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Game of Thrones
Columna
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¿Dónde se ha metido el sexo en ‘Juego de tronos’?

Cuando empezó esta serie, dejó claro que el placer era poder, como ha ocurrido en los reinos desde que el mundo empezó a girar

Manuel Morales
Emilia Clarke, Daenerys en 'Juego de tronos', en un capítulo de la serie.
Emilia Clarke, Daenerys en 'Juego de tronos', en un capítulo de la serie.

La temporada que estamos viendo de Juego de tronos ha traído, como en anteriores ocasiones, batallas que te dejan pegado al asiento, tramas, sorpresas, personajes malísimos, emoción… y muy poco sexo, al contrario que en entregas pasadas. Desde que empezó esta serie fundamental ya en la historia de la televisión, se dejó claro que el sexo era placer y poder, como ha ocurrido en los reinos desde que el mundo empezó a girar. El sexo ha sido perdición para reyes, excusa para disputas territoriales, origen de venganzas y, lógicamente, el medio para perpetuar la estirpe.

También lo ha sido en Juego de tronos, donde hemos visto el incesto entre los hermanos Lannister, a su otro hermano, Tyrion, retozando de prostíbulo en lupanar, a Daenerys Targaryen violada repetidamente por su esposo de conveniencia, Khal Drogo; desnudos varios y goces de placer. Sin embargo, los capítulos de la séptima entrega se han caracterizado por una casi abstinencia sexual que, a veces, ha resultado hasta pacata. Que van a besarse dos mujeres, pues una batalla naval lo corta en seco; que empieza un poco de sexo oral, pasamos rápidamente a otra escena; que los hermanos se meten en la cama, entonces mostrémosles a la mañana siguiente; algún bello culo y poco más.

No es que uno quiera, como reprochaba un cura del instituto, “una televisión con fornicación a todo pasto”, pero me choca que en una serie que te salpica con la sangre de las batallas, con escenas de un sadismo a lo Tarantino, en la que el muerto vomita sus vísceras ensangrentadas; o que se muestra escatológica sin pudor, excrementos incluidos, se haya vuelto tan reservada con el sexo. No vayamos a mostrar un pubis o un pene, pero no hay problemas en acuchillar el vientre de una embarazada. Quizás sea la idiosincrasia de una parte del cine estadounidense, hecho a la violencia y recatado con el sexo. Es cierto que los personajes están muy entretenidos en conquistar reinos, hacerse la puñeta o salvar el pellejo, pero dónde les queda el sexo a la madre de los dragones, Jon Nieve, Tyrion, Jorah Mormont, El Perro, Arya, Sansa... ¿solo los malos pueden disfrutarlo?

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.

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