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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Boikot ska

Fermin Muguruza, un artista singular, lleva más de una década vetado en Madrid o Valencia por 'abertzale'. El 'reggae' jamaicano era sionista a su manera

Ricardo de Querol
Fermin Muguruza, en un concierto en Benicàssim en 2007.
Fermin Muguruza, en un concierto en Benicàssim en 2007.MARTI DOMENECH

Aunque él no se sienta español, Fermin Muguruza es uno de los artistas más singulares de este país. En una entrevista a fondo en ETB, el músico de Irún se lamentaba del veto institucional que, por sus simpatías abertzales, le impide desde hace más de una década actuar en Madrid o Valencia. “En la época más negra del aznarismo se desató esa furia censora, no solamente contra mí”, dijo en el programa de Iñaki López.

Criado en el punk mestizo de The Clash, Muguruza es una figura en el campo del ska, el dub y el reggae, en los ochenta al frente de Kortatu, luego con Negu Gorriak y después con nombre propio. Sus letras revolucionarias, su apoyo a Batasuna o a Egin y su presencia en las listas europeas de Euskal Herritarrok en 1999 marcaron su perfil. Pero hasta Patxi López admite que bailó Sarri Sarri.

Cercano a Arnaldo Otegi, en el nuevo siglo se desmarcó de ETA, condenó los atentados y pidió su cese (también que salgan los presos). En 2003, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) forzó la cancelación de su concierto, con Manu Chao, en Málaga. Siguieron otras ciudades en dominó. Él continuó en marcha con giras internacionales, documentales, cómics o teatro (estrena en Barcelona Guerra, junto a Albert Pla y Refree). Alguna vez se asoma a Radio 3 o La 2. 

Ahora que el artista judío de EE UU Matisyahu ha sido vetado y luego readmitido en el festival Rototom en Benicàssim, tras exigírsele una declaración al dictado sobre Israel, Muguruza, ay, estaba entre los que apoyaban el boicoteo. Debe saber mejor que nadie que el reggae rebosa de simbología judía, que los rastafaris se creen hijos de Salomón, que Bob Marley cantaba a Sión. También ellos soñaban con la tierra prometida, pero la veían en la Etiopía del déspota Haile Selassie.

No corten las alas a los artistas por pensar distinto. Se cometió la misma injusticia con uno y con otro. Aunque ellos no se vean en el mismo saco de los censurados.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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