series españolas para que sean reconocidas en igualdad de condiciones que las extranjeras?

R. Distribución, creo que es donde se corta la cadena. Si hay talento, directores, buenas ideas, producción... donde se corta es en la distribución. Movistar tiene una apuesta muy clara y creo que se va a terminar convirtiendo en una marca, un estudio, pero todavía es pronto, no tienen el sello que tienen otras plataformas ni mucho menos, y eso internacionalmente es muy poderoso. Eso no lo tiene la televisión española. Todo lo demás está.

P. Se solía decir que faltaba riesgo...

R. Sí, pero ahora ya sí que se están tomando riesgos. Y espero que salgan bien por lo que nos conviene a todos, que el riesgo se premie y no se castigue. Lo bueno de la televisión de pago es que no va de audiencias. Está bien cargarse esa ecuación de que el éxito es la cantidad de gente que la ve, en la televisión de pago es la calidad, es otra cosa. El éxito está en quién ponga el cartel más grande en Sol.

P. ¿Algún otro reto que le apetezca afrontar en el futuro?

R. Me da hasta miedo pensar que igual ahora se me acaba el grifo de la inspiración y no voy a saber qué hacer... No sé, igual me pongo a diseñar muebles, que me gusta mucho. Eso sería un sorpresón. Pero igual cuando sea más mayor, todavía no.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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