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Leif Ove Andsnes: “Me interesa refrescar el recital pianístico”

El pianista noruego inicia en Bilbao y Madrid una intensa gira europea

El pianista noruego Leif Ove Andsnes.
El pianista noruego Leif Ove Andsnes.Özgür Albayrak
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El pianista Leif Ove Andsnes (Karmøy, Noruega, 1970) le debe mucho al ascensor de un hotel de São Paulo (Brasil). “Cada vez que subía a mi habitación pensaba que iba a volverme loco”, afirma riendo en alusión al molesto hilo musical que repetía incesantemente pasajes sueltos de una grabación de los dos primeros conciertos para piano de Beethoven. “Pero con el paso de los días reparé en lo interesante que era escuchar cada vez un pequeño fragmento de esas composiciones; ese fue el origen de El viaje de Beethoven”, relata a EL PAÍS por teléfono desde su casa en Bergen (Noruega). Se refiere al titánico proyecto, que desarrolló junto a la Mahler Chamber Orchestra, entre 2012 y 2015. Nada menos que 230 conciertos, en 108 ciudades de 27 países, donde tocó y dirigió los conciertos para piano junto a la Fantasía Coral, de Beethoven. Además los grabó con elogiosas críticas, en lo que supuso su traslado al sello Sony Classical, e incluso el realizador Phil Grabsky filmó un documental.

Pero reconoce que Beethoven es un compositor que necesita tiempo. “Con Mozart o Chopin siempre tuve una conexión más inmediata”, asegura. Quizá por ello trate de integrar sus sonatas explorando esas afinidades en sus recitales. “He programado en esta gira europea que inicio en España la Sonata ‘La tempestad’, de Beethoven, una composición muy original cuyo carácter me recuerda a la Balada nº 1, de Chopin, que tocaré a continuación”. El pianista noruego ha cumplido su sueño de grabar las cuatro baladas, del compositor polaco, que será su próximo lanzamiento en Sony Classical, aunque su último disco dedicado a la música para piano de Sibelius ha sido muy bien recibido. “De joven tocaba su estudio del op. 76 y también me ayudó el contacto con algunos músicos fineses como Leif Segerstam. Aunque ha sido la grabación de mi colega Håvard Gimse (Naxos) y, especialmente, la edición completa de toda la obra pianística (Breitkopf & Härtel) lo que me ha permitido elaborar esta selección personal”. Su recital de ayer, en la Sociedad Filarmónica de Bilbao, y hoy, en la Fundación Scherzo de Madrid, se abre con una muestra de cinco piezas de Sibelius. “He seleccionado ejemplos de los diferentes estilos que frecuentó en su música pianística, algunas piezas son más modernas y recuerdan su perfil sinfónico, mientras otras evocan a Chaikovski como Romance, Op. 24 nº 9”, aclara.

Andsnes también frecuenta la música contemporánea para su instrumento. Suele programar obras de György Kurtág y tanto Marc-André Dalbavie como Bent Sørensen han escrito composiciones para él. En su recital ha incluido Idilio y abismo (2009), de Jörg Widmann, seis reminiscencias sobre Franz Schubert. “Conocí esta obra durante la primera edición de mi festival en Rosendal que se centró en el año 1828 en que murió Schubert. De ella me fascina esa capacidad que tiene Widmann para recrear las armonías, figuraciones y carácter del compositor vienés sin dejar de ser él mismo”. Quizá por ello, el pianista noruego haya incluido como broche final de la primera parte de su recital las Tres piezas para piano, D. 946, de Schubert, un fascinante compendio del estilo tardío de un compositor que falleció con 31 años. “De todas formas, no concibo la música para piano de Schubert al margen de su música de cámara o el lied”, prosigue Andsnes, que ha tocado este año en Bruselas y París los tres ciclos de lieder, de Schubert, junto al barítono Matthias Goerne. Pero también mantiene vínculos con otros solistas o conjuntos de cámara. E incluso con colegas, como el pianista Marc-André Hamelin, con el que ha desarrollado un proyecto para dos pianos centrado en La consagración de la primavera, de Stravinski, que publicará en febrero próximo el sello Hyperion. “Estoy muy orgulloso de esta colaboración. A pesar de que somos muy diferentes, encajamos a la perfección en esta versión de Stravinski que aporta una imagen francamente interesante de la obra orquestal”, asegura.

Esa filosofía colaborativa de Andsnes le ha llevado a fundar el referido festival en la localidad noruega de Rosendal cuya última edición, dedicada a Mozart, fue comentada en estas páginas por mi colega Luis Gago. Pero el pianista no renuncia a seguir su carrera como solista con nuevas residencias orquestales, como la que mantiene esta temporada con la Filarmónica de Nueva York centrada en el Concierto para piano nº 4, de Rajmáninov, el Concierto para piano, de Britten, y la Fantasía para piano y orquesta, de Debussy. “Después de pasarme años centrado en los conciertos de Beethoven sentí la necesidad de explorar otras obras solistas muy interesantes pero poco frecuentadas”, indica. Esa voluntad reivindicativa no desdeña la búsqueda de nuevos formatos de concierto, como el proyecto que desarrolló en 2009 con el videoartista y performista, Robin Rhode, titulado Pictures reframed y centrado en Cuadros de una exposición, de Músorgski. “No tengo nada en contra del recital convencional, pero me parece interesante experimentar con lo visual. Nosotros nos preocupamos tan sólo de la música, pero puede ser importante añadir elementos teatrales. Y no sólo para refrescar el recital pianístico o atraer a un público más joven, sino también para reforzar esa sensación de evento único e irrepetible que es cada concierto”, concluye.

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