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Jil Sander vuelve a Jil Sander

La diseñadora alemana regresa por tercera vez a su marca

Eugenia de la Torriente
Un diseño de otoño/invierno de 1998, cuando Sander todavía no había abandonado su compañía
Un diseño de otoño/invierno de 1998, cuando Sander todavía no había abandonado su compañíaASSOCIATED PRESS

Los acontecimientos en Jil Sander se han precipitado. La filtración a la prensa alemana de que la fundadora de la compañía volvía a la dirección creativa hizo que el jueves por la mañana se anunciara que Raf Simons dejaba el puesto que ocupaba desde 2005. La marca afirmó que se nombraría al nuevo responsable “en pocos días”. Tan pocos, como uno. Hoy viernes se ha confirmado lo que todo el mundo ya daba por hecho: a los 68 años, Sander regresa por tercera vez. "Estoy muy feliz de estar de vuelta. Es como volver a casa tras un breve viaje", afirma la diseñadora en Women's Wear Daily.

Al principio, parecía que el movimiento en Jil Sander estaba provocado por las ofertas que Raf Simons podría estar recibiendo de otras casas, en particular, de Yves Saint Laurent y Dior. Pero el tono del comunicado acerca de su abandono de Jil Sander ya indujo a sospechar que la realidad era un poco más compleja. “Le agradecemos a Raf Simons todos sus años de dedicación a esta firma”, decía. No es la retórica que las compañías suelen utilizar cuando uno se va a la competencia. El último desfile de Simons para Sander, que se verá el sábado en Milán, promete ser un momento muy emotivo.

Jil Sander creó su firma en 1968 y la dejó en 2000, a los seis meses de vender el 75% al grupo Prada. Volvió tres años después, pero sus discrepancias con Patrizio Bertelli, presidente del grupo, seguían siendo insalvables. Dado que Prada vendió su parte en 2006 a un fondo de inversión británico, este tercer retorno promete encontrar menos obstáculos.

¿Por qué quiere la compañía prescindir de Simons? El belga nunca había diseñado para mujer cuando fue contratado, pero tanto sus colecciones femeninas como las masculinas gozan del beneplácito de la crítica. Y de una notable repercusión mediática. Por ejemplo, los trajes de Jil Sander que realizó para Tilda Swinton en la película Yo soy el amor tuvieron mucho que ver con la nominación al Oscar al mejor vestuario que recibió Antonella Cannarozzi. El problema está, al parecer, en la viabilidad comercial. La ropa es demasiado cara, no se vende suficiente y los números no salen. Para tratar de paliar la situación, la compañía lanzó en 2010 una línea más accesible llamada Jil Sander Navy. Se espera que Sander, que acabó en 2011 sus tres años de colaboración con el gigante textil Uniqlo, tenga más en cuenta esta realidad que Simons. Ahora bien, la colección +J que realizó para esta cadena tampoco fue precisamente un éxito de ventas, según Women’s Wear Daily.

En Dior nadie se ha pronunciado nunca sobre la posibilidad de que Simons ocupara la plaza que el despido de John Galliano dejó vacante en marzo. Pero dos meses después de que se publicara que podrían estar en conversaciones, nadie parece apostar porque la negociación haya llegado a buen puerto. Dado que las ventas de Dior aumentaron un 22% en 2011, ya hay quien sugiere que la firma podría dar continuidad a la fórmula del diseño en equipo liderado por Bill Gaytten. ¿Y Raf Simons? Sigue teniendo su propia firma, aunque solo produce ropa para hombre. ¿Dejará entonces de diseñar para mujer? Porque eso sería una gran pérdida. ¿Creará una línea femenina con su nombre? ¿O fichará para otra casa?

La confirmación del retorno de Jil Sander a Jil Sander no solo no aclara incógnitas previas, sino que deja nuevos interrogantes sobre la mesa. Eso sí, la perspectiva de la tercera era de Sander en Sander resulta excitante por sí misma.

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