Muere Paul Kantner, guitarrista y fundador de Jefferson Airplane
El guitarrista fue una de las cabezas visibles del movimiento 'hippy' californiano, aunque se adaptó al negocio del rock corporativo con Jefferson Starship
Paul Kantner, fundador de Jefferson Airplane, murió el jueves 28 de enero en su San Francisco natal, tras sufrir un infarto semanas antes. Kantner, de 74 años, surfeó sobre la ola psicodélica, antes de reinventarse, a mediados de los setenta, al frente de una banda más convencional, Jefferson Starship.
Para los que buscan continuidad en la epopeya del rock: el 29 de agosto de 1966, los Beatles dieron su último concierto oficial en un estadio de San Francisco. Nadie se lo imaginaba, pero entre su público estaban muchos de los protagonistas de la siguiente revolución musical: el rock psicodélico. Eran chavales como Paul Lorin Kantner, hijos de la clase media que habían pasado por la fiebre del folk antes de descubrir los instrumentos eléctricos con, precisamente, el impacto de los Beatles.
El aislamiento geográfico y cultural de San Francisco permitió la fermentación de una escena musical propia, catalizada por la efervescencia rupturista de la cercana universidad de Berkeley y la accesibilidad de LSD puro, todavía legal. El deseo de evocar los extásicos efectos de la dietilamida de ácido lisérgico, mediante luces y sonido, impulsó la emergencia del rock psicodélico.
Jefferson Airplane, el grupo fundado con Kantner con el vocalista Marty Balin, sería el primer gran fenómeno del rock sanfranciscano: puso banda sonora al Verano del Amor con Somebody to love y el himno al ácido White rabbit, ambas editadas en 1967. De la relevancia del grupo da testimonio el hecho de que tocara en los tres festivales clave de la época: Monterey, Woodstock, Altamont.
Kantner y su pareja, Grace Slick, cantante de Jefferson Airplane, formaron parte de la aristocracia del hipismo californiano. Ambos asumieron la deriva política del movimiento, despachando canciones que invitaban a la revolución. En el caso de Kantner, había un ramalazo utópico, gracias a su pasión por la ciencia ficción. Disponían de un sello propio, Grunt Records; allí daban salida a experimentos y trabajos particulares.
En 1970, montó un estelar grupo paralelo, Jefferson Starship, para grabar Blows agains the empire, donde unos rebeldes huían de la tierra en una nave espacial. El concepto del enemigo como el Imperio y las fantasías de comenzar de nuevo en otras latitudes se filtraron al magma ideológico de la contracultura; se pueden rastrear sus ecos en la saga de Star wars.
Desdichadamente, en la vida diaria, Jefferson Airplane era un campo de batalla. El grupo se fragmentó y, a partir de 1974, Kantner trasladó sus energías a Jefferson Starship. Un proyecto que fue perdiendo voluntad de exploración y transformándose en una banda que hacía canciones pensadas para las radiofórmulas. Avergonzado de tantas concesiones, el propio Kantner se largó en 1984.
Sin embargo, se hizo con el control del nombre; sus colegas tuvieron que funcionar como Starship, a secas. En 1985, Kantner intentó recuperar el aliento original en compañía de dos de sus compañeros del Airplane, el cantante Marty Balin y el bajista Jack Casidy. Como la KBC Band, sacaron un disco , pero la aventura languideció cuando Kantner viajó a Nicaragua, para conocer la revolución sandinista.
Hacia 1988 se reunió Jefferson Airplane, aprovechando el creciente tirón de la nostalgia entre los baby boomers. Grabaron al año siguiente lo que sería su último disco de estudio, una incómoda combinación de canciones con mensaje (había adaptaciones de Bertolt Brecht y del poeta nicaragüense Otto René Castillo) y piezas oportunistas, como un tema hecho a medida por miembros del grupo Toto. Nadie se lo creyó y el Aeroplano hizo mutis por el foro.
En sus últimas décadas, Kantner pagó las facturas girando bajo el nombre de Jefferson Starship. Para satisfacción personal, editó discos como la Paul Kantner Windowpane Collective, donde exploraba sus raíces musicales y su visión del rock espacial. Firme creyente en los ideales de 1967, defendió en diversos foros el uso moderado del LSD y la legalización de la marihuana.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.