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IN MEMORIAM
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Javier del Moral, disquero

El legendario personaje del mundo discográfico, director de Hispavox, Mercury y Café del Mar, falleció el lunes tras una larga enfermedad

Diego A. Manrique
Javier del Moral (derecha), productor discográfico, en 1997.
Javier del Moral (derecha), productor discográfico, en 1997.

Javier del Moral, legendario personaje del mundo discográfico, falleció el lunes 18 en un hospital madrileño tras una larga enfermedad. De nombre completo Francisco Javier del Moral Ruiz, había nacido el 17 de julio de 1952, en Andújar (Jaén).

En sus tiempos de expansión, la industria discográfica española ofrecía un territorio abierto para tipos espabilados. Para bregar en ella, no era necesario haberse sacado un MBA; bastaba con tener pasión por la música, don de gentes y habilidad para manejar los egos de los implicados.

El caso de Javier del Moral no fue el único: de orígenes modestos, ascendió a la cúpula de importantes discográficas. Empezando desde abajo: entre 1969 y 1973, ejerció de pinchadiscos en diversos locales madrileños. En 1975, tras el paréntesis del servicio militar, encontró un trabajo a su medida: se integró en el equipo de promoción de Zafiro, discográfica con abundantes artistas nacionales; se le considera el responsable del lanzamiento del grupo Tequila.

En Zafiro, llegaría a subdirector. En 1980 ingresó en EMI, compañía británica que, cinco años más tarde, se haría cargo de otro histórico sello, Hispavox, donde Javier había trabajado fugazmente. Las discográficas nacionales empezaban a flaquear: las multinacionales, anteriormente distribuidas por compañías locales, ya tomaban en consideración el mercado español e instalaban sucursales; Hispavox se quedó en los huesos cuando perdió la licencia del catálogo Warner.

En EMI Hispavox, Javier del Moral comprendió que las mismas habilidades que le servían para tratar con los locutores eran aplicables a las relaciones con los artistas. Desempeñó funciones de director artístico; con el tiempo, se convertiría en director general de Hispavox, al frente de un catálogo que incluía a Alaska, Juan Pardo, Paloma San Basilio o Mari Trini. Lamentaba, eso sí, que se le escapara Alejandro Sanz, que debutó en Hispavox en 1989 bajo el apodo de Alejandro Magno.

Eran épocas de vacas gordas para todos los implicados en el mundo del disco: entre 1991 y 1993, Del Moral se dedicaría al management de productores, profesionales entonces muy demandados. Su siguiente aventura fue dirigir Mercury, uno de los brazos del imperio Polygram. En 1996, se le ocurrió poner su conocimiento del mundillo al servicio de los artistas: AR fue su empresa de consulting, donde ayudó a renegociar contratos más equitativos.

Hacia finales de los noventa, los responsables del Café del Mar, en Ibiza, contactaron con él. Sus famosos recopilatorios, preparados por José Padilla, lograban extraordinarias ventas en toda Europa pero necesitaban crecer y hacerse respetar dentro de la industria. Como director de Café del Mar Music, Del Moral gestionó la distribución, a la vez que consolidaba la franquicia y su expansión a áreas lucrativas como la editorial musical o las descargas para móvil, aparte del inevitable merchandising.

Ya en siglo XXI, ayudó a fundar República Café, proyecto de locales de ocio que publicaría discos en la misma onda downtempo. La caída en picado del negocio musical supuso un duro golpe para Javier del Moral, que se complicó con problemas familiares. Vivió en penuria sus últimos años.

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