La artillería española del Mad Cool
Los hay que esperan más los bises de Vetusta Morla que los del padrino del Mad Cool, aquí, una selección que explica por qué el indie patrio también importa en el nuevo macrofestival
Plantarse (con tiempo) frente a los seis escenarios con los que se bautiza el Mad Cool para llegar a lo imprescindible es prácticamente imposible. Las cotas de malabares no alcanzan las del Primavera Sound, pero parece que este nuevo macrofestival no solo quiere plantar cara al mastodonte del hipsterismo en cartel, sino en estructura y en atrezo.
Los festivales son lo que son, un puzle para el que muchos hacen previsiones, bocetos de agenda e incluso rutas en el mapa del recinto para apurar una canción más antes de cambiar de escenario. Pero no siempre se puede, lo sabe quien se está preguntando qué hacen The Who, Monarchy e Is Tropical en la misma franja horaria.
En el producto nacional los tiempos andan justos pero se puede capitular con algo menos de dolor. Elegimos 10 entre la casi veintena de grupos españoles. Porque son los imperdibles, como Vetusta Morla, Lori Meyers o Xoel López; por ser cara del nuevo garage como Los Nastys, o por alejarse un poco del sonido más reconocible, véanse aquí Los Vinagres, Alondra Bentley o Bigott.
Vetusta Morla | Jueves 16, 02.05 en el escenario Mad Cool
Son los últimos en tocar, tal vez porque la organización piense que tenerlos ahí hasta pasadas las dos de la madrugada es asegurarse el público, y probablemente tengan razón. Su reinado no admite discusión: ventas, público, alcance... Incluso en los momentos malos acaban ganando por ósmosis, como ocurrió con el fin de gira de La Deriva el primero de los dos días en el Barclaycard Center el pasado noviembre. Podrán fallar infinidad de cosas en uno de sus conciertos, pero no la lealtad recíproca entre arena y escenario, tampoco la densidad medida de sus letras, el mimo de la puesta en escena ni el talento. Este es el primero de los cinco conciertos que darán este año, todos en festivales, y se prevé una madrugada épica.
Lori Meyers | Jueves 16, 20.25 en el escenario Madrid
Su realidad coetánea a la de los anteriores es motivo tanto de eclipse como de empuje. Pero su identidad es la que es, y el tempo los define. Pop minucioso, teclados, sintes y ritmos con los que no solo sus fans pueden acompañar a voz en grito sino también bailar. Véase la explosión que desata Emborracharme, himno costumbrista acoplable al amor —o lo que sea— de los 20 a los 40 e incluso un poco más. Y eso, poner sobre la mesa el haz y envés de los inconvenientes y las alegrías de la rutina diaria, es lo que les da la subida de herzios a cada fraseo. Para comprobarlo solo hay que esperar a que se vaya poniendo el sol el próximo jueves y suene Mi realidad, Luces de neón o Planilandia.
Manel | Jueves 16, 20.05 en el escenario 4
Desde 2008 han ido cambiando de piel con cada disco, y no han estado durmiendo: Els millors professors europeus en 2008, 10 milles per veure una bona armadura en 2011, Atletes, baixin de l'escenari en 2013 y Jo competeixo este año, con el que empezaron gira hace apenas un mes, todos con Discmedi. Es presumible que aprovechen la Caja Mágica para la electrónica de este último disco, su último vestido con ecos más o menos cercanos a los 80, con la misma impronta en sus letras, de las que la crítica está de acuerdo en tildar de "poco convencional". Ya no suenan a lo mismo pero, entrelíneas, está claro quiénes son, los que acaban Estimado con un "chavales, id haciendo sitio, que estamos esperando”. Los de abajo también, para comprobar a qué sabe esta nueva piel.
Alondra Bentley | Jueves 16, 18.30 en el escenario 4
Ella mismo dijo hace poco que ni mainstream ni underground, que ella no responde a ninguna de esas dos etiquetas; aunque sí cree estar dentro del circuito independiente. La verdad es que ya lleva cuatro discos en su haber pero su nombre, en el comercial, no está todavía explotado. Esta angloespañola —nació en Lancaster pero es murciana desde que cumplió los cinco años— ha sido, hasta ahora, madre de punteos melódicos y cadencias suaves carne de banda sonora. Sin embargo, Resolutions (Gran Derby Records, 2015), su último trabajo, suena metálico, más eléctrico; ya no hay solo guitarra, se oyen teclados, algún sintetizador, una percusión que la aleja de aquel folk suave y la traslada a otro espectro dentro de un pop que, a intervalos, evoca a los 90. Interesante ver cómo empasta la antigua y la nueva Alondra sobre el escenario.
Los Nastys | Jueves 16, 23.20 en el escenario MondoSonoro
Salieron de los sótanos del underground madrileño hace ya tres años y en esas, el sello La Fonoteca los incluyó en el recopilatorio anual con lo que ellos consideran futurible de la escena de la capital. En el 2013 la canción Jägermeister de esta banda se lo pareció. Ya sonaban antes, pero todavía no pisaban festivales y andaban reventando cuerdas con un par de EP. Punk, rock, garage. Letras de esas que plasman las juergas y los puñetazos, el pestazo a alcohol, las resacas y los tristes y efímeros enganches de quienes se adentran en la recta final de la mal llamada juventud (entre los 25 y 35). Noche de fantasmas con Los Nastys (Warner Music, 2016) es su primer disco —y hasta incluye una lenta, que se llama La lenta—, con un poco más de pausa. No tienen un repertorio excesivo, pero con él ya han pisado Francia, Austin, California y México D.F. Ahora les tocará testear sus guitarrazos en el Mad Cool.
Bigott | Viernes 17, 18.45 en el escenario Madrid
Un maño cantando en inglés que en 2007 eligió dejarse un bigote monumental y hacerse honor con el nombre para su nuevo proyecto musical, ese es Bigott, Borja Lando. Un hombre que puede hacer derivar una entrevista hacia el surrealismo, que lleva años pisando carreteras, antros y lugares menos tétricos y que algunos encasillan en un "folk psicodélico". A Bigott hay que escucharlo, mucho y con mimo; incluso se puede empezar por el último de sus álbumes, Pavement Tree (Grabaciones en el Mar, 2014), que evoca a algo así como a una película en blanco y negro vista en un cine de verano, por la tarde, a la sombra de un naranjo. ¿Una locura? Puede, pero fue la frase literal de un ultrafan tras la primera escucha del disco. Lo mejor y lo peor de Bigott, para quien intente entender algo, es que brinca como un saltamontes. Lo siguiente siempre es un misterio.
Los Vinagres | Viernes 17, 23.20 en el escenario MondoSonoro
Explosivos en directo y lejos de cualquier sonido suave. Garajeros envueltos por el rock que llevan más de 15 años juntos, aunque no fue hasta 2015 cuando saltaron, por fin, del trampolín del bajo perfil. Estos canarios se vinieron a Madrid de forma definitiva a finales de 2013, cambiaron el inglés por el castellano y The Vinegars por Los Vinagres, y habrá quien los recuerde por dar paso a Guadalupe Plata en la sala But en noviembre de 2014 con un lleno absoluto. De repente puede sonar un ritmo latino velado por un punteo de bajo, son divertidos y no aspiran a más que eso. Y a disfrutar. Van subiendo caché en el circuito nacional, y el Mad Cool es un paso (grande) más.
Xoel López | Sábado 18, 01.00 en el escenario 3
Ecléctico. Mestizo. Conjugador. Llenapistas. Mutante. Enhebrador. Renovado. Tribal. Fue Deluxe, se desvistió, emigró y volvió como Xoel López. Atlántico (Esmerarte, 2012) fue una maraña brutal con piezas de orfebrería como Tierra, Buenos Aires o Por el viejo barrio. Y el año pasado llegó Paramales, también producido por Esmerarte, el empaste total de su vida en Buenos Aires, de lo vivido, lo razonado y lo impulsivo. Este último fue un esfuerzo identitario que se saldó con la etiqueta de mejor disco de 2015, también el resultado de todo lo anterior, así que, es esperable (y deseable) que sobre el escenario, el sábado, haya un poco de todos los Xoeles.
Corizonas | Sábado 18, 02.25 en el escenario 3
Podría haberles salido fatal, de hecho, ninguno tiene muy claro cómo han llegado hasta este año. En 2010 Arizona Baby y Los Coronas se fusionaron en una especie de experimento auspiciado por la degustación exquisita del viejo rock and roll. Cambiaron el inglés por el español en su último disco, Nueva dimensión vital (Subterfuge, 2016) y ha vuelto a salirles bien, o muy bien. Así, de entrada, el discurso de El Gran Dictador de Chaplin abre el disco; luego, todo va in crescendo. Son carne de escenario y han sabido virar hacia un lugar con vistas más amplias; quizás algún pureta no esté de acuerdo con este giro hacia las multitudes, pero seguro que las multitudes sí. Estribillos coreables que cerrarán esta primera edición.
Ángel Stanich | Sábado 18, 23.15 en el escenario 5
De él se sabe lo que él quiere: nada. Aparente vagabundo para madres conservadoras, delirio hormonal de hipsters (más ellas que ellos). Apareció en 2014 con Camino Ácido (Sony), un sonido canalla con una voz canalla que muestra lo que hay, nada de recovecos: rock, folk y alguna balada. Carbura y Mojo aparecieron en 2015 y desde entonces, otra vez nada. Tal vez parte de su imán resida en su reticencia social, pero su sonido funciona y su nombre está en casi todos los carteles del circuito independiente. Siempre hacen eco los golpes de su Metralleta Joe.
Babelia
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