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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Del frío

Uno de los fenómenos del mundo de la televisión ha sido la extraordinaria irrupción de las series nórdicas de ficción

Ángel S. Harguindey

Uno de los fenómenos del mundo de la televisión ha sido la extraordinaria irrupción de las series nórdicas de ficción. Títulos como The Killing, Borgen, Bron/Broen, El inspector Wallander o la saga Millennium han puesto patas arriba lo establecido, una rareza que, naturalmente, no surgió de la nada. Canal + Series Xtra, y con motivo del primer capítulo de la que puede ser la nueva joya de la corona noruega, Occupied, volvió a emitir un buen reportaje sobre Las series que surgieron del frío.

La primera conclusión que se desprende del análisis del fenómeno es la simbiosis que se produce con el cine, la televisión y la literatura. Si Dinamarca controla la televisión (y anótese que tiene menos habitantes que Madrid), Suecia es la reina de la novela negra. En el ámbito cinematográfico, Lars von Trier demostró hace ya 18 años al dirigir la serie The Kingdom que el cine podía y debía involucrarse en el mundo televisivo, sin despreciar que el movimiento Dogma —del que era uno de sus máximos representantes— había constatado que el talento podía suplir perfectamente unos escasos presupuestos de producción. La serie danesa Taxa, por su parte, adaptó el estilo cinematográfico a la narrativa televisiva.

Las Escuelas de Cine y Televisión son, naturalmente, el caldo de cultivo imprescindible para que surja la calidad. En la de Copenhague, por ejemplo, los alumnos de segundo curso ya se incorporan a proyectos de series de la televisión pública, DR. Nada que ver con los encargos externos de nuestra TVE que, en ocasiones, reaparecen sus beneficios en paraísos fiscales. El concepto es sencillo: "Nuestros estudiantes van a escribir las series de las próximas generaciones". Elemental.

Productos espléndidos en los que tras la descripción de un asesinato subyace una crítica profunda a la sociedad en la que se produce. Largometrajes y series suecas, por ejemplo, desmontaron la idílica imagen de una sociedad que se veía perfecta desde el exterior y que encubría una violencia machista intolerable. Nunca fue más lúcida la televisión.

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