‘Batman v Superman’: la batalla de los iconos
Los héroes de DC Comics se enfrentan a partir de hoy en las salas de cine Ambos representan métodos distintos de llegar al mismo objetivo: salvar su ciudad
“Yo soy un peligro político. Tú eres una broma
Batman a Superman en Batman:El regreso del Caballero Oscuro, de Frank Miller
Superman es un dios, un ideal, la representación del sueño americano. Batman es tenebroso, piensa que el fin justifica los medios y es humano. Cualquiera podría ser como el hombre murciélago, pero el boy-scout de mayas rojas y azules es lo que todos aspiran a ser, y nunca serán. “Superman es tan icónico como Mickey Mouse. No se puede moldear. Por eso escribir algo con él es tan complicado. Las historias de Batman son más manejables”, reconoce David Macho, el único guionista español que ha escrito un cómic de Bruce Wayne. “Superman representa un objetivo inalcanzable de bondad que tememos plantearnos”.
Esa pérdida de la ingenuidad ha obligado al Superman cinematográfico a adaptarse a los gustos de nuestro tiempo, y perder quizás así parte de su definición. “La tendencia es que los superhéroes sean imperfectos”, defiende Javier Olivares, experto que lleva 13 años a cargo de la web sobre el primer héroe de DC y que el 1 de abril publica el estudio Lo que quizás no sabías de Superman. La versión que el cineasta Zack Snyder presenta en Batman v. Superman, que se estrena hoy en España, propone un héroe más novato y menos ingenuo respecto al que tiene acostumbrado al espectador. “Se intenta alcanzar el realismo. No es el clásico, limpio y claro de Christopher Reeve, pero logran adaptarlo para los tiempos modernos. Comete errores y supera dificultades que le llevan a ser un héroe. En los cómics cada guionista también define a su Superman”. Parte de la base de los héroes de DC es esa reinvención y el cambio.
Esta evolución no dejó satisfechos a todos los seguidores. Muchos de lo que criticaban El Hombre de Acero (la anterior película de Superman de Snyder) no lo hacían solo por su guion o sus cualidades cinematográficas, sino por la forma en la que se comportaba su icónico héroe. Destrozaba una ciudad en la batalla final, mataba al villano Zod y, por no revelar su identidad secreta, dejaba morir a su padre. “Hubiera sido fácil poner una escena corta en la que se viera cómo salvaba a una familia de ser aplastada por una viga”, defiende Macho, que critica, aun así, la hipocresía de un público que pide que no se toque al icono, pero que tampoco está interesado en leer sobre un personaje cuyo concepto viene de otro tiempo.
Gotham contra Metrópolis: espejo de Nueva York
Metrópolis y Gotham. Dos ciudades espejos, de luz y oscuridad, que definen también a los mayores héroes de la historia del cómic. "Ambas son Nueva York, de día y de noche. La de Superman es la moderna y limpia, con rascacielos. La de Batman es la NY de los ochenta, previa a la limpieza del alcalde Rudolph Giuliani, la de ¡Jo, qué noche! y Taxi Driver, donde te podían pegar un navajazo hasta en Times Square", explica David Macho: "Los dos comparten el objetivo salvar las vidas de la gente de su ciudad".
Como le ocurre al último hijo de Krypton —que llegó a la urbe desde la rural Smallville— la realidad ha acabado superando aquella pulcra Metrópolis. Superman era presentado entre rascacielos como el hombre del mañana, pero "hoy esos edificios son los mismos que vemos en televisión o los que visitamos como turistas". Gotham, por su parte, ha mantenido aquel encanto. Al menos para Macho: "Gracias a la representación de Tim Burton en el cine se convirtió en un personaje, un icono. Metrópolis solo tiene al Daily Planet". Gotham ha acabado modelando a Batman, que se convierte en un elemento más en una ciudad con todo tipo de amenazas. Su silueta gótica ha sido protagonista de cómics, series y videojuegos por doquier. En algunos, Batman solo era ese justiciero a la sombra que se cernía como una criatura mitológica por los bajos fondos.
Kal-el huyó de Krypton, su planeta natal, cuando tenía meses. Segundos después, todo explotó. Batman nació también al ver cómo un criminal asesinaba a sus padres. Ambos orígenes surgen de la pérdida, pero Olivares sostiene que lo que define en realidad al extraterrestre no es el luto, sino “la educación que recibió de una pareja humilde de la América profunda con los valores morales perfectos”. Macho lo certifica: “Es un alienígena de hecho, pero no de forma. Su base es la educación. Si no, podría haber sido un gran dictador”.
El concepto de Superman, aunque parezca hoy aburrido y desfasado, sigue describiendo la más candente actualidad estadounidense. “La misión de Kal es poder salvar, de cualquier manera, la Tierra de nosotros mismos. Su carácter extraterrestre debería adquirir importancia durante este año electoral en los EE UU, donde ciertos candidatos ponen el ojo sobre inmigrantes en pleno siglo XXI”, sostiene Pedro Monje, de la web especializada Zona Negativa. Su enemigo Lex Luthor, recuerda, llegó a la Casa Blanca con soflamas similares.
Icónico como la Coca-Cola
Superman es tan icónico como la Coca-Cola, McDonald's o Cruz Roja, pero no siempre fue así. El hijo de Krypton fue creado en los años treinta por Jerry Siegel y Joe Shuster con “un concepto más cercano a Batman, justiciero al amparo de la noche que lucha contra la opresión y la injusticia rompiendo cabezas. Al suavizar el personaje tomó su personalidad y compromiso moral. Se convirtió en su propio héroe, sin influencias de otros géneros”, recuerda Olivares. Superman se alejó del pulp e hizo nacer el subgénero pop del siglo XXI: los superhéroes. A partir de un simple concepto de bondad. Batman, por su parte, mantuvo estilo de La Sombra. Esa influencia sirve a autores y directores para moldearlo al gusto, en diversos géneros. “Es un diamante irrompible. Lo podía estrellar contra la pared o el techo sin hacerle ni una muesca”, explicaba el guionista Frank Miller, uno de sus grandes creadores.
Si Kent vive en la eterna luz, el millonario heredero Bruce Wayne sobrevive a una depresión. Y, sin embargo, su objetivo es compartido: salvar vidas humanas, olvidar su pérdida. Los dos tienen códigos morales. Pese a lo que se piense de Batman, no mata ni utiliza armas de fuego. “La mejor arma de Batman es ese miedo a que pueda hacer cualquier cosa”, defiende Francisco Calderón, director editorial de ECC cómics, que publica sus historietas en España: “Batman es un gran actor, un mentiroso”. Su rival se define por la verdad, reflejo de su faceta periodística.
Batman v Superman da el primer enfrentamiento fílmico entre estos dos héroes espejo, pero en los cómics ambos son ya viejos amigos, el poli bueno y malo de la Liga de la Justicia. “Son dos formas de la justicia. Son el líder inspirador y el estratega”, apunta Olivares.
“Superman es la muestra de que el poder absoluto no tiene por qué corromper absolutamente. No lleva máscara y usa colores primarios. Lo único que quiere es mejorar su vida interior”, explica Calderón. Batman lleva 30 años tratando de superar el trauma de la muerte de sus padres. Es cínico y oscuro. "Tiene una misión quijotesca por la que quiere erradicar el mal a cualquier precio, ya sea de corrupción policial, judicial o empresarial", defiende Monje. Quiere que su trauma no se repita, y para eso toma medidas extremas. Parece que escenifica mejor conceptos con los que el público se siente identificado en 2016. "Superman representa el sueño americano de los cincuenta. Piensa que mañana es un día mejor. Nosotros somos más depresivos".
Babelia
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