Dorian, o la estrategia de las cuatro ciudades
El grupo catalán celebra sus diez años de carrera con un disco recopilatorio en el que versionan sus temas más conocidos
Antes de los arreglos electrónicos, de los miles de fieles coreando el estribillo, de que se convirtiera en eso que llaman un himno generacional, Cualquier otra parte, nació del desasosiego, de la soledad del cantante y compositor de Dorian, Marc Gili, de su guitarra y de su voz. La banda catalana nunca pensó que se convertiría en un éxito, en la discográfica no mostraron especial devoción por el tema. “Es complicado porque tiene un ritmo extraño”, decían. Esa canción, que acabó siendo uno de los grandes éxitos de pop expañol, aúna las señas de identidad de Dorian: la mezcla del pesimismo y esperanza en sus letras, un ritmo bailable y el impulso definitivo de internet.
Cuando ya han dejado claro quiénes son y qué es lo que venían a contar, Dorian celebra sus diez años de carrera con un disco recopilatorio (Diez años y un día) en el que dan la vuelta a sus temas más conocidos y que incluye dos inéditos (Arrecife y Ara). Es como si la música de Dorian volviera a su estado primigenio y se desnudara para que el público conozca la otra cara de la banda. “Con este trabajo hemos vuelto a descubrir las canciones, las hemos abierto en canal y las llevado a la esencia acústica”, afirma Marc.
Los Dorian de hace diez años sabían que se tenían que dar a conocer, así que se lanzaron a la carretera con un plan: debían que tocar en cada ciudad de España un mínimo de cuatro veces. Y en cada actuación, no importaba si la asistencia era masiva o ínfima, había que “darlo todo” sobre el escenario. “En ese momento me sentía un poco fuera de lugar”, recuerda Belly Hernandez, teclista, “siempre tuvimos claro que queríamos cantar en español y hacer mezcla de síntesis de guitarras y aquello no abundaba mucho”.
Internet fue su gran aliado. En una cafetería de Chueca en la que Marc no toma nada y Belly ha elegido un té a la canela de entre un surtido de 15 sabores, reconocen que el de los grupos indies, no ha sido un boom casual. “Empezamos con un modelo de industria que hoy está casi desaparecida. Los medios importantes no nos hacían mucho caso y eso ha significado tener que aprender a hacer muchísimas cosas extramusicales, ser autodidacta a la hora de gestionar nuestra carrera. Así que cuando llegó la crisis, a nosotros nos pilló pedaleando”. Cualquier otra parte fue una de las primeras canciones españolas en alcanzar los millones de reproducciones en Myspace.
Los Dorian de hoy siguen haciendo kilómetros, pero esta vez, acompañados de un terceto de cuerda. En la que definen como su “gira más importante” habrá al menos una decena de personas sobre el escenario. Proponen un recorrido que va desde lo clásico en la que mandan los arreglos de cuerda, hasta el estallido electrónico, pasando por el tránsito del pop. “Es un espectáculo ruinoso, pero queríamos que todo el trabajo del disco, luego se viera en la gira. Era nuestra ambición”, apuntan. Dos mundos que han encajado bien: “Mientras que nosotros nos comentamos los cambios que queremos hacer el día de antes por wathsapp, las músicas del terceto son más rigurosas y todo tiene que estar controlado, anotado en su partitura”, explica Marc.
La cantante mexicana Marion Sosa y la voz de Love of Lesbian, Santi Balmes, acompañan a Dorian en Diez años y un día. La primera es fruto de la amistad cada vez más fuerte que une a la banda indie con Latinoamérica y participa en El Temblor. El segundo es un viejo conocido de cuando solo se movían en la escena alternativa catalana. En el videoclip del tema se puede ver la grabación de Los amigos que perdí, que Marc resume así: “Santi tiene mucha personalidad entra en la habitación y la hace suya. Con la canción es lo mismo, se introduce en la canción y se hace con ella, es como si entrara tronando”.
Con este álbum, Dorian también ha querido saldar cuentas. Una de ellas con el catalán. Es la primera vez que la banda ha incluido un tema en ese idioma, que es su lengua materna. “Ara (ahora, en catalán) habla del divorcio clase política y ciudadanía. Los estribillos son una elegía sobre la amistad. Es una canción que surgió de forma muy natural, fue como ir tirando de un hilito”, apunta el grupo.
¿Sabor a despedida? Las respuestas de la banda indican que no: “Este disco es una manera de hacer balance. Un modo de decir: esto ha sido Dorian en su primera etapa”.
Babelia
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