Una mujer en la Tate Britain
Penélope Curtis se convertía ayer en la mujer más poderosa del panorama museístico británico al asumir el cargo de directora de la Tate Britain, la principal institución de arte nacional. El nombramiento de esta licenciada en arte moderno de 48 años, autora de varios libros y especializada en escultura británica del siglo XX finiquita los once años de gestión de Stephen Deuchar y confirma la impronta renovadora en la que está inmerso el compendio de museos que abarca el grupo Tate.
Hace sólo un mes que el valenciano Vicente Todolí anunciaba su abandono, el próximo otoño, de la dirección de la exitosa Tate Modern, desentendiéndose del ambicioso proyecto de ampliación de su sede. Ahora Penélope Curtis afronta el difícil reto de contrarrestar el éxodo de público desde la Tate Britain hacia esa galería hermana ubicada en la orilla sur del río Támesis, capaz de captar una media anual de 3 millones de visitantes. Desde su designación oficial en noviembre ella se ha resistido, sin embargo, a desvelar cuáles serán las grandes líneas de su gestión "hasta que desembarque en mi despacho", como hizo finalmente ayer.
En realidad, se trata de un regreso a la institución porque, antes de volcarse a lo largo de la última década en el programa de exposiciones del Instituto Henry Moore de Leeds, Curtis fue la responsable de la programación que puso en pie la Tate Liverpool en 1988., recabando un prestigio que acabó apuntalando su nombre.
